ESPECTACULOS
‘SANTA EVITA’

El cuerpo de la historia en primer plano

La actriz Natalia Oreiro, las guionistas Marcela Guerty y Pamela Rementería y el director Alejandro Maci cuentan sus sensaciones construyendo la serie basada en el famoso best-seller de época de Tomás Eloy Martínez.

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Trabajo. La actriz uruguaya realizó un profundo trabajo de caracterización y estudio del ícono argentino a lo largo de todas sus épocas. | gza. star+

Mucha melancolía” “dice Natalia Oreiro, y habla de la primera vez que se vio caracterizada como Eva Perón para la serie Santa Evita, disponible en Star +. Y agrega sobre ese instante: “Recuerdo ese proceso con mucha melancolía: fue un proceso largo de construcción, de trabajo, no solo de investigación. Si puedo reconocer algo bueno de la pandemia, es que ese tiempo me permitió hacer todo un trabajo vocal, con una coach, y físico, un proceso de adelgazamiento, y más allá de lo externo, donde me veía rubia y pálida y flaca, eso es la cáscara. Recuerdo un momento, yo ensayaba mucho por Zoom, y un día dije me voy a peinar, me voy a poner la ropa y voy a tratar de arrancar, con una de mis coachs. Me miré en el espejo del lugar donde yo ensayo en casa, y me dió mucha melancolía, como decir ‘tan joven se fue, con todo lo que hizo, con todo lo que quería hacer’. Eso me pasó: esa tristeza extrema de pensar en ella siendo consciente que se moría, y que quizás lo que había hecho se perdía, y que lo dejaba a él solo. Eso sí lo sentí fuerte, pesado”. 

La serie ha sido durante años la ballena blanca de la ficción argentina. Fue un proyecto que buscó llegar al cine más de una vez, y que hoy, en siete episodios, finalmente llega a todo el mundo. La serie cuenta con nombres de primera línea que protagonizan diferentes líneas temporales: Ernesto Alterio, Francesc Orella, Darío Grandinetti como Perón, Diego Cremonesi, Iván Moscher, Gabriela Ferraro y más integrantes de un enorme proyecto que llego a escenas con 1500 extras y decenas de locaciones en varias ciudades. El director Alejandro Maci habla del primer desafío de la superproducción: “Poder acotar en el pensamiento tantos elementos inconmensurables: una novela enorme, un personaje histórico enorme. El correlato histórico. La connotación. ¿Cómo sentarme frente al proyecto sabiendo que uno tiene que delimitar un personaje y un proceso narrativo que son de una caja de resonancia que no termina nunca? Fue un gran desafío, y llevó a muchas conversaciones entre uno de los productores y directores, Rodrigo García, y yo sobre los modos, sobre cuáles eran los más adecuados para que el proyecto fuera riguroso y mantuviera el hechizo que la lectura de la novela había provocado en nosotros”. ¿Cómo entonces desactivar todas las ideas sobre Eva Perón? Maci: 

“Desemblecitándola. Como camino de procedimiento se puede recorrer. Era corrernos de una figura que quede cristalizada en un ícono. No fuimos por ahí, todo lo que trabajamos con Marcela Guerty y Pamela Rementería, las guionistas, y con el equipo, con los actores, con Natalia, fue a contrapelo de esa posibilidad”.

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—¿Natalia, hay algo que crees que entendiste de Eva Perón por el hecho de interpretarla?

NATALIA OREIRO: Hay una frase de Galeano que a mi me sigue resonando mucho… en realidad es una viñeta de él que termina diciendo “el miedo de los hombres a la mujer sin miedo”. Eso resume bastante lo que pasaba con ella. Los hombres le tenían miedo y tanto miedo le tenían, que se lo tenían muerta. Le tenían miedo a su energía muerta. Y, sin embargo, lo que al menos Eloy Martínez, con su novela y su investigación, hizo implica cosas que él inventó, o recreó con licencia. Él dice “La gente cree que lo que yo cree es cierto”. Hay una película muy icónica donde Eloy Martínez se cruzó con el director y le dijo “Eso yo lo inventé, no fue así”, y el director lo había copiado que era cierto. O que lo cierto, lo había inventado. A 70 años de su partida, el mito de Eva Perón sigue muy presente. 

—¿Qué genera en términos de compartir el oficio devuelta, y en ese término, a esa escala?

O: Uno agradece en primera instancia tener trabajo cuando muchos tenían que parar. Mucho respeto por la situación, los protocolos eran muy fuertes, nos testeaban día de por medio (a todos, eh, no solo a los actores…1500 extras). Solo es posible en una serie de esta envergadura. Es una serie que paradójicamente quiere hacerse hace muchísimos años y nadie llegaba a hacerlo, a producirla por su costo. Cuando vino la pandemia, el miedo de no poder hacerla apareció otra vez. Evidentemente se pudo, pero de mi parte mucha responsabilidad por lo que pasaba, pero yo ya tenía mi carga por el personaje. Yo ahora necesito soltar, porque el trabajo se completa con la mirada del público, con la audiencia. 

—Natalia ¿cómo hablas con tus personajes, siente mucho, tu trabajo, en el proceso, como los construís?

O: Yo tuve tres personajes que existieron y que murieron trágicamente. El primero fue Infancia clandestina, donde hacía de la madre del director, una mujer montonera desaparecida. El segundo fue Gilda. Y el tercero es Eva. En los tres casos son personajes muy distintos, muy distintos. Los tres tienen un hilo común, que más allá de su muerte trágica, dejaron una huella profunda en las personas que estaban cerca. A los tres les pedí permiso, y ese permiso se los pedía todo el tiempo y todos los días. No solo uno pide permiso a esa persona y esa energía, sino a todo lo que eso significa. Son personajes que mueven mucha energía, que son muy recordados, muy respetados. Para mi siempre ha sido un honor que me elijan, en este caso por casting, pero hay una enorme responsabilidad de mi parte a lo que la historia y quien dirige necesita, pide, pero principalmente a las mujeres que estoy interpretando. Porque yo soy mujer, y entender lo que sufrió cada una en ese proceso, de machismo incluso (porque es claro que lo sucede con el cuerpo de Eva es, claro, un poco, o mucho, de ese machismo que sucede con las mujeres que tienen algo para decir). Entonces, ese respeto y ese permiso ha estado en esos personajes, en esos momentos; tres momentos muy distintos de mi vida, y tres personajes completamente diferentes.

ALEJANDRO MACI: Es algo espeluznante lo que pasó con su cuerpo. Por supuesto nos metimos en todo ese universo del anatomista, que es un gran personaje de la serie, un gran personaje de la época. Un español que vino al país que había rechazado embalsar a  Lenin, y que viene acá cobrando una fortuna a hacerse cargo de esa iconización, digamos, de Eva. Es un aspecto gótico del relato. 

—¿Qué sentís que te gusta contar en este momento de tu vida, Natalia?

O: A mi me gusta el compromiso. Me gusta comprometerme en la vida en general, sentir que uno no pasa por los lugares, sino que vive los lugares. Y me gusta elegir mujeres, o que me elijan; porque a veces no sé si esos personajes te eligen a vos. Después cuando estoy en el baile pienso “¡en dónde me metí?” pero me gusta. También debo reconocer que hay muchos personajes que no son personajes conocidos, que no son parte de la historia, que son personajes súper interesante, que son anónimas y que me encantaría interpretar. También me gustaría hacer algo con humor, y eso es importante en mi vida. Mis últimos trabajos son dramáticos y encontrarme con la comedia en este momento de mi vida me haría bien.

 

Escribir lo atroz

—Son las guionistas de la series ¿sienten que echaron luz sobre algo que quizás la novela no explotaba del todo?

PAMELA REMENTERIA: Sí, la manipulación de una mujer, por parte de todos los hombres. Que sí bien está esbozado, está escrito, pero no está con ese foco. Y que es totalmente contemporáneo.

MARCELA GUERTY: Todos se atribuyen la posesión de ella. De cada pequeña cosa. Y también algunos aspectos de Eva que no estaban contados en la novela. Algunas partes de su historia que para mi son reveladoras de lo que ella hizo y hacía, son detalles que pudimos contarlos a nuestra manera.

—Hay momentos donde se siente un vínculo con otra cine, de otra era, de los años 70 ¿eso es intencional?

R: Yo nací en los 70, somos de esa época, sabemos de lo que estamos hablando. No nos es ajeno para nada. Es parte de nuestra identidad y es con lo que crecimos. Toda mi primaria la pasé bajo un régimen militar. Sabemos de lo que hablamos. Tiene un color particular porque todos los tiempos del periodista en la novela, están condensados en ese período, ese año y ese momento. Tiene la tintura de todos esos años concentrados en un año particular y concreto. 

G: Creo que la mirada estética acerca quizás al cine de ese momento. Pero desde la escritura no lo pensamos así. 

—¿Qué apreció durante la escritura que no sospechaban que podía estar ahí?

R: Hay mucho de ficción por parte nuestra, para rellenar los huecos de la historia, y armar un thriller con todas las líneas temporales. Nos fuimos sorprendiendo y nos fue llevando el material. Cuando uno empieza a escribir, aunque ya habíamos escrito a Eva una vez, tens que atravesar la puerta de bronce e ir a la puerta del baño. Siempre es revelador. Pero siempre lo hacemos con respeto.