Nadie quería ver, uno creería, un barrio privado generado a partir de un nuevo orden mundial originado por una pandemia. Tampoco quizás a una mujer encerrada y aprendió una nueva forma de vivir. Quizás si estarían interesados en un niño llamado Gus, que es parte de la primera generación de nacidos durante la pandemia que cambió todo: los híbridos. Gus tiene cuernas de ciervo. Más importante, Gus vive desde niño encerrado con su padre. Ignora el nuevo orden mundial, pero todo eso está por cambiar. Así comienza Sweet Tooth, la hoy serie de los showrunners y productores Jim Mickle y Beth Schwartz, basada en el cómic de Jeff Lemire. Lemire finalmente llega como corresponde a la edad dorada de las series, pero su mundo hace rato es fundamental en el cómic. ¿Cambia en algo esta llegada a las series de su obra su creación?
Jeff Lemire le responde en exclusiva a PERFIL: “No creo. Puedo decirte que estoy en un lugar absolutamente cómodo con mi manera de crear. Lo que sí, y eso es nuevo: es muy sorprendente ver que eso toma vida. Ver tus historias en pantalla es algo que genera una experiencia nueva. Algunos pueden estar acostumbrados, pero no es mi caso. Ver a Gus, ver el set, estar en la cabaña”. Y agrega al describir su experiencia en el nuevo éxito de Netflix: “Te hace sentir que sos, y lo sos, una parte pequeña de un relato que estaba desesperado por salir de vos, por crecer, por ser algo más que tuyo. Por recorrer el mundo, los mundos, las casas, y hacerlo de muchas más formas que las que imaginaste. Sé que el término poder de la ficción es trillado, pero no creas que no sentís algo de ese orden: del absurdo, de lo gigante, y de lo que cual, por suerte, te sentís un punto de partida y no tanto un dueño. ¿He creado un cuento que puede vivir más que yo? No tengo idea. Ojalá así sea”.
—¿Cuál fue la primera imagen que ayudó a entender cómo contar un relato que muestra a un niño recorriendo una pandemia que arrasó al mundo conocido?
Jim Mickle: La primera imagen del niño. El niño con antenas, con cuernas. Y sus orejas de ciervo. Con sus cuernas de ciervo. Su rostro infantil. Inocente. Era un tapa de historieta muy poderosa. Fue muy difícil no enamorarse de esa imagen y entender que estaba contando de inmediato. Pero, por supuesto, ahí dentro había muchísimo más. Había un universo que no sabíamos todo lo que nos iba a decir. De inmediato, al pensar en la pantalla, empezamos a ver que había referencias e inquietudes comunes entre nosotros y Jeff Lemire. Eso abría el juego todavía más: teníamos miedo de no coincidir en esas ideas visuales y referencias. Pero todo el mundo de Jeff, gracias a Jeff, se abrió rápidamente y generó un gran estallido de ideas. Así pudimos generar eso que se ve en pantalla, que es un trabajo bastante excepcional.
Beth Schwartz: Como productores, Jim y yo, estabamos muy esperanzados que a la gente le gustara. Fue un trabajo muy arduo. Ya en postproducción nos dimos cuenta que se veía de una determinada manera. Que la base de la historieta, de ese mundo, de ese fin del mundo, iba a generar algo poderoso. Pero al tenerlo frente a nuestros ojos: esos hospitales, esos seres mitad humano mitad animales, esas escenas de batalla en el bosque...realmente sentimos que se había creado algo que se salía de la norma, de lo común. Y eso es posible no solo por Jeff, sino porque hay un equipo gigante detrás de la serie, que ha creído en el relato desde el día uno. ¿Sabés cuánto miedo te genera que tu serie hable de una pandemia y que quizás eso implique un rechazo de por sí de posibles espectadores? Teníamos miedo. Pero la gente nos demostró cuánta fuerza tiene esta historia de una pandemia y lo hizo en plena pandemia. Por un lado te aterra, por el otro te da mucha fe en la humanidad y en las ganas de relatos.
—¿Qué es lo que más te impresiona de ver esta historia que inventaste en el cómic ahora, en plena cuarentena?
Lemire: Es tan impresionante como ha cambiado el mundo desde que hice el cómic hasta este entonces. No tiene sentido. De verdad. Por eso, quizás es siempre muy importante entender el corazón de tu historia. Aun así, el corazón siempre fue Gus, el niño ciervo. Cuando cree a Gus era la representación de la inocencia, de la infancia, de alguien que sale al mundo y descubre que tipo de lugar puede ser. Claro, en su caso, es más peligroso que para el resto. Pero como este mundo es peligroso para todos, Gus seguía siendo valioso por su punto de vista. Ver el mundo desde Gus implica entender esa oscuridad, esa aspereza. ¿Qué hace hoy un niño de 12 años? Es un mundo aterrador para un niño de 12 años. Es un mundo aterrador para un padre que debe dejar salir a un niño de 12 años. Hoy es un momento súper importante para entrar en contacto con Gus y su forma de vivir todo lo que el mundo le lanza.
—Jim ¿qué fue crucial pero al mismo tiempo pequeño para darle credibilidad a ese mundo?
Mickle: Fue muy importante, aunque cause gracia, trabajar las orejas. Que no fueran orejas digitales. Que fuera de verdad, que fuera algo palpable. Para mí, por mi educación emocional, era pensar a Gus como un cachorro. Tenía que lograr esa simpleza visual. Tenía que lograr esa identificación inmediata que genera una caricatura. Precisamente, porque la primera imagen tenía que decir todo.
—¿Qué sentís ahora que el show es un éxito, Jeff?
Lemire: El show ha logrado capturar contar una pequeña historia con un fondo enorme, faráonico casi. Pero básicamente eso es lo que me gusta contar a mí: sean superhéroes o habitantes de un pueblo, la idea es contar relatos pequeños contra un enorme fin del mundo. O la sensación inminente de que todo acaba. Sea una economía rural o sea una aventura bajo el agua. Pero bueno: ¿qué historia no trata sobre un fin del mundo? Lo importante es lograr que eso se sienta real. Pero hoy no cuesta sentir eso ¿no?
La primera viñeta
El showrunner Jim Mickle recuerda como aquella primera viñeta, del niño con cuernas, generó todo un universo: “Entonces, el eco de la primera imagen genera una galaxia de sensaciones. Y por más ideas que sumemos, entendiamos que todo volvía a Gus. El actor que hizo de Gus, Christian Convery, por supuesto, es quien logró que todos nos sintamos perfectamente en sincro. Él fue quien nos convenció, quien convirtió a Gus en mucho más que un concepto con corazón. Fue increíble lo que hizo y como lo hizo. Y siempre nos conmovía. No podemos estar más agradecidos por su presencia y por su entrega”. Se suma la productora Beth Schwartz: Ya habíamos diseñado toda la serie antes que la pandemia empiece. “Muchas imágenes que parecen hablar de lo que nos sucedió, de diferentes situaciones violentas, básicamente estaban en nuestro proceso original. Incluso aunque hubo que filmar después de la pandemia. Eso ayudó a que los actores, nosotros, supieramos como ver estas cosas. Porque ahora nosotros estabamos en una pandemia. Ahora, sabíamos como se sentían, al menos en unos de sus rincones, nuestros personajes. No todos pueden ir al set con esa idea. Y cuando digo todos, no hablo solamente de los actores”.