Puede afirmarse que, en el fondo, era previsible. El capítulo 3 de la última temporada de Game of Thrones había alcanzado en su día de estreno una audiencia de 12 millones de personas en Estados Unidos que estaban ansiosas por ver (o distinguir en medio de la oscuridad, en verdad) qué ocurría en medio de la épica batalla de Winterfell.
Así las cosas, una semana más tarde, cuando no había prometida ninguna batalla, la audiencia se redujo a 11,8 millones de personas en Estados Unidos, 200 mil menos que el domingo anterior.
De todas formas, el episodio The Last of the Starks (que no corresponde traducir para no caer en ningún spoiler, ya que en inglés el sustantivo aplica a ambos géneros) igualó a la cantidad de personas que, entre la emisión por cable y por streaming (tanto de HBO GO como de HBO Now, que conviven en el país de origen), vieron el debut de esta temporada, Winterfell.
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Hasta el momento, el rating más bajo de la temporada lo tuvo el episodio 2, A Knight of the Seven Kingdoms, con 10,29 millones de personas. La paradoja es que ese capítulo, que muestra la espera por la batalla que se mostraría una semana más tarde, probablemente sea el mejor de los que se emitieron este año.
Un par de cuestiones aclaratorias: la baja de audiencia, si bien parece alta porque se trata de 200 mil personas, no lo es tanto, ya que todas las temporadas tienen sus alzas y sus bajas, y esta última muestra cifras bastante homogéneas que, se presume, irán en alza con los dos episodios finales (que se verán el 12 y el 19 de mayo). Lo otro, es que la cifra de personas que lo vieron en el debut luego van creciendo a medida que pasa el tiempo y continúa disponible: Winterfell, según fuentes de HBO, ya fue vista en Estados Unidos por más de 38 millones de personas. Un éxito memorable.
CP
