En agosto pasado estaba cuarta y en caída libre. La gerencia de entonces dijo basta y la estrategia fue clara: como fiel reflejo de lo que pasa en la política nacional, Radio 10 se decidió a pararse sobre la grieta con el fin de recuperar audiencias, y mal no le fue. Lo primero fue echar a Germán Paoloski y traer a Roberto Navarro. Lo segundo, incorporar a Gustavo Sylvestre, que pasó de ser el sostén de Del Plata a motor de la AM del grupo Indalo. Sin embargo, lo que era tracción hoy se está frenando. La Red le pisa los talones en el rating general y el conflicto interno parece minar lo conseguido. Los históricos de la emisora se encargan de expresar su oposición a la línea editorial de la mañana, algo que termina debilitando la uniformidad de mensaje y podría marear al oyente.
“Estamos esperando una caída. El arrastre de la grieta existe, pero creo que tendremos que agacharnos para tomar impulso… Acá se traían programas en lugar de formular una radio. La Red tiene identidad y ésta no. Vamos a crecer sostenidamente y poco, con el tiempo”, admiten en los pasillos del medio perteneciente a Cristóbal López, y reconocen que, salvo que pase algo raro, la programación no se va a tocar hasta fin de año.
“Algo raro” podría ser un nuevo enfrentamiento entre sus conductores. Un par de semanas atrás, Baby Etchecopar y Roberto Navarro terminaron a los golpes, motivo por el cual fueron suspendidos y advertidos de que no habrá segundas oportunidades. Las aguas ahora parecen calmas, pero cuando al Angel del Mediodía se lo consulta por su antecesor en la grilla, es terminante: “Yo soy yo y la historia con él me importa un pito. No tengo una dicotomía ni una lucha. De mi parte, lo que pasó me dio mucha vergüenza. Soy un hombre grande y andar a los manotazos por los pasillos no es lo mío. Nunca ejercí la violencia con un compañero y les dije a los directivos de la radio que no tenía problema de sentarme con él y darle un beso. No tengo problema porque, en el libro de mi historia, Navarro no figura en ningún lado”. Igualmente, los conflictos con el periodista preferido de la ex presidenta no son nuevos. Desde antes de su llegada, Etchecopar se pronunció en duros términos, aunque hoy aclara que era pura provocación. “Lo que dije cuando entraba era una joda que él no entendió jamás. La idea era ‘te voy chicaneando para que saltes’, pero este muchacho se toma todo muy en serio y la solemnidad no tiene que ver con el prestigio”, explica.
“No me parece mal la línea editorial, ni que se expresen distintas miradas. Es la sociedad que se refleja. Lo importante es que se puede trabajar con libertad. Yo no fijo una línea, pero tengo la mía y nadie me dice qué decir ni me cuestiona. La gente está sufriendo mucho y necesita una compañía. Me ocupo de eso”, dice Gustavo Sylvestre, el líder de audiencia de Radio 10 y único que parece salir intacto en cuanto a encendido, quizás porque siempre se mantuvo al margen del conflicto, aun cuando Navarro lo maltrató en público: “Jamás tuve un problema con él, ni con ninguno de mis compañeros. Tampoco con Baby Etchecopar, con quien me encuentro a tomar un café. Mi lógica es tirar para adelante del mismo carro, pensar en la camiseta del medio en el que trabajo. Creo en los equipos”, asegura, y amplía: “Yo me preocupo por seguir los lineamientos artísticos que se plantean. Sobre todo desde que al frente está Carlos Infante, alguien a quien conozco desde hace mucho. Es uno de los que más saben en el medio. Me convocó en Del Plata cuando la había comprado Marcelo Tinelli, después se fue cuando la compró Electroingeniería. En ese sentido, siempre he sido orgánico. La línea artística la respeto, con los contenidos tenemos amplia libertad”.
Rolando Hanglin lleva más de diez años en la radio. Llegó de la mano de Daniel Hadad y vivió cada etapa de cambios fuertes. Pero mientras otros migraban, se quedó a pelearla. “Esta es una programación sorpresiva y creativa. Nunca vi una cosa así en cuarenta años (ríe). La mañana es marcadamente de izquierda K, después viene Baby, que es marcadamente anti K, y luego yo, que soy moderadamente anti K. Soy menos belicoso, no me gusta agredir con la palabra ni con hechos. Trato de entretener e informar discretamente”, comenta. Cree que el conflicto alimenta el morbo de ver qué se dicen unos y otros. “Ese clima trae ruido, alguno se irá estancando y otro no. Creo que le ha dado vida a la radio”, argumenta, y siente que “la característica que están buscando es la variedad y la convivencia, aunque sea accidentada. Yo me siento muy respetado y apreciado por todos. Cada uno tiene su tendencia política. Hace mucho que estoy en esto, así que no es necesario explicarlo: soy un tipo de centroderecha, vicepresidente del Instituto de Estudios Históricos Julio A. Roca… Se sabe para dónde pateo. Soy muy amigo de Baby, básicamente. Somos muy parecidos”.
“La línea editorial la fija la radio. En este caso es mixta o una mezcolanza, como quieran llamarlo. Por ahora resulta”, define Hanglin. Comercialmente, esta forma de programar no trajo problemas, salvo en casos puntuales. Algún banco privado retiró los avisos, pero el Estado sigue aportando, pese a las críticas que recibe el gobierno de Cambiemos. “No piden una cosa por otra. Ponen una pauta menor, pero la atan al rating y cumplen. Sobre todo Ciudad y la Provincia”, aseguran quienes tienen acceso a los números de Indalo Media.
Para Gustavo Sylvestre, lo que está faltando es “publicidad sobre quiénes estamos en la radio. Creo que tenían previsto algo para este año, pero todavía nada. Eso puede ayudar a no ceder terreno”. En ese sentido, Radio 10 intentaría explotar sus diferencias internas y jugaría con la idea de ser la única con “amplitud de ideas”. Por lo pronto, se la nota sin un perfil homogéneo. Desde la música hasta el informativo, la grieta está muy acentuada. “Es difícil tomar la ancha avenida del medio, porque unos y otros nos van a llamar ‘traidores’ y no nos va a escuchar nadie”, reconocen puertas adentro.
Palabra de Etchecopar
Baby Etchecopar lleva 18 años en Radio 10, con la que sólo tiene un arreglo de palabra. Ahí llegó a medir 46 puntos de share, hasta que Mitre pegó en el momento justo. “Aprovechó nuestra experiencia en la época de Hadad. Nosotros nos politizamos a la inversa y nos pegamos al caballo perdedor”, asegura sin tapujos. Pese a su marcado perfil antikirchnerista, jura que jamás le dijeron nada respecto de su ideología, aunque gente cercana a la administración de la radio comenta que se le pidió que no se exceda con algunos de los términos que utiliza. “Si pasó algo bueno lo cuento, si es malo también. Hay prejuicio de que como la radio cambió de dueño, la nueva administración nos tiene como panfleteros de los Kirchner. Y no es así”.
—En algún momento se te escuchó hablar mal de la radio…
—No es cierto. Digo lo malo que pasa acá como puedo decir lo malo que pasa en América. Hay gente que pretende que como trabajo acá termine diciendo que Cristóbal es un gran tipo.
—¿Lo es?
—Sí. De Sousa y Cristóbal López se han portado como dos caballeros en momentos terribles de mi vida. Son admirables. No son políticos, son empresarios, y la gente tiene que entender que éste no es un medio político sino uno de dos empresarios.
—¿Cómo es tu convivencia con el resto?
—Con Zlotogwiazda tengo una buena relación, Sylvestre es un caballero de los medios y me parece bárbaro que tenga una postura diferente. Todos tenemos una metamorfosis. Esa elasticidad de pensamiento hace que hagamos esta radio. No sé si le gusta al oyente, pero están todas las voces. Si yo estuviera en la misma línea que el Gato o Zloto, me dirían que la radio es kirchnerista. Si estoy enfrente dicen que les pego a los dueños… A un medio libre cuesta entenderlo. Es más fácil entender a uno verticalista como Mitre, que de la mañana a la noche le pega al ex gobierno. Vos ponés Radio 10 al mediodía y me escuchás decir lo contrario a lo que dijeron a la mañana. Si hubiera habido dos momias blancas, no habría existido Titanes en el ring.