Griselda Siciliani protagoniza Pura sangre. El amor es un monstruo, con textos de Jorgelina Aruzzi, quien codirige junto a Carlos Casella. Los tres amigos y colegas desembarcan en Avenida Corrientes (Multitabaris Comafi), con el respaldo de otras creaciones que ya habían reunido, por una parte, a Siciliani y Casella, como los shows Estás que te pelas y Sputza!, entre otros proyectos, incluidos algunos, con el grupo El descueve. La dupla potencia su ductilidad para cantar y hacer provocativas coreografías, en las que el erotismo siempre está presente, bajo una estética atrevida y glamorosa. Por su parte, Siciliani y Aruzzi son amigas y también han compartido trabajos, como cuando hicieron la exitosa Educando a Nina en 2016 en Telefé.
Ahora, se presentan como la cabeza de una propuesta en cuyo escenario estarán también talentosos artistas del circuito independiente, como Rakhal Herrero y Eddy García, y también Juan Cruz Martínez Mosquera, Hervé Segata y Nicolás Tadioli, con importante trayectoria en teatro, musicales y televisión.
—¿Qué representa esta obra para vos en este momento de tu vida?
GRISELDA SICILIANI: Es una obra que está totalmente conectada con mi deseo. Con el deseo de lo que yo quería hacer. Surge de mí, y de mis colegas, Jorgelina y Carlitos Casella. Yo he hecho muchos de estos proyectos pero este era muy particular. Porque nos juntamos los tres y nos pusimos a ver de que queríamos hablar. ¿Qué nos unía? ¿Qué nos encontraba? Todo el proceso de creación fue muy personal, una creación colectiva donde todos queríamos ser fieles a comulgar con lo que estaba siendo escrito con jorgelina y para sobre todo tener una obra con un lenguaje propio en el circuito comercial. Un lenguaje que venimos usando con Carlitos Casella desde hace mucho tiempo. Queríamos sentir que puede funcionar en el gran público incluso en la situación de pandemia que estamos viviendo. Hay que trabajar mucho, hay que ser fiel a una cosa y no transar. En principio, la satisfacción y la felicidad que da haber hecho lo que queríamos hacer.
CARLOS CASELLA: Mirá, en principio contarte que es un proyecto muy de… Por más que estamos en el circuito comercial, es un proyecto muy autogestionado, muy gestado desde el deseo… En lo personal, como se hizo todos mis proyectos, desde una motivación artística o una motivación de trabajar “con”, nuevamente con tal persona, o armar equipo. Y desde el principio bueno, teníamos la fantasía de volver a hacer un espectáculo con Gri, que sea teatral, que también tenga como una pata musical, una pata de lenguaje físico. Y empezamos a jugar con qué tipo de contenido y ahí apareció Jorgelina que, bueno, es alguien que yo conozco a través de Gri, Griselda nos junta. Y empezamos a trabajar sobre diferentes... Ella escribe, ¿viste? Ella está como en la pata de escritura, es una creación entre los tres, pero ella, digamos como que escribe los textos en base a lo que… Más que nada al deseo de Gri, desde dónde quiere estar en el escenario en este momento de su vida. Y bueno, al final llegamos a una situación donde hablamos del amor, hablamos del amor y, en realidad, ensanchamos un poco el canal de qué hablamos del amor. Y en realidad hablamos de, como de una carrera en el amor, como una carrera hacia dónde uno va cuando en realidad busca a una persona, a dónde va cuando la encuentra, a dónde llega, qué sistema te va empujando hacia esa idea del amor y de qué manera vas llegando.
—¿Cómo se trabajó desde la escritura la idea del amor?
JORGELINA ARUZZI: Mirá, trabajamos el amor como atravesado por nuestro sistema… Por nuestro sistema. El amor como un sistema de doma, que te doma según las reglas de cómo se vive en sociedad. Y entonces uno está condicionado a amar de determinada manera, sobre todo… Bueno sí, gente de nuestra generación que por ahí en lugar del amor valora más un proyecto, un proyecto de familia. Por qué amamos, a quién amamos, y bueno, eso, decodificamos un poco por qué sufrimos por amor. El personaje que interpreta Griselda es una mujer que sufre por amor… Y también, bueno, qué tanto nos conocemos y nos queremos a nosotros mismos antes de querer a una persona. Todo esto con humor y sí, atravesado por el humor, pero sí, se trata un poco de eso.
S: Pura Sangre habla del amor, de la conexión, de cómo pensamos el amor por lo menos nosotros tres (porque fue algo grupal) y de Jorgelina, porque la escritura es de ella. A nosotros nos gusta contar los personajes en su momento de mayor estrago, por supuesto contando desde el humor (es lo que más conocemos con Jorgelina y lo que más nos gusta hacer). Yo quería agarrar al personaje estragado en el mandato total, estragado por los mandatos sociales familiares, los mandatos del sistema en el que vivimos. Primero nos pusimos de acuerdo en eso: tomar ese recorte, esta mujer en el peor momento cuando intentó adaptarse a todo lo que le piden, le pidieron. Queríamos contar en ese extremo, desde la comedia, lo que hacen los mandatos en una persona, lo que hace no encontrarse en uno mismo, no poder hacer uso de la singularidad. Eso me interesaba del personaje. De ahí, nos fuimos metiendo en esta pequeña historia de Pura sangre, donde a veces nos costaba ensayar de lo que nos reíamos.
—¿Cómo se planteó el trabajo desde lo físico, desde lo corporal?
C: Sí, estamos trabajando de esa manera. En realidad la idea desde el principio era… Bueno vamos a tener como una capa que es como como una capa que el texto, Griselda está prácticamente todo el tiempo en escena, el espectáculo dura una hora, una hora y cinco, y ella está todo el tiempo en escena, y al mismo tiempo, la idea era que hubiera una capa en paralelo que fuera una capa, como si fuera la versión física. Entonces todo el tiempo ella está haciendo… Digamos, estamos en situación física desde los textos… Ella no está sola en escena esta con 5 actores barra bailarines, digamos un grupo de 5 actores barra bailarines, lo digo así porque es como un grupo mixto, algunos son más bailarines otros son más actores, pero son como un grupo que tienen una diversidad que permite poder interactuar desde lo teatral y poder todo el tiempo sostener como una plantilla o una capa física en donde trabajamos mucho con lenguajes que tienen que ver con el contacto. Bueno, ahora justo el contacto nos viene recontra en contra, con todo lo que está pasando ahora con esta nueva cepa, pero bueno, trabajamos mucho en contacto y es bastante... No te diría extremo, pero sí bastante… Como fuera de la forma coreográfica: hay una situación más bien para contar física, desde lo coreográfico, que formal, que coreografía. Entonces desde ese lugar es como si fuera una puesta un poco más salvaje desde el movimiento.
El recuerdo del abuelo
J.M.D.
Entre muchos milagros, Siciliani es una comediante que puede oscilar entre el prime time y la comedia más oscura, como es el caso de Pura Sangre. ¿De dónde sale esa conexión con el género? Siciliani: Lo reconozco de muy niña la verdad el vínculo con el humor. Una cosa es el vínculo con el humor desde tener, claro, sentido del humor y otra es poder generar algo que haga reír. Y yo reconozco claramente en mi abuelo paterno una persona productora de humor en su vida. Mi abuelo no se dedicaba a ninguna cuestión artística para nada. Descubro en él una conexión siempre, de muy niña, de una persona que con mucha seriedad, con una cara muy seria, producía humor constantemente. Su comunicación y su vínculo con la vida y con la gente era a través del humor. Nada de los que él decía era en serio, nada de lo que hacía tenía que ver con la solemnidad. Ni con sus nietos, ni con su esposa, ni con sus hijos. A su vez, no era un histriónico, era un humorista a cara de perro. Él murió cuando yo estaba por cumplir 18. Viéndolo desde ahora, de mi vínculo profesional con la comedia, siento que era un comediante espectacular. Él era un militante y habitante total de la idea de que la vida se atraviesa con humor. Después, claro, en mi formación siempre quise formarme desde la comedia, desde los maestros hasta los espectáculos que forme cuando era muy chica. Por un lado la danza, y cuando adolescente ya era un profesional, y la comedia. Después la vida me dio la oportunidad de atravesar otros géneros.