Si bien no termina de ser reconocida por el público local en cuanto a lo que a convocatoria de taquilla se refiere con sus films, la argentina Lucrecia Martel es una figura de peso en el mundo del cine y del arte más allá de nuestras fronteras. Prueba de ello es que acaba de ser nombrada presidenta del Festival de Venecia, que en su 76º edición se desarrollará entre el 28 de agosto y el 7 de septiembre. El mismo festival donde su última película, Zama, se exhibió en la gala de apertura hace dos años.
El curador del encuentro cinematográfico, el italiano Alberto Barbera, declaró que eligieron a Martel porque “es la directora más importante de América Latina, y una de las más relevantes de todo el mundo, y llegó a esta situación de la mano de cuatro largometrajes y un puñado de cortometrajes en menos de veinte años”. “En sus films”, agregó Barbera en el comunicado de prensa, “la originalidad de su búsqueda estética y la meticulosidad de su puesta en escena están al servicio de una visión del mundo sin compromisos, dedicada a explorar los misterios de la sexualidad femenina y la dinámica de los grupos y las clases sociales”.
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Por su parte, la directora argentina, que viene de dirigir a Björk en la puesta en escena de The Shed en Manhattan, declaró que “es un honor, una responsabilidad y un placer ser parte de esta celebración del cine, del inmenso deseo humano por entenderse a sí mismo”.
Cabe aclarar que, por calendario, el Festival de Venecia resulta particularmente relevante en la agenda de encuentros cinematográficos. Puede afirmarse, a grandes rasgos, que el de Cannes (que ya se celebró) abre el menú de films premiables de la temporada, mientras que el de Venecia termina de definir los principales contendientes a lo que usualmente suele considerarse el premio mayor, el Oscar.
