La ceremonia del cine XL, de Hollywood, de celebridades, más conocida como Oscar, posee una sombra que no puede sacudirse hace años: se ha convertido en el bastión de todo aquello que hoy ha generado, en su contra, una revolución.
El tiempo, los premios, la acusación de #OscarSoWhite (es decir, la forma más visible de la ausencia de diversidad cultural en los premios), la aparición del #MeToo (no hay que olvidar que Harvey Weinstein, el productor que se convirtió en el mascarón de proa a la hora de sacar a la luz una serie de denuncias sobre abusos de varias índoles en la industria del entretenimiento –que devino un cambio radical y supero el ámbito que la generó– era un ganador habitual de estatuillas).
Los Oscar buscan cambiar su imagen con la desesperación de un paranoico que sabe lo que dicen a sus espaldas. Por eso, para su ceremonia del 24 de febrero de 2019 (con anuncios el 22 de enero), sumó 928 integrantes a la Academia. Entre ellos, varios argentinos como Ricardo Darín, Andy y Bárbara Muschietti, Mía Maestro, Pino Solanas, Gema Suárez Allen y más. De esa forma, creció un 38% el número de votantes no blancos (16% de su total) y aumentó en un 49% a las mujeres votantes (31% del total de la Academia). Ya había sumado 774 integrantes después de 2017, cuando fue acusado de #OscarSoWhite. Pero no hay que olvidar que la ceremonia que vio al latino Guillermo del Toro alzarse con el premio mayor, tanto como Mejor Director como Mejor Película, por La forma del agua fue la que peor rating tuvo en la historia reciente de los premios.
La desesperación llevó a anunciar una categoría llamada Best Popular Movie, la que no pocos decían que estaba diseñada para reflejar la resonancia que la película Pantera negra, film de la familia Marvel con una fuerte impronta en la reivindicación de un casting variado y con ideas sobre la diversidad racial que sorprendió por su rendimiento en la taquilla y como fenómeno pop. Es decir, una categoría que era su propia espada de Damocles: la Academia dejaba en claro que el cine de prestigio, o esa idea de prestigio que baña en bronce a la ceremonia, no estaba hablando nada con los gustos populares. Entonces, entre una idea vetusta de “lo mejor del año”, un cine cada vez más radicalizado entre la idea de entretenimiento y entrenamiento noble, con crisis de diversidad, con problemas de rating: ¿qué dirá sobre el instante en que se encuentra la industria la edición 91 de los Oscar?
Por lo pronto, la gran novedad (y reciente) es el estreno mundial de Nace una estrella, remake de un melodrama clásico (que Hollywood ama e hizo varias veces) donde Bradley Cooper se sacude el mote de carilindo para ser la gran esperanza de un cine popular pero también pop. El as en la manga es Lady Gaga. Ya estrenada en nuestro país el pasado 11 de octubre, el film que protagonizan Gaga y Cooper corre primero a la hora de los rumores. Ya han sido nominados en el pasado y parece que casi todas las categorías la verán saludada: Mejor Película, Mejor Actor, Mejor Actriz, Mejor Actor de Reparto (Sam Elliot, que algunos dicen conforma una tríada invencible con los protagonistas en esta edición de los premios). Es cierto: Hollywood ama sus tragedias, y sobre todo aquellas que escupen, con agua Evian en el buche, hacia arriba. Ahí están películas ganadoras recientes como Birdman o El artista para demostrarlo. Además, el cuento del galán que se convirtió en autor es uno que también necesita contar la Academia.
Aun así, eso dejaría ocho lugares (si es que hay nueve nominaciones como el pasado año) en la categoría Mejor Película. Y como siempre, Netflix quiere ser parte de la fiesta. El gigante compró por 20 millones de dólares Roma, la nueva película de Alfonso Cuarón (que fue saludado con intensidad en los Oscar cuando realizó Gravedad): el film en blanco y negro, que es también el representante de México a Mejor Película en Idioma Extranjero, se estrenará para cumplir con las reglas de la Academia y así poder ser nominada. Es un estreno limitado, de cien salas, en la fecha de la salida en la plataforma (14 de diciembre). Así es como puede calificar para las categorías en las que se la menciona (Mejor Director y Mejor Película, y hasta quizás Mejor Actriz). Es la gran esperanza de Netflix y también de los Oscar a la hora de generar diversidad. Tan con el visto viene que el mismo Guillermo del Toro la presentó recientemente en una función del New York Film Festival. ¿Será una señal? A eso hay que sumarle que le film ganó en Venecia, de donde el año pasado salió ganadora La forma del agua.
Un nombre que apareció en la carrera es Clint Eastwood. La mula (17 de enero en nuestro país) lo tiene como director y otra vez como actor. Incluso cuenta con Bradley Cooper como secundario. Que Warner haya movido la fecha de estreno la ha convertido en su caballo de batalla para la temporada. Y Eastwood delante de la pantalla sacude algunas ternas que se consideraban casi cerradas. Por ejemplo, Mejor Actor.
Entre otros nombres fuertes está La favorita (21 de febrero), film de época donde Rachel Weisz, Emma Stone y Olivia Colman se lucen y que ha generado fuertes chances para todas sus actrices, su director (Yorgos Lanthimos) y su equipo de diseño. La furia de Spike Lee (y la nueva ausencia de diversidad) puede inclinar la balanza por tres films. Primero: la estrenada en febrero Pantera negra. Disney ha convertido en su TOC la idea de meter su tanque biempensante en las nominadas. Y el Oscar necesita un gesto popular rápido. Infiltrado del kkklan, de Spike Lee, con fecha el 15 de noviembre en Argentina, es una película urgente, furiosa, y también que se clava en el nervio de la época. Perfecta candidata. Le sigue If Beale Street Could Talk, sin fecha de estreno local, el drama romántico de Barry Jenkins, que también rankea en la terna.
A la hora de la amistad contra los prejuicios de época que narra Green Book (31 de enero), tiene dos nombres fuertes y con chances de nominaciones: Viggo Mortensen y Mahershala Ali. Se suma Vice, el biopic de la temporada, dirigido por Adam McKay y con Christian Bale como Dick Cheney. Será un año en el que Hollywood necesita demostrar que está cambiando, aunque claro, no pueda hacerlo en el corto plazo. Los premios y las alfombras rojas no hacen milagros.
Todos los caminos a Roma. Suele suceder: una película se mete en ambas categorías, es decir, es tanto nominada a Mejor Película en Idioma Extranjero como a Mejor Película. Lo cual le deja prácticamente en bandeja la primera categoría. Sucedió con La vida es bella en 1998 y con Amour en 2013 (¿cómo olvidar al Haneke “tuitero”? LOL). Lo cierto es que el 17 de diciembre se anuncian las primeras nueve finalistas de la categoría que será finalmente revelada el 22 de enero. Es casi seguro que ese día se mencionarán entre las cinco finalistas películas como Roma y la otra apuesta de Netflix, Cold War (de Polonia, con estreno local el 1º de noviembre). Se habla también de Shoplifters, la película japonesa dirigida por Hirokazu Kore-eda, ganadora de la Palma de Oro en Cannes. Y se suma Girl, la historia de un niña nacida niño que quiere ser bailarina (que ganó la Camera d’Or). La colombiana Pájaros de verano, del mismo equipo de la también nominada El abrazo de la serpiente, es otra de las fuertes candidatas. ¿Qué hay de El Angel, la representante argentina? Por ahora en los pocos textos que predicen el asunto se la ubica entre las opciones remotas. Pero nunca hay que subestimar la potencia de Pedro Almodóvar en Hollywood.