Paula Almerares es una de las muchas argentinas embajadoras artísticas de nuestro país en el mundo. Ella lo hace a través del canto lírico, donde se inició hace dácadas. Anualmente suele presentarse en los principales teatros nacionales: Colón, Argentino de La Plata, Avenida… “Con la Argentina nunca corté el cordón umbilical. Siempre fui profeta en mi tierra. Nunca dejé de trabajar acá”, dice con orgullo. El resto del tiempo lo distribuye, desde su residencia en Verona, en ciudades de toda Europa y Estados Unidos. El balance de esta distribución de sus actuaciones es así: “Trabajar en la Argentina me reditúa afectivamente. Económicamente, me adapto a las circunstancias”.
La novedad de este verano es que Almerares —quien llegó a cantar junto a Alfredo Kraus, hizo dúo con Plácido Domingo y Juan Diego Flórez y compartió espectáculos con Zubin Mehta— protagonizará un musical, género en el que nunca había estado y al que ella valora tanto como a la ópera. Será Pasos de amor, a partir del 22 de enero en el Teatro El Nacional. Se trata de una obra nueva, de producción nacional (Fernando Marín y Hope Funds Entertainment), con música de Gabriel Senanes, libro de Rafael Jijena Sánchez y puesta en escena de Daniel Suárez Marzal. ¿Quién acompañará a Almerares? La voz más reconocida de los musicales en la Argentina: Juan Rodó, famoso por su portagónico en el Drácula de Cibrián-Mahler, de formación vocal operística.
—¿Qué te hizo aceptar esta propuesta?
—Cuando supe que Gabriel Senanes iba a hacer la parte musical me sentí feliz, porque yo había trabajado con él cuando era director general y artístico del Teatro Colón y conocía sus composiciones. Eso fue una motivación. Daniel Suárez Marzal trabajó con parte de mi familia (integrada por muchos artistas). Omar Saravia, que hace la coreografía, es bailarín del Teatro Argentino (Almerares es de La Plata y está muy vinculada a este teatro). Entonces me siento muy contenida y feliz. Y la historia de Pasos de amor me pegó mucho porque tiene un contenido importante más allá de cualquier ideología religiosa.
—¿Cuál es la principal línea argumental y cómo es tu personaje?
—Yo seré Ana, compañera de vida y de vagón del personaje de Juan Rodó, que es Álex, quien se encuentra en el tren con cuatro jóvenes antes de volverse famosos: Teresa de Calcuta, Martin Luther King, Juan Pablo II y Gandhi. Hay una sorpresa en el final donde se le muestra a Álex en qué se convirtieron esos personajes… Es muy emocionante. No es una fábula histórica sino que permite humanizar, desde la ficción, a estos personajes.
—¿En qué se parecen y diferencian la ópera y el musical?
—No les veo mucha diferencia, porque para mí cantar es exactamente igual. La música es una: es el idioma universal… Esto tampoco significa que me voy a poner a hacer rock pesado. Lo único diferente es que nosotros trabajamos con toda una técnica vocal con diafragma con la que puedo llenar un teatro de 4.000 personas sin micrófono, y en el musical usan micrófono. Todo es amplificado (orquesta, coro, solistas) y se trabaja con otros niveles auditivos. Pero esto no es en demérito para los cantantes de musical: cualquier voz popular, como Barbara Streisand, es magnífica y canta con micrófono.
—¿Cómo sentirías si este proyecto no resultara un éxito, en el marco de una temporada difícil?
—Yo vengo de otro mundo y no estoy preocupada por cuánta gente venga. Si pasa que no es un éxito... no puedo hacer nada. Lo que yo hago arriba de un escenario no es para que venga sólo la mitad del público.
—¿Cuál es tu visión de los teatros Colón y Argentino de La Plata en la actualidad? (Almerares responde, enseguida se desdice, pide cambiar su respuesta, expresa temor por el trabajo propio y de sus familiares dentro de esos teatros, y pide insistentemente que sus declaraciones publicadas sean las siguientes, entregadas por escrito).
—Con respecto al Teatro Argentino, siento mucha pena que 13 años después de cuando pude reinaugurarlo en 2000, y habiendo tenido temporadas de gran nivel internacional, pase ahora por problemas de público conocimiento: presupuestarios, cancelación de títulos. Con respecto al Teatro Colón, desde el día de mi debut con Alfredo Kraus en Los cuentos de Hoffman, espero que siga siendo un referente para el incentivo de los artistas argentinos internacionales y no vuelva a pasar momentos de crisis.
Rodó adora pero no extraña a Cibrian
Juan Rodó, el emblemático cantante y actor de los musicales de Pepe Cibrián Campoy, encara Pasos de amor con esta perspectiva: “Mi personaje es el guarda de un tren, en un viaje imaginario de cuatro personas que representan la historia de la humanidad. Es un personaje bastante distinto a lo que he hecho, ya que no es ningún héroe ni ningún monstruo. A Pepe lo adoro, pero es importante que en la vida artística uno no esté siempre con un mismo director o un mismo actor. El ha tenido posibilidad de trabajar con otros actores y no por eso entiendo que me quiere menos o me prefiere menos. Por otro lado, es un placer trabajar con Paula. Cuando yo entré por primera vez al Teatro Colón, compartí con ella Romeo y Julieta, donde yo hacía un personaje muy chico y ella hacía Julieta. Siempre la recordé como una artista impresionante, una cantante con matices especiales y dotes actorales, histriónicas, algo que no abunda en el mundo de la ópera. Eso hace que su salto hacia al musical sea muy cortito. En este debut suyo en este género, creo que tiene mucho terreno para poder desarrollarse. Ahora bien, yo hace dos años que estoy siendo testigo de una realidad que estamos viviendo todos en el país y que afecta también al teatro. Decir que la realidad está difícil y que es difícil para todos, eso ya lo sabemos. Yo apuesto a que Pasos de amor nos sorprenda: por la calidad, y por la originalidad de una temática que no es trillada sino nueva. Confío en la gente apueste por algo que llene el alma”.