Si la edición pasada del Festival Internacional de Buenos Aires -FIBA- tuvo como singularidad el haber debido generar proyectos internacionales en un contexto global de fronteras cerradas y aviones mayoritariamente en tierra, esta edición nos encuentra en una situación sanitaria completamente diferente, aunque sin que se haya declarado el fin de la pandemia. Es así que ya se encuentran en nuestro país una gran cantidad de artistas trabajando para llevar a cabo sus montajes -tanto en versiones locales como en adaptaciones a un nuevo espacio de un proyecto con actores extranjeros- y encontrarse en apenas unos días con los espectadores porteños.
Esta edición de FIBA cuenta con 35 proyectos internacionales, algunos pocos en formato únicamente digital, y la gran mayoría en formato analógico -o presencial-. El público podrá ir a salas y sitios específicos de la ciudad de Buenos Aires para encontrarse a lo largo de diez días con algunas de las casi 300 actividades que el festival ofrece de manera gratuita. Como siempre, algunas cuantas son completamente internacionales y otras trabajan la hibridación entre directores y diseñadores escénicos de algún lugar del mundo -Alemania, USA, Francia, Suiza, Italia, Chile, Uruguay, España, Portugal, Corea del Sur, Japón, entre otros- y performers locales. Esto permite al festival ofrecer una gran cantidad de estrenos internacionales, ya que eso que se verá en la ciudad podrá verse aquí y únicamente aquí. También este año la tecnología tendrá una fuerte presencia -sin que ello implique menoscabar la presencia del cuerpo del actor o la actriz que lleve adelante la representación de una determinada historia- con algunos proyectos que permiten ciertos juegos escénicos y desarrollos de lenguaje que solo ella puede producir. I am, el proyecto que viene de Alemania, permite al espectador una visita al mítico Oráculo a través de un viaje por medio de anteojos de realidad aumentada, o el encuentro en vivo con un ser que habita en un no lugar y en un no tiempo -DSimon-, el avatar basado en los principios de inteligencia artificial que surgió de Simon Senn pero que hoy tiene autonomía y completa independencia. A través Live Stream DSimon nos encontraremos con una suerte de conferencia performática para conocer al artista Simon Senn y a su avatar, DSimon, un personaje que piensa, acciona y reacciona a los estímulos que el espectador le hará sin que sea controlado absolutamente por nadie.
Estos proyectos permiten que FIBA observe críticamente los avances que, a través de los dos años de vida en pandemia, ha llevado adelante la escena en su diálogo con la tecnología. A partir de una estricta necesidad la escena y la virtualidad encontraron algunos modos de diálogos. Ignoramos qué de todo eso sobrevivirá a la pandemia, pero vale la pena adentrarse en ese universo para comprender los modos en que ambos mundos, que aparentan cierta distancia, pueden dialogar e intervenirse mutuamente.
La ciudad de Buenos Aires una vez más será protagonista absoluta de la escena, no por la razón obvia de que el festival se lleva a cabo dentro de sus límites, sino porque ella es escenario y tema de muchos de los proyectos locales. Site Specifics y recorridos urbanos permitirán al espectador encontrarse con una ciudad atravesada por la mirada artística, lo que la refundará de manera frágil y momentánea, para volverla nuevamente visible y analizable. El microcentro, el barrio del Once, Puerto Madero, Recoleta, el Cementerio de la Chacarita son algunos de los lugares por los que este FIBA transcurrirá, como parte de sus 45 sedes.
Teatro de ficción, teatro documental, performances y proyecciones en vía pública, son algunos de los formatos involucrados que permitirán al peatón encontrarse de manera ocasional con proyectos artísticos, a través de los que podrá vincularse de manera ingenua o servirse de su propio celular y a través de un código QR complementar la experiencia. La gran performance de apertura, Punto de partida FIBA2022, coordinada artísticamente por Los Pipis, será una oportunidad única para reencontrarnos con Florida y Lavalle, epicentro cultural y social de otros tiempos, revivido ahora como puntapié inicial para reflexionar sobre un área de la ciudad que merece ser repensada, y sobre la que la cultura y los artistas tienen mucho para decir.
*Director artístico del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA).