El área de comunicación del Gobierno parece haber salido indemne de los cambios y recortes al Gabinete: Mauricio Macri volvió a insistir con el esfuerzo en mostrar proximidad con los más afectados por la devaluación. Parece casi una obstinación. Ante semejante insistencia, es lógico pensar que refleja la preocupación por una meta incumplida, pese al esfuerzo del Presidente por hablar “con el corazón.”
Lo que vuelve inevitable la comparación con María Eugenia Vidal, percibida mucho más cerca por una virtud personal que supo aprovechar de herramienta para enfrentar la compleja situación que le toca resolver en un territorio inhóspito.
La elección de un tono sereno y la estrategia de empatizar con los más golpeados por el ajuste intentando ponerse en su lugar no solo confirman la rigidez del discurso oficialista. Tampoco corrige lo peor: la imposibilidad de incluir el de otros. Sin demasiada convicción, Macri insistió en convocar a una oposición en la que no cree demasiado.
Basta de prueba la fotografía puesta en circulación luego del mensaje de Nicolás Dujovne. Más que un cambio de gabinete, hay una reasignación de roles. La duda es si bastará para persuadir a los mercados, si es que esperaban algo más. El ministro de Hacienda es una rara excepción. No es alguien propio de Cambiemos pero se ha revelado eficaz para enmendar en público algunos desaciertos de los más puros de esa fuerza.
Como en el caso de Marcos Peña pero también de Rogelio Frigerio. El jefe del Gabinete rechazó cualquier fracaso económico durante una exposición en el Consejo de las Américas. Aunque los admitió, el ministro del Interior reveló parte de las desinteligencias del gabinete con una metáfora poco feliz. “Estamos en un río embravecido pero con un capitán fuerte y los marineros, es decir, el equipo, somos todos prescindibles.” Fue horas después del anuncio de Macri sobre un acuerdo con el FMI que volvió a disparar al dólar: trabajo para Jaime Durán Barba y Alejandro Rozitchner.
El Presidente recalcó varias veces que la hora había llegado: alusión a la necesidad de achicar el gasto público, además de atribuir responsabilidades al Gobierno anterior valiéndose de la causa por los cuadernos. Si la comunicación es una continuidad de la política en otro terreno, es probable que las señales emitidas vuelvan a dejar en evidencia ese déficit. Al que hace rato le debería haber llegado la hora.