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Crisis del dólar: una sociedad con ceguera

La corrida cambiaria tiene su propia sintomatología que parece no entrar en una interpretación racional.

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foto de dolares | shutterstock

Se impone empezar por el final de esta nota. Si este gobierno no acierta en encontrar una mejor gestión, si fracasa rotundamente, más allá no hay nada, sólo la oscuridad. Los partidos están fragmentados, los delirios del kirchnerismo por volver a las andadas se diluyen y no hay posibilidad que el resto del peronismo los apoye. El radicalismo tampoco se pone de acuerdo en su interior. Después no hay nada. Por lo que se advierte que la crisis no es sólo de la administración de Mauricio Macri, sino de la sociedad misma. Esa sociedad se debate entre la frustración y la impotencia. Por eso se fabrican complots y se favorece la paranoia. 

La corrida cambiaria tiene su propia sintomatología que parece no entrar en una interpretación racional. Cuanto más trepa la cotización del dólar más se lanza el público a comprar. Cualquiera sea el valor. Porque ha sucedido lo increíble. El dólar pasó de 17 pesos a comienzos de este año a 40 pesos. Y para detener la euforia el gobierno debió desprenderse de bastante más de 300 millones de dólares en un sólo día. El valor ha superado y por mucho el 100 por ciento. Se dice, con bastante irresponsabilidad que esta trepada beneficia a los exportadores pero se calla al advertir que termina de fundir a la pequeña y mediana empresa, aplastadas por la circunstancia.

Mauricio Macri habla todos los días pero sus expresiones no fomentan ni esperanza ni credibilidad. Así lo han pedido en Wall Street, que sólo hable el presidente. Pero el Jefe de Estado lo único que lanza son promesas de futuro, cuando ahora el incendio es grande. Se "montó" el operativo optimista Vaca Muerta, un enorme yacimiento de petróleo y gas pero sacar esos elementos no depende de la buena voluntad ni de las ganas. Se requieren inversiones por 14.000 millones de dólares por año. 

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La corrida cambiaria recuerda al libro Amok ( o El Loco de la Malasia), de Stefan Zweig, de 1922, con un autor fascinado por las teorías psiconalíticas. El título se origina en una expresión de furia, que no se sentía en ese momento, habiendo pasado cuatro años de la Primera Guerra Mundial y los pueblos deseando la paz a toda costa. Originalmente el término "Amok" pertenece a la cultura indonesia y se traduce como "lanzarse furiosamente a la batalla". Claro que en ese devenir el personaje y los habitantes corren y corren, no se sabe hacia dónde.

En toda corrida cambiaria no hay precio, puede ser cualquiera, el que se le antoje. ¿Hay motivos para semejante fiebre ?. Los hay, internos y externos. Los fondos de inversión del exterior son sanguinarios, sólo van adonde hay seguridad para sacar rentabilidad. Para traer la plata quieren que el gobierno tenga dominio total de la situación. Pero eso no sucede . 

También impera la ceguera sobre la realidad. El Jefe de Gabinete Marcos Peña aseguró " No estamos ante un fracaso económico ni mucho menos". En ese mismo momento las colas para comprar dólares no eran chicas, los empresarios estaban desesperados por las altas tasas de interés y los votantes de Macri en 2015 mascullaban temor y se sentían defraudados. ¿Hay que esperar que el gobierno deje la filosofía del "optimismo" y comprenda que está pasando en estas horas.?