“¿Es el fin de una era para los autos privados?” La pregunta se planteó en la Smart Mobility Summit, una reunión sobre transporte y movilidad inteligente que tuvo lugar en Tel Aviv, donde también se presentaron desarrollos para vehículos autónomos, entre otras soluciones.
“La tecnología está haciendo que tener un auto no sea necesario. Hoy se puede elegir qué tipo de auto se quiere y está llevando a la movilidad compartida, que es el centro de la revolución”, explicó Michal Gelbart, CEO de Future Mobility IL. “Se cobra más por el estacionamiento, hay incentivos para compartir autos, todo depende de las políticas. Tenemos que analizar otras formas de viajar”, agregó la titular de la ONG que tiene como objetivo poner a Israel entre los líderes en movilidad inteligente.
En las principales ciudades europeas, el transporte público representa hasta el 60% de la movilidad. En París, solo el 14% de los viajes son en auto y en Holanda el 61% se hace en bicicleta. En Tel Aviv, el 70% todavía se basa en el auto.
En la Ciudad de Buenos Aires, de los 8 millones de viajes diarios que se realizan, el 60% son en colectivo, mientras que un 17% viaja en subte. Así, el auto queda reducido a un 13% según los datos del Gobierno porteño, a los que se suma un 4% de taxis. El resto opta por caminar o las bicicletas. La tasa total es del 87% para uso de transporte público y sustentable.
“Si dejamos que las cosas sigan como hasta ahora, el futuro es tener más autos privados. Deberíamos ir a compartir los vehículos”, consideró por su parte el especialista en transporte Daniel Sperling, profesor de la Universidad de California. “Eso no se logra a través del mercado. Hay una distinción entre el interés público y el privado. Si nos interesa el cambio climático deberíamos desear mayor intervención y regulación desde el Estado”, remarcó.
“Deberíamos poner más gente en los autos. Cuando existan los autos autónomos, habrá aún más interés en tener un auto. Tenemos que hacer que las compañías piensen los autos para los pasajeros y no para los conductores”, agregó el especialista en políticas públicas durante la cumbre de Smart Mobility.
Para Gelbart, “se necesitan premios y castigos”. Entre las medidas sugeridas están bajar las áreas de estacionamiento permitido en las ciudades, pero también generar transporte público confiable y accesible. “En California requerimos cero emisión, eficiencia de los vehículos”, explicó Sperling.
Medios. La proliferación de alternativas como Uber, Lyft o Cabify se señaló como contraproducente. Al abaratar el costo del transporte, “en lugar de sacarle mercado a los taxis, lo que lograron fue una mayor competencia con el transporte público y más congestión”. Otros medios, como los monopatines, generaron tráfico y accidentes.
Lejos de ser una amenaza para la industria automotriz, Gelbart consideró que “si las terminales venden menos autos, pueden ofrecer servicios de movilidad”. Sperling agregó que el transporte público “no tiene que ser privatizado. Lo que hay que hacer es integrar el transporte privado: que los Uber del mundo incluyan al transporte público en el armado de las tarifas. Se necesita también trabajar con los sindicatos”, concluyó.