En una casa típica de Brasilia a orillas del lago Paranoá, el Frente Parlamentario del Agro de Brasil recibió este 15 de octubre a sus colegas de Argentina, de Paraguay y de Chile. En ese escenario idílico, la delegación de 19 diputados y 4 senadores argentinos a la Primera Cumbre Sudamericana del Campo Global, presintió que les llegó la hora de fortalecer el Espacio Legislativo (ELIA), aún incipiente.
Los parlamentarios observaron el proceso brasileño que dio lugar, en tres décadas, a un “fuerte grupo de presión” a favor de los hacendados y que hoy es presidido por un confeso bolsonarista, Pedro Lupion, un congresista nacional que controla 66% de los votos en la Cámara Baja y el Senado.
En una entrevista con los periodistas argentinos, el dirigente confesó su más ríspida relación con el gobierno de Lula da Silva, pese a los notables beneficios recibidos: el sector ya cuenta con una financiación de más de 70.000 millones de dólares, para el “plan zafra 2024/2024”.
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Pero la preocupación de los grandes productores brasileños hoy tiene otro centro: “Adquirir fortaleza en las negociaciones con la Unión Europea”, según definieron los legisladores federales.
En una conferencia de prensa, al terminar la cumbre, los brasileños se congratularon con el éxito del encuentro: “Es la primera vez que nos reunimos este volumen de parlamentarios para debatir, junto a las entidades del sector, las soluciones conjuntas para los problemas que nos afectan directamente, como el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur”.
Delinearon también las dificultades que enfrentan por los costos de producción, los cambios climáticos y el seguro agrícola. Y a continuación de pusieron en el centro de las soluciones para la crisis mundial: “Cada día tendremos las respuestas no sólo para los alimentos sino también en las nuevas matrices energéticas, en la producción de combustibles limpios y combustibles renovables. Esta es la realidad que permitirá disminuir el carbono en la atmósfera, y avanzar en un mundo sostenible”.
La declaración revela, a su manera, las intenciones de los hacendados brasileños. Fueron enfáticos a describir: “El bloque europeo crea una serie de impedimentos para nuestra producción agropecuaria. Como es obvio, ellos son proteccionistas y nosotros necesitamos mostrar, y probar, que nuestra producción es ambientalmente responsable”.
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Lo que está en juego es la deforestación de la selva del Amazonas, que ocupaba 5 millones de kilómetros cuadrados, pero que hoy deben ser menos. No es casual que este año se hayan extendido los incendios en diversos estados de Brasil, entre ellos también el amazónico. Muchos focos, según probó la policía federal en sus investigaciones, fueron originados en forma delictiva.
El argumento europeo es bloquear las importaciones de carne si estas proceden de haciendas creadas ilegalmente en zonas selváticas brasileñas. Por eso, el FPA verde-amarillo exige una “ley de reciprocidad” para enfrentar los “ataques de la comunidad europea en relación a nuestra producción”.
Recordaron a sus colegas sudamericanos que “cualquier tratado del Mercosur y la UE tiene que pasar por los p parlamentos y pedimos que cada uno de nuestro países sea firme., uniéndonos para enfrentar esta intervención europea en la manera de producir en nuestro mercado común”.
Da la casualidad que el Congreso brasileño convocó, el 16 de octubre, a la ministra de Medio Ambiente Marina Silva, quien deberá deponer ante la Comisión de Agricultura de Diputados, donde domina el bolsonarismo, encabezado por Lupion.
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“La ministra tendrá que explicar la incompetencia del gobierno y la inhabilidad para contener los daños ambientales causados por las quemadas de la floresta”. Pero además el bloque ruralista de Brasil quiere una nueva reunión del Parlamento para “devolvernos el mérito de los agentes defensivos y de los pesticidas, para viabilizar todas las producciones del país”.
La visión de los argentinos, como los de la fundación Barbechando que coordina el Espacio Legislativo del agro, es trabajar “en las definición es básicas. Nos interrogamos cómo hacer para que, a partir de hoy, nos lleguen las voces de los productores. Tenemos que poner fechas” a la institucionalización del frente agrario. Para la delegación argentina, “es obvio que cada país tiene sus intereses y su forma de producir. Pero queremos una junción para enfrentar las dificultades del momento”.
El líder derechistas Lupion no oculta sus enemistades ideológicas con el gobierno de Lula: “Estamos viendo un alineamiento internacional con algo que no concordamos. Por ejemplo, las pesadas y duras declaraciones contra Israel, que se defiende del terrorismo de Hamas”.
Se quejó, además, de “la imposición de restricciones territoriales o ambientales que resultan desproporcionadas”.
Del otro lado de la frontera, los argentinos persiguen otras metas: “La idea es, a partir de hoy, trabajar en definimientos básicas ¿Cómo hacemos para poder recibir la voz de los productores? Nuestra orientación es lograr un desarrollo sustentable”.
Como señaló David Hughes, ex presidente de Argentrigo y asesor de Barbechando: “Primero está el desarrollo nacional, y luego el de la agro-bio-industria”. El dirigente, que pasó por la experiencia de las luchas del campo en años recientes, subraya: “No queremos manipular a los parlamentarios. Todo lo contrario: lo que buscamos es darles toda la información que disponemos sobre los diferentes asuntos”.