1. Convocatoria de los cardenales. Cardenales de todo el mundo deben viajar a Roma. En general, este proceso se da ante la muerte de un Pontífice. Para ello, tienen que estar presentes en el funeral del Papa y participar en nueve días de duelo oficial. Pero también deben elegir un sucesor. En este punto, la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI presenta un escenario diferente.
Los cardenales son los miembros más encumbrados del clero y son conocidos como los "príncipes" de la Iglesia. Entre ellos hay arzobispos de ciudades importantes y jefes de dependencias del Vaticano. Son responsables del destino de la religión. Uno de ellos es elegido Papa.
2. El cónclave. La elección de un nuevo Papa se realiza en secreto, durante un acto único en el mundo. Los cardenales se recluyen en el Vaticano hasta decidir el nombre del sucesor. El proceso puede tomar días y en siglos anteriores hubo casos en los que duró semanas, meses y hasta años. La reunión se conoce como Cónclave, e indica que los cardenales se reunen "bajo llave". No se les permite ningún contacto con el mundo exterior hasta que todo termine.
Para encontrar el reemplazo de Benedicto XVI, el cónclave se llevará a cabo en marzo. El 28 de febrero de acaba el mandato del actual Pontífice. Y a partir de ese momento su cargo queda vacante y comienza la elección.
3. La votación. La elección tiene lugar en la Capilla Sixtina y sus detalles jamás se revelan. La pena por romper el silencio es la excomunión. Cada cardenal escribe su voto en el trozo de una tarjeta y luego pliega el papel y lo coloca en una bandeja. El sufragio es volcado en un cáliz. No se admite discusión alguna.
Una vez que todos los cardenales se expresan, se cuentan los votos y se lee en voz alta el logro de cada candidato. Los trozos de tarjeta son unidos con hilo y aguja. Al final de dos rondas de elección, los papeles se colocan en un hornillo y son quemados.
El estricto secreto implica que la única señal de lo que ocurre en la Capilla Sixtina proviene del humo que surge dos veces al día de la chimenea, visible a las multitudes que aguardan en la plaza de San Pedro. El humo blanco indica que se ha nombrado Papa; el negro, que ningún candidato ha logrado un número suficiente de votos.
4. Se anuncia el nuevo Pontífice. El nombre del sucesor de Pedro no se revela inmediatamente al mundo.
Luego de que el nuevo Papa es felicitado por el resto de los cardenales, se ajusta su vestimenta. El sastre papal tiene listas prendas de todas las tallas, pero deben hacerse retoques de último momento.
El nombre se revela y pronto las puertas del balcón se abren para que se produzca la primera aparición pública del Pontífice consagrado, frente a cientos de miles de personas.