El acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán logrado por el presidente estadounidense Donald Trump este viernes abre las perspectivas para que Washington se establezca en el Cáucaso, una región estratégica a nivel geopolítico y rica en hidrocarburos.
Hasta ahora era zona de influencia de Rusia e Irán, y la cuña establecida por Estados Unidos molestó a ambas potencias regionales.
El gobierno de Vladimir Putin mostró cierta cautela, pero el de la República Islámica de Irán se mostró indignado y advirtió que no permitirá el avance de EE.UU.
Armenia y Azerbaiyán se comprometieron a poner fin “para siempre” a un conflicto territorial de décadas, aseguró el presidente Trump, después de la firma de un acuerdo en la Casa Blanca que fue acogido con satisfacción ayer por las potencias occidentales.
Las dos antiguas repúblicas soviéticas han librado varias guerras desde el desmembramiento de la URSS por el enclave de Nagorno Karabaj, una región poblada por armenios.
El presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, y el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, consideraron que la mediación de Trump le hace merecedor del Premio Nobel de la Paz.
“Armenia y Azerbaiyán se comprometen a detener todos los combates para siempre, abrir el comercio, los viajes y las relaciones diplomáticas, y respetar la soberanía y la integridad territorial del otro”, dijo Trump. “Tendrán una muy buena relación”, les auguró. Y añadió: “Si no, llámenme y lo arreglaré”. Aliyev y Pashinian se estrecharon la mano ante la mirada satisfecha de Trump.
La letra chica. El acuerdo prevé la creación de una zona de tránsito que atravesará Armenia y conectará Azerbaiyán con su enclave de Najicheván, más al oeste.
Esta zona de tránsito, que pide Azerbaiyán desde hace tiempo, se llamará Vía Trump para la Paz y la Prosperidad internacionales o TRIPP, por sus siglas en inglés.
Estados Unidos tendrá derechos de construcción en el lugar, que le harán ganar influencia en una región muy estratégica y rica en hidrocarburos.
Irán, que se ha opuesto durante mucho tiempo al corredor por temor a que aísle al país del Cáucaso, expresó su “preocupación por las consecuencias negativas de cualquier intervención extranjera de cualquier tipo y forma, especialmente en las proximidades de las fronteras comunes”.
“Con la implementación de este complot, la seguridad del Cáucaso Sur se verá en peligro”, declaró Ali Akbar Velayati a la agencia de noticias Tasnim, agregando que el planeado corredor “era una idea imposible y no se hará realidad”.
En un tono similar, Moscú dijo que “analizaría más a fondo” la cláusula del corredor, señalando que había acuerdos trilaterales entre Rusia, Armenia y Azerbaiyán, de los que nadie se había retirado todavía. “No se debe ignorar que la frontera de Armenia con Irán está custodiada por guardias fronterizos rusos”, dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova.
Moscú, anteriormente un patrocinador clave de Armenia, todavía tiene una base militar allí. Envuelto en su guerra en Ucrania, no intervino en el último conflicto. Esto tensó los lazos históricos y desencadenó la deriva de Armenia hacia Occidente.