INTERNACIONAL

Política exterior post pandemia de coronavirus

Los desafíos de Argentina para tener buenas relaciones con otros países como Estados Unidos y Brasil

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. | AFP

Para describir lo que les sucedió a los ciudadanos de Francia, una vez pasado el terror de la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial, el general De Gaulle escribió:  “Pasado el gran miedo, ellos retornaron naturalmente a sus pequeñas preocupaciones, a la defensa de sus pequeños intereses, a sus pequeñas rencillas”. Procurando superar las divisiones que probablemente resurgirán luego de terminada la crisis de coronavirus, a la Argentina se le presenta el gran desafío de diseñar una política exterior post-pandemia, ante una situación internacional en mutación, y en un contexto interno sumamente complejo.

En el plano interno los desafíos serán titánicos y sin duda prioritarios. Evocando a De Gaulle: “al retirarse la marea, deja de pronto al descubierto, de un extremo al otro, el cuerpo convulsionado de la nación”. Habrán innumerables problemas y varios de urgencia extrema, correspondientes a un país que emerge del desafío sanitario de la pandemia, y del abismo económico causada por una peligrosa trifecta combinada: las medidas de confinamiento tomadas contra el coronavirus, la deuda externa y la prolongada recesión. Esto deberá ser enfrentado por un presidente que se eleve por sobre las divisiones internas pero no por sobre las instituciones democráticas, para determinar con claridad el rumbo del país. Debe tener también una férrea voluntad para evitar actos de corrupción, que pueden afectar, en este dramático momento, gravemente su legitimidad. Como decía George Orwell: la infecciosidad del crimen es similar al de una plaga.

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En el plano internacional, donde se observarán menores grados de interdepenencia y mayores grados de aislamiento, una prioridad será el  mantener relaciones simultáneas y positivas con EE.UU. y China, en un contexto de cresciente desconfianza.  Desconfianza hacia China por su manejo de la información con respecto al Covid-19, que ya ha sido expresada por los EE.UU., pero también por países vecinos como Japón, Taiwan y Rusia. No es esperable un pedido de disculpas chino por su responsabilidad con respecto a la pandemia, como tampoco lo fue de parte de EE.UU. en el caso de la crisis financiera del 2008. Así, aunque China parece poder controlar el impacto del coronavirus, no parece poder controlar la desconfianza que su imagen ha generado a nivel global. En este escenario será importante aumentar nuestras exportaciones hacia China en algunos sectores -como en el caso de la carne vacuna-, mientras  ponemos un mayor énfasis en profundizar a la vez  nuestras relaciones con India, la Asean, Africa y Medio Oriente, para diversificar nuestras exportaciones y disminuir nuestros grados de sino-dependencia.

No es esperable un pedido de disculpas chino por su responsabilidad con respecto a la pandemia, como tampoco lo fue de parte de EE.UU. en el caso de la crisis financiera del 2008

La desconfianza en los EE.UU. también se manifiesta con respecto al presidente Trump, como consecuencia de su manejo subóptimo de la crisis del Covid-19. Esto podría llevar al triunfo del candidato demócrata, Joe Biden, en las próximas elecciones, trayendo al escenario global mas racionalidad y menos prepotencia, aunque no por ello menos firmeza. Independientemente de quien sea el presidente en el 2021, la Argentina deberá conducir una diplomacia bilateral de extrema habilidad y prudencia con EE.UU.. Por un lado no debería confrontar abiertamente con un país que tiene una influencia crítica en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto es importante en momentos donde la Argentina intenta renegociar su deuda externa con el inédito apoyo tácito del FMI, y hasta de economistas experimentados como Joseph Stiglitz, quien aparte de ser premio Nobel en economía, también fue economista en jefe del Banco Mundial y asesor del presidente Bill Clinton.  Por otro lado, la Argentina no debería apoyar la intervención militar norteamericana en el caso de Venezuela, bajo el pretexto de la lucha contra las drogas o bajo pretextos humanitarios, especialmente si esta acción militar se realiza para generar apoyo electoral en los EE.UU.

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Otra prioridad será seguir recomponiendo la relación con Brasil. Como consecuencia del imperfecto manejo de la crisis del Covid-19 por parte del presidente Bolsonaro, parece haber una oportunidad para el surgimiento o consolidación de elementos más racionales y menos impulsivos de la política brasileña. Este es el caso del gobernador del Estado de São Paulo, Joao Doria, como también  el del vicepresidente Hamilton Mourão. Este representante del ala militar, ha sido siempre más estratégico, realista y moderado en el terreno internacional, compensando a veces los desbordes ideológicos de la actual Itamaraty, la cancillería brasileña. Este surgir de elementos políticos más racionales en Brasil, puede dar lugar a una relación más equilibrada con nuestro país, aunque no automáticamente más sencilla. Así, deberán analizarse cuales son actualmente los aportes reales del Mercosur al desarrollo nacional, para tener claridad con respecto a cuales serán nuestras prioridades en las negociaciones económico-políticas con Brasil. Por otro lado, el ambicioso tratado Mercosur- Unión Europea probablemente quedará en cuarentena por un cierto tiempo.

La política exterior argentina post pandemia deberá ser hiper-realista, clara y con objetivos inicialmente acotados en este contexto internacional tan convulsionado. Para llevar esto adelante será imprescindible el liderazgo del presidente, como también el desarrollo de una estrategia por parte de la Cancillería. Así, este ministerio, en adición a enfocarse en lo urgente --la repatriación de ciudadanos en el exterior--, debe también enfocarse en lo importante: la formulación de una política exterior post-pandemia.  Esto será necesario para evitar lo que De Gaulle notó una vez comenzada la liberación de Francia: “muchas personas se dejaron llevar hacia la tentación de hacerse múltiples ilusiones, de lo que resultarían, en forma más bien temprana, numerosos malentendidos”.