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El dueño de la finca donde murió Julen rompió el silencio: "Me siento como un saco de boxeo"

David Serrano reconoció su parte de responsabilidad en los hechos que terminaron en la muerte del niño y agregó que “fue un maldito y fatal accidente"

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Rescatistas trabajan para perforar un túnel vertical paralelo al que se encuentra el Julen. | AP/AFP

La historia de Julen Roselló dio la vuelta al mundo. El pequeño de 2 años cayó en un pozo el 13 de enero de 2019 en la localidad de Totalán, ubicada en la provincia española de Málaga, y trece días después encontraron su cuerpo. El dueño del terreno David Serrano fue uno de los apuntados como responsables de la tragedia y, después de meses de silencio, finalmente habló sobre lo que ocurrió ese fatídico día y cómo vive él después de aquello. 

Serrano Alcaide, de 36 años, afirmó que después de guardar silencio por un tiempo ante el dolor de la familia de Julen, necesita defenderse de lo que considera acusaciones "injustas" y que "sólo me culpabilizan a mi de lo ocurrido, cuando yo creo que las responsabilidades deberían ser más compartidas".

El propietario de la finca de Totalán es investigado por la Justicia por el delito de homicidio imprudente y tiene vínculos familiares con la familia de Julen, aunque después del accidente ya no mantienen el contacto. La abogada defensora de los familiares del chico, Antonia Barba, sostiene que después de realizar el agujero se hizo una zanja estrecha con una profundidad suficiente como para que no se vea que hay un hoyo al fondo en un terreno con pendiente. "Si se hubiese dejado la montonera que realizó el pocero, evidentemente los padres podrían percatarse de que había un peligro”, argumentó la letrada.

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Fue un maldito y fatal accidente que me acompañará el resto de mi vida. Llegamos a la parcela y yo le enseñé a José (padre de Julen) todo el lugar, estuvimos dando vueltas y yo le expliqué donde estaban los pozos. Incluso él lo reconoce en su primera declaración aunque luego lo niegue”, manifestó al ser entrevistado por el sitio El cierre digital.

Serrano negó que supiera que en ese lugar había un agujero: “Si yo hubiera sabido que allí había un peligro no voy con nadie y mucho menos con mi niña, que tiene dos años. Yo estacioné en la única explanada que hay allí y expliqué que el terreno era inclinado y había que tener cuidado con los niños. En la zona había un escalón de 40 centímetros, un montón de arena y un palé de canutillos (bloques de hormigón)”.

El hombre detalló que había varios pozos en la finca excavados porque querían buscar agua para plantar paltas y construir una casa de madera. 

El pocero reconoció que estaba mal tapado porque pensaba que había riesgo de impago porque no encontró agua y lo dejó a medio tapar. En otro que sí encontró agua y se lo pagué a 27 euros el metro y éste era a 12 euros el metro excavado. A esas declaraciones no se les ha dado importancia. Yo puse unos canutillos unos días antes para taparlo”, explicó Serrano.

“Yo no me exculpo porque sí de lo que tenga responsabilidad, lo que diga la Justicia será lo importante, pero yo creo que todos tenemos nuestra parte compartida, el pocero por no tapar aquello, los padres del niño y yo, que dije muy claramente que iba a hacer de comer y que estuviesen pendientes de los niños porque no es un terreno llano, tiene pendiente y es muy irregular. De hecho, es el propio José quien decide poner al niño en ese lugar porque ahí estaba llano y el niño jugaba”, insistió.

"Yo me considero otra víctima, aunque sea muy impopular decir esto"

El dueño del lugar aseguró que se siente una víctima más de la tragedia ocurrida en enero y que tuvo en vilo al mundo entero: “A mi puerta no ha tocado nadie para preguntar cómo estamos y yo me considero otra víctima, aunque sea muy impopular decir esto, pero ya me da igual, porque para la sociedad soy el malo oficial. No quiero estar medicado y perder la imagen de la realidad. Sé que sus padres lo están pasando muy mal, han perdido dos hijos en 20 meses (Oliver y Julen) pero hay cosas que no me parecen bien y ya no voy a callar. Los sentimientos de culpa me va a acompañar de por vida y eso nadie puede remediarlo, pero fue un accidente, en el que yo tendré mi parte de responsabilidad, pero, insisto en esto, creo que no soy el único”, lamentó.

“Me siento prejuzgado y ya condenado y como un saco de boxeo a quien todo el mundo se cree que puede pegar y eso se tiene que acabar"

El hombre admitió que extraña la relación que tenían con los padres de Julen, José y Victoria. “Esto es un barrio pequeño, nos cruzamos por la calle y ni nos miramos. Todo esto me supera, me parece triste y tremendo a la vez. José ha pedido que quien le hable a él no me hable a mi y al revés”, contó. 

Me siento prejuzgado y ya condenado. Después de la rueda de prensa, no he hablado antes por dolor y respeto, pero me siento como un saco de boxeo a quien todo el mundo se cree que puede pegar y eso se tiene que acabar. Yo no puedo salir por la calle sin que nadie me mire raro y comenten. Tengo problemas para encontrar trabajo. Es fácil pegar al que está en el suelo y no hacerse preguntas incómodas. Muchos compañeros tuyos saben cosas que callan porque José y Victoria son considerados víctimas y nadie se ha preguntado quien tiene en realidad la culpa”, resumió.

B.D.N./FeL