Fue la gaffe internacional de la semana. En plena cumbre del Mercosur, la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, afirmó el lunes pasado que Mauricio Macri impulsó la liberación de represores condenados por crímenes de lesa humanidad en la Argentina. La falsa acusación de Rodríguez desvió la atención del debate de fondo acerca de si en Venezuela hay “presos políticos”, como sostiene el macrismo, y de si el gobierno argentino peca de “injerencismo” en los asuntos del país caribeño, como asegura Caracas. Ahora, en el chavismo admiten que hubo un “error” en el discurso de la canciller y apelan a una curiosa explicación para dar cuenta del malentendido.
“Yo entiendo que el presidente Macri quiera pedir la libertad para estos violentos”, dijo Rodríguez durante la cumbre en Asunción, en referencia a Leopoldo López y otros dirigentes opositores venezolanos presos, cuya liberación había reclamado Macri pocos minutos antes. “Lo entiendo porque sé que uno de sus primeros anuncios ha sido liberar a los responsables de las torturas, desapariciones y asesinatos durante la dictadura en Argentina –agregó–. Sabemos también que en su ejercicio usted ha vetado leyes contra el trato injusto, la tortura y las desapariciones forzadas”. En rigor, nada de eso ocurrió desde la asunción de Macri. La alocución de la canciller venezolana dejó perpleja a la delegación argentina, que decidió no responder a una información sin base real.
Consultadas por PERFIL, fuentes diplomáticas venezolanas reconocieron que “hubo un error” en las acusaciones de Rodríguez y aseguraron que la “confusión” se produjo a raíz de un artículo editorial publicado por el diario La Nación un día después del triunfo electoral de Macri. En ese artículo, titulado “No más venganza”, se afirmaba que “la elección de un nuevo gobierno es momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70” y se abogaba por la liberación de represores presos por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar.
El editorial causó un gran revuelo en la Argentina e incluso provocó el repudio de los trabajadores del matutino. Según las fuentes venezolanas consultadas, las repercusiones también llegaron a Caracas, a tal punto que fueron tomadas –y malinterpretadas– por la canciller Rodríguez para armar su defensa discursiva contra Macri.
La explicación resulta, como mínimo, curiosa, sobre todo si se considera el nivel de precisión que exige la labor diplomática. Llama la atención que la canciller no se haya asesorado debidamente con la embajada venezolana en Buenos Aires, cuyos funcionarios suelen seguir muy de cerca la escena política local y tienen fluidos lazos con muchos de sus actores protagónicos.
En cualquier caso, la declaración final de los presidentes del Mercosur no incluyó ninguna mención a los “presos políticos” que, según Macri, hay en Venezuela. Tal como informó este diario, en las semanas previas a la cumbre hubo gestiones de Brasil para que el gobierno argentino moderara su postura frente al país caribeño.