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Everest: el relato del fotógrafo que registró el momento previo a la tragedia

El alpinista Nirmal Purja contó cómo vivió el embotellamiento en la cima de la montaña más alta del mundo.

Más de 200 personas estaban en ascenso en un embotellamiento humano en el Everest.
Más de 200 personas estaban en ascenso en un embotellamiento humano en el Everest. | Nirmal Purja/ AP

El alpinista nepalí Nirmal Purja vio como su vida se puso en riesgo cuando descendía los 8.848 metros del Everest el 22 de mayo pasado. En plena bajada, se dio cuenta que no podía avanzar puesto que había más de 200 personas en pleno ascenso que le impedían poder seguir con su camino. El embotellamiento supuso una trampa mortal en la que murieron al menos 11 personas.

La situación llamó tanto la atención de Purja que decidió sacarse los guantes para tomar una instantánea del momento, que seguramente pasará a ser histórica, levantada por todos los medios del mundo.

“Me encontré totalmente varado en ese tráfico de gente ahí arriba”, explicó el nepalí en diálogo con el medio español El País. “Yo estaba bajando. De repente, me quedé parado, sin poder moverme. Había más de 200 personas intentando subir. Miré alrededor y tomé la fotografía. Me quité los guantes. Tenía las manos heladas y los dedos entumecidos, pero quería hacer la foto como prueba de lo que pasaba”, contó.

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Quería hacer la foto como prueba de lo que pasaba, contó Purja

El nepalí indicó que las muertes podrían haber sido aún mayores: “Claro que estaba preocupado cuando vi esa gigantesca cola. El viento era de unos 35 km/h. Si hubiera sido cinco kilómetros más, habría habido más muertos ese día". Entre los alpinistas se encontraba el cordobés Ricardo Birn, que tuvo que ser rescatado entre muchos otros.

En los últimos tiempos el Everest se convirtió en un destino para turístico muy popular entre las agencias de viajes que, cuando venden sus paquetes, no tienen en cuenta la preparación física o la técnica de los clientes. 

Ricardo Birn, el cordobés rescatado del Everest : “Bajé porque me moría”

El overbooking a 8 mil metros puso en peligro la vida de decenas de personas, puesto que para llegar a la cima de la montaña no hay espacio para un carril de ida y otro de vuelta.  “Me encontré allí como si fuera un policía de tránsito. Estuve tratando de dirigir ese embotellamiento humano durante hora y media. Todo el mundo quería subir y todo el mundo quería bajar. Lo que hice fue pararme y controlar el tráfico. Iba mandando gente arriba y abajo continuamente”, relató Purja.

“Creo que la montaña es para todos. Si la gente quiere subir el Everest, tiene derecho. Hay muchas rutas diferentes por las que se puede subir. Simplemente, hay que saber gestionar bien esa cantidad de gente”, consideró.

B.D.N.