El juicio contra un gallo acusado por sus vecinos de cantar demasiado temprano en una isla turística del suroeste de Francia, que debía comenzar el jueves 6 de junio, fue aplazado al 4 de julio dado que se espera que para ese momento las partes puedan lograr una conciliación.
El animal, llamado Maurice, fue llevado a la Justicia por una pareja de jubilados que interpuso una demanda. El gallo vive en la isla de Oleron, en el suroeste francés, donde sus cacareos desde el amanecer irritan a los propietarios de la residencia vecina, según consignó la agencia internacional AFP.
La propietaria del gallo, Corine Fesseau, aseguró estar dispuesta a dialogar con los demandantes, a quienes no conoce personalmente, siempre y cuando no la agredan. En ese sentido la mujer los acusó de haber "cerrado la puerta a todo" antes del juicio. El abogado de la dueña, de nombre Julien Papineau, señaló que hasta el momento "no fue posible ninguna conciliación".
Sin embargo el defensor de los demandantes, Vincent Huberdeau, afirmó por su parte que sus "clientes escribieron al alcalde de Saint-Pierre-d'Oléron, Christophe Sueur, para encontrar un arreglo amistoso. Buscaron una conciliación. Piden paz y tranquilidad. Sólo quieren que encierren al gallo durante la noche. Es una urbanización, no estamos en medio del campo".
La historia del juicio a Maurice generó numerosas reacciones en Francia: el alcalde de Saint Pierre de Oleron, Christophe Sueur, mostró su indignación al manifestar: "Hoy denuncian el cacareo, y mañana ¿qué será? ¿Las gaviotas? ¿El ruido del viento? ¿Nuestros acentos?"; mientras que su par de la localidad de Gajac pidió al gobierno que declare los sonidos del mundo rural como parte del "patrimonio nacional".
El caso, aunque anecdótico, deja a la vista temores de que desaparezca el mundo rural en Francia, debido al declive de la actividad agrícola y ganadera y al éxodo de los jóvenes hacia la ciudad.
Los demandantes viven en un entorno urbano y que solo van ocasionalmente a su residencia en la isla, especialmente en el periodo vacacional, pelean hace más de tres décadas porque Maurice cumple con su obligación animal: cantar antes del alba obedeciendo a su reloj interno que, como a sus le alerta de la hora del amanecer, incluso en los cambios de estación.
El tema es que aunque encierren al gallo como piden los denunciantes, de seguro el animal cantará antes del amanecer. Una investigación de la Universidad japonesa de Nagoya elaboró un estudio donde demostró que los machos no necesitan señales externas de luz para saber cuándo comenzar a cantar. En ese sentido sostienen que éstos no cacarean para molestar a los humanos, sino para atraer a hembras y dejar claro a otros machos quién es el gallo del corral.
Antecedente. En España se dio un caso similar, aunque no llegó a la Justicia. Sucedió en abril cuando los dueños de un hotel rural de Cangas de Onís en Asturias consiguieron que cierren un gallnero cercano, dado que los cacareos de gallinas y cantos de los gallos molestaban a sus clientes. Finalmente el local fue clausurado, pero por carecer de licencia necesaria para su funcionamiento.
F.D.S./FeL