La Fiscalía Nacional de Chile informó ayer de la existencia de 119 causas abiertas por la presunta comisión de delitos sexuales por parte de personas relacionadas con la Iglesia Católica. En ese sentido, indicó que actualmente son 167 las personas imputadas y 178 las víctimas cuantificadas en todas estas investigaciones, en una nueva actualización del catastro de casos existentes en la Justicia chilena.
El Ministerio Público cuantificó entre los imputados a siete obispos, 96 sacerdotes, cuatro diáconos, treinta religiosos (no sacerdotes), diez laicos y veinte personas más, cuya posición no se informó. El fiscal Emiliano Arias, que lidera las investigaciones, imputó al cardenal y arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati. El funcionario busca determinar si Ezzati “cumplió o incumplió sus obligaciones” de proteger a las víctimas y hacer cumplir la normativa eclesiástica.
Del lado de las víctimas, 79 eran menores de edad en el momento en que fueron abusadas, quince eran adultas, y sobre las 84 restantes no se informó su edad. La Fiscalía allanó sedes eclesiásticas, que fueron registradas por la policía, en búsqueda de información que permitiera dilucidar las decenas de casos abiertos contra miembros del clero.
Los obispos chilenos pidieron perdón el 3 de agosto, por los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia y por el encubrimiento de la máxima jerarquía eclesiástica.
Tres de esos allanamientos fueron en la capital chilena, otro en el obispado de la ciudad de Rancagua (a 90 kilómetros al sur de Santiago); y otras dos en julio, en la sureña región de La Araucanía, en las ciudades de Temuco y Villarrica. El último registro policial ocurrió el pasado 14 de agosto en la sede de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh).
A comienzos de agosto, en un gesto de transparencia de la Iglesia chilena, la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) publicó un listado en la web con los nombres de 43 sacerdotes y un diácono condenados por la Justicia Civil o la Canónica.
Limpieza. Tras ser convocados por el papa Francisco al Vaticano, los obispos trasandinos pidieron perdón el 3 de agosto, por los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia y por el encubrimiento de la máxima jerarquía eclesiástica. Además, renunciaron a sus cargos, tras la reunión con Jorge Bergoglio.
La Iglesia chilena anunció un paquete de medidas para avanzar en la búsqueda de justicia y reparación de las víctimas. Los 34 obispos de la CECh validaron esa declaración tras una asamblea plenaria extraordinaria para analizar la crisis que atraviesa el clero de ese país.