INTERNACIONAL
Día de la Victoria

Lula Da Silva reforzó su alianza con Vladimir Putin en medio de la guerra arancelaria

El presidente brasileño participó del 80° del aniversario de la derrota nazi por parte de la URSS. En diálogo con Putin defendió del multilateralismo y sostuvo que busca afianzar "una sociedad productiva" con Rusia.

Lula Da Silva con Putin en el Día de la Victoria
Inacio Lula Da Silva con Vladimir Putin en el 80°Aniversario del Día de la Victora | AFP

SAN PABLO. Después de 15 años de no pisar Moscú, el presidente Lula da Silva este viernes estuvo presente en la Plaza Roja, donde asistió al desfile de celebración del 80 aniversario del Día de la Victoria. En esa fecha los rusos conmemoran la victoria de la ex Unión Soviética contra la Alemania de Hitler. Después del acto, donde se encontraron varios jefes de Estado extranjeros, el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, lo recibió en los lujosos salones de ese castillo medieval construido en el siglo XII. El mandatario de la Federación Rusa no ocultó la “felicidad” que le produjo esa reunión bilateral con su colega sudamericano.

Ocurre que sus movimientos se han visto cercenados, en especial los viajes a Occidente, por cuenta de la guerra contra Ucrania. Fue después que en 2023, el Tribunal de La Haya lo condenó a prisión por presuntos actos de deportación de niños durante el conflicto bélico.

Para Lula, el encuentro con el líder ruso se da en un contexto de grandes desafíos que presenta la escena internacional. Subrayó entonces que reforzar la alianza entre los dos países es un objetivo del gobierno brasileño, y es en ese sentido que busca consolidar “una sociedad productiva”. Es que tal como definió el líder progresista “Brasil tiene intereses políticos, comerciales, científicos y tecnológicos con Rusia”; incluso, según indicaron algunos medios, uno de los planes con Rusia, en el área energética, sería la construcción de centrales nucleares de baja potencia que en principio sirven para suministrar energía a ciudades. “Somos parte del Sur Global” manifestó Lula para concluir: “En este momento histórico podemos hacer que nuestra relación comercial pueda crecer mucho”.

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El dirigente brasileño, que no se cansa de defender la democracia como eje central del desarrollo de las naciones, le asigna a Donald Trump gran parte de las culpas de un “mundo que vive conturbado”. En sus palabras, “algunas decisiones anunciadas por el presidente de Estados Unidos, sobre el comercio con todos los países de mundo, echan por tierra la gran idea del multilateralismo, como presupuesto importante en la relación entre los Estados”. Más aun, en una entrevista reciente concedida al medio norteamericano The New Yorker, sostuvo: “Pensábamos que iríamos a construir una sociedad más civilizada, más solidaria y más humana”, pero el “resultado es peor (que antes)” y “no sabemos que vendrá después”.

Pese al contexto que el gobierno brasileño otorga a esta gira, el viaje a Moscú del presidente fue criticado por dirigentes de la oposición, para quienes esa visita representa en principio una suerte de apoyo a Putin, muy cuestionado por su guerra con Kiev. Fue por eso que la cancillería brasileña decidió publicar una explicación de los motivos que llevaron a esta tournée, que habrá de continuar en Beijing y, tal vez, en Roma para un eventual encuentro con el Papa León XIV. Según Itamaraty el país “busca mantener un diálogo con las grandes potencias y defender el multilateralismo en la Organización de las Naciones Unidas, del G20 y de los Brics”. Se trata, en definitiva, de procurar la “paz global” y, en esa línea, “colocar a Brasil a disposición para ayudar en las negociaciones de paz tanto en Ucrania como en Oriente Medio”.

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De su partida a Beijing, hoy por la noche europea, Lula mismo definió su perspectiva: “Debemos decir gracias a Dios que tenemos a China”. Y eso, porque desde “una perspectiva tecnológica es muy avanzada y puede competir en el mundo de la Inteligencia Artificial, lo que nos ofrece una alternativa para ese debate”. El presidente brasileño está convencido que la tirria de las potencias occidentales hacia China se deben al comercio y no, como se suele afirmar, a abusos contra los derechos humanos “ni tampoco por amenazas de invadir Taiwán”.

El plan de Itamaraty es que esta extensa gira termine en Roma para la misa de consagración del nuevo Papa, con fecha del 18 de mayo próximo. Esta escala le permitiría mantener una cita con Robert Prevost, quien en principio se habría manifestado en continuar las políticas de reformas esenciales promovidas por el Papa Francisco.

LM cp