La primera ministra británica, Theresa May, defendió ayer su acuerdo con la Unión Europea (UE) por el Brexit, mientras que cinco de sus ministros euroescépticos presionaban para que renegociara un mejor pacto con Bruselas. "Estoy enfocada en persuadir a la gente de que este es un buen acuerdo", afirmó en una entrevista a Daily Mail, donde apeló a la cuestión inmigratoria para convencer a la opinión pública y ponerla de su lado, en momentos en que los parlamentarios partidarios de un "Brexit duro" intentan someterla a una moción de censura para derrocarla del poder.
La premier rechazó las propuestas de sus correligionarios y sostuvo que no resolverían los problemas actuales. “La gente dice: si pudiera simplemente hacer algo ligeramente distinto, tener un acuerdo al estilo noruego o canadiense, ese problema del ‘backstop’ (solución para evitar el regreso de una frontera terrestre entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda) desaparecería”, declaró. “No sería el caso. Ese problema seguiría ahí”, agregó, subiendo la voz, según informó el diario británico.
May, que planea multiplicar sus apariciones en los medios en los próximos días, admitió que su pacto no es "ideal", pero da respuesta al 51,9% de los británicos que apoyaron el Brexit en el referéndum de 2016. Según la mandataria, el pacto permitirá restringir la llegada de inmigrantes. "Como ministra de Interior, durante seis años hice todo lo que pude para reducir la inmigración, pero tenía una mano atada a la espalda porque no podía hacer nada con la gente que venía de la Unión Europea. Ahora podemos hacerlo. La libertad de movimiento se termina", dijo.
Si el Parlamento rechaza el acuerdo con Bruselas, la premier quedaría herida de muerte.
"No enviaremos más sumas enormes de dinero a la UE, acabaremos con la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo, saldremos de la política agraria común y de la de pesca, de la unión aduanera y del mercado único", agregó la mandataria conservadora, al explicar por qué su acuerdo debe ser aprobado por el Parlamento antes del 29 de marzo de 2019, cuando se implementará el Brexit.
La premier evitó el viernes una segunda ola de renuncias en su gabinete, pero aún no puede cantar victoria. Según informó ayer The Guardian, cinco ministros pro Brexit, entre ellos el influyente Michael Gove, a cargo de la cartera de Medioambiente, presionan para que May regrese a Bruselas y renegocie sobre cuál será la frontera que dividirá a Irlanda del Norte de la República de Irlanda, Estado soberano y miembro de la UE.
En tanto, un grupo de conservadores rebeldes podrían presentar una moción de censura contra May en el Parlamento. Para eso, necesitan que lo solicite el 15% de la bancada torie, es decir, 48 diputados. Según el Daily Mail, hasta ayer 37 parlamentarios habrían firmado en ese sentido.
"La situación es de altísima volatilidad, así que es muy difícil saber qué va a pasar. May tiene problemas en dos frentes. En su gabinete, donde el acuerdo con la UE es bastante resistido, y en el Parlamento", explicó a PERFIL Ezequiel González Ocantos, profesor de la Universidad de Oxford. “Por un lado, los parlamentarios que están a favor de un Brexit duro muy probablemente logren poner sobre la mesa una moción de censura, para que los conservadores voten si apoyan o no a May. Pero el gran riesgo que enfrentan es que es casi imposible que May pierda la moción. Y si gana, no pueden volver a censurarla por doce meses, lo cual podría fortalecer a la premier”, agregó González Ocantos.
Su supervivencia política está atada a la suerte del Brexit. Si el Parlamento rechaza su acuerdo con la UE, su gobierno quedaría herido de muerte y su liderazgo sería "desafiado" por otro parlamentario.