INTERNACIONAL
TENÍA 95 AÑOS

Murió Robert Mugabe, el héroe que se convirtió en el tirano de Zimbabwe

Tomó las riendas de la antigua Rodesia, tras su independencia, en 1980. Abandonado por el ejército y los fieles de su régimen, renunció en 2017 dejando un país sumido en una profunda crisis económica que no deja de agravarse.

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Desafiante, Mugabe había dicho una vez que iba a gobernar Zimbabue hasta los cien años. | AFP

El expresidente de Zimbabwe Robert Mugabe, quien dirigió con mano de hierro el país africano entre 1980 y 2017, falleció a los 95 años de edad, anunció este viernes el actual jefe de Estado, Emmerson Mnangagwa. 

"Con una profunda tristeza, anuncio la muerte del padre fundador de Zimbabue y expresidente, el comandante Robert Mugabe", declaró. "El comandante Mugabe era un ícono de la liberación, un panafricano que dedicó su vida a la emancipación de su pueblo [...] Su contribución a la historia de nuestra nación y de nuestro continente no se olvidará jamás. Que su alma descanse en paz", añadió el mandatario.

Desafiante, Mugabe había dicho una vez que iba a gobernar Zimbabue hasta los cien años, pero no pudo hacerlo sino hasta los 93, cuando renunció tras haber llevado al extremo la caricatura del déspota africano dispuesto a todo para mantenerse en el poder. Una semana después de una amenaza de fuerza del ejército, seguida a los cuatro días en los que su propio partido le exigió la renuncia, el jefe de Estado más anciano del planeta renunció al poder en noviembre de 2017.

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Robert Mugabe con Hugo Chávez.

Mugabe, nacido el 21 de febrero de 1924, en el seno de una familia católica en la misión de Kutama, fue descrito como un niño solitario y estudioso, con un libro en la mano incluso cuando cuidaba el ganado. Inicialmente se identificó con el marxismo y durante su época de universitario en Sudáfrica se codeó con muchos de los futuros líderes africanos.

Aplaudido en 1980 como "héroe de la independencia", Mugabe fue progresivamente abandonado por los fieles de su régimen, lo que significaría el fin a un gobierno autoritario que duró 37 años hundió en la miseria y la corrupción al país africano. "Fue un dirigente formidable pero el poder terminó degenerándolo al punto de que puso a Zimbabue de rodillas", resumió Shadrack Gutto, profesor de la Universidad de Sudáfrica.

¿Por qué Zimbabue sigue sumido en la miseria después de Mugabe?

Antes, cuando el líder guerrillero tomó el mando del país -recién surgido de la antigua Rodesia, una colonia británica donde gobernaba una minoría blanca-, su discurso sobre reconciliación y la unidad nacional le había valido los aplausos de su pueblo y los elogios de líderes internacionales. No tardó mucho en ser ahogado por las sanciones económicas y las frecuentes amenazas de insugencia, que no hicieron más que atornillarlo al poder. 

El antiguo ministro de Relaciones Exteriores británico Peter Carrington, que conoció bien a Mugabe, dijo de él: "Mugabe no era nada humano". "Tenía una especie de naturaleza reptil. Uno podía admirar sus capacidades y su intelecto (...) pero era una persona horrible y poco confiable", agregó. En las últimas décadas de su mandato, Mugabe, se recreó en un papel de antagonista de Occidente.

"Dinosaurio político" y "déspota desquiciado"

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Con la reina de Inglaterra, Isabel.

A mediados de agosto de 2001, Mugabe volvió a la carga con un retórica belicosa que condujo a una caótica ola de allanamientos de granjas, muchas veces dando pie a la destrucción irracional de bienes y el incendio de pastos y plantaciones tabaqueras. Su gobierno negó que los blancos fueran "seres humanos" y el propio Mugabe advirtió que la reforma agraria iba a acelerarse sin importar las consecuencias internacionales para Zimbabwe: los granjeros blancos que quedaban tenían pura y simplemente que abandonar sus posesiones sin derecho a compensación. 

Solo un par de años antes se había fundado en su país el poderoso Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), una amalgama de activistas políticos, sindicales y sociales que se dotó de un programa de signo socialdemócrata y ofreció una firme resistencia a la política dictatorial de Zimbabwe. Sus líderes calificaron a Mugabe de "dinosaurio político", "déspota desquiciado" y "señor del desgobierno" y lo acusaron de haber llevado al país a una situación crítica con su administración "incompetente, corrupta y arrogante". Mugabe era digno de ser "arrojado al basurero de la historia", arengaron.

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Con Vladimir Putin, presidente ruso.

Valiéndose de una retórica virulenta, en sus extensos y frecuentes discursos responsabilizaba a las sanciones occidentales de la aguda crisis económica que sufrió el país, aunque estas sólo lo afectaban a él y a sus colaboradores, que controlaban las riendas de los mayores negocios del país, y no a toda la economía.

"Si la gente dice que eres un dictador (...) entonces uno sabe que están diciendo eso simplemente para manchar y socavar tu estatus, así que uno no debería prestarle mucha atención", afirmó en 2013, en un documental. "Su verdadera obsesión nunca fue la riqueza personal sino el poder", dijo el biógrafo Martin Meredith. "Año tras año Mugabe se mantuvo al mando mediante la violencia y la represión, cargando contra los opositores políticos, transgrediendo a los tribunales, pisoteando los derechos de propiedad, suprimiendo a la prensa independiente y amañando las elecciones", describió.

El tema de la sucesión fue un tabú que se extendió durante décadas, pero después de que Mugabe cumplió 90 años, la élite en el poder se enfrascó en una lucha despiadada. Grace, su segunda esposa, 41 años menor que él, deseaba ser la siguiente presidenta, contó se levantaba antes del amanecer para hacer ejercicio. Pero en los últimos años, sufrió algunas caídas en público y hasta pronunció un discurso equivocado ante el parlamento.