Decenas de miles de colombianos salieron a las calles a protestar contra políticas del gobierno de Iván Duque este jueves 21 de noviembre. Fue una de las marchas más masivas de los últimos tiempos en contra Duque. El presidente colombiano tiene un 70 por ciento de imagen negativa en apenas 15 meses de gestión. Le quedan tres años por delante.
Lo que disparó las protestas fue el asesinato de ocho niños, que murieron bombardeados por el Ejército en el marco de un operativo contra guerrilleros. Pero eso desató la furia de mucha gente que se opone a las políticas de Duque. Para colmo, Duque ordenó reprimir las protestas con dureza e intimidó incluso a medios de comunicación, en los que hizo allanamientos.
Entre los convocados a las calles hubo sindicatos, estudiantes, pueblos indígenas, artistas, ambientalistas y partidos opositores, quienes lideran un "paro nacional" contra los lineamientos políticos económicos, sociales y de seguridad del jefe de Estado.
"Es un acumulado de situaciones que esperamos nosotros que, así sea en una gran mesa nacional de concertación, empecemos a revisar" explicó a AFP Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo, una de las organizaciones que promovieron la medida de fuerza.
Colombia sale a las calles contra Iván Duque y Venezuela lo celebra
Hubo además interrupciones en los sistemas de transporte, y cortes en las vías principales de varias ciudades, mientras miles de estudiantes marcharon en la capital hacia el aeropuerto internacional. En las ciudades de Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Neiva, Bucaramanga y Medellín se llevaron a cabo multitudinarias manifestaciones, hubo poca concurrencia de autos y también fueron pocos los locales comerciales que abrieron sus puertas. De hecho, gran parte de empresas, universidades y colegios cancelaron previamente sus actividades.
Duque encabeza un mando unificado en Bogotá con los altos mandos militares y policiales, y los ministros de Defensa e Interior. El mandatario reconoció el miércoles la legitimidad de algunos reclamos, aunque aseguró que hay una campaña basada en "mentiras" que busca desatar la violencia: "Al tiempo que reconocemos el valor de la protesta pacífica, también garantizaremos el orden", dijo. Colombia cerró fronteras hasta el viernes 22 de noviembre por "seguridad" y expulsó al menos 24 venezolanos señalados de querer infiltrar la marcha.
En Bogotá se desplegaron desde el fin de semana soldados para proteger "instalaciones estratégicas", según informó la alcaldía. La policía capturó el martes a dos personas señaladas de violencia en otras movilizaciones y allanó una treintena de residencias, medios de comunicación alternativos y centros culturales. Algunos allanamientos fueron "declarados ilegales" por falta de "pruebas", reconoció el fiscal Fabio Espitia. Ante esto, la ONU mostró su "preocupación" ante el "aumento" de militares en las calles previo a las movilizaciones. Muchos analistas hablan de un “descontento regional” y señalan que desde que asumió el poder en agosto de 2018, Duque ha afrontado varias protestas que dejó reclamos sin resolver en el marco de una profunda polarización.
Las centrales obreras convocaron a la protesta el mes pasado, y luego se les sumaron diversos sectores que miden el pulso de Duque, incapaz de consolidar mayorías en el Congreso y con reveses de su partido, Centro Democrático, en las elecciones locales de octubre.
El movimiento obrero rechaza supuestas reformas para flexibilizar el mercado laboral y cambiar el sistema de pensiones, los indígenas exigen protección luego del asesinato de 134 comuneros desde que asumió Duque, y los estudiantes piden más recursos para la educación pública.
Todos estos sectores cuestionan las políticas económicas del gobierno, así como también su política de seguridad enfocada en el combate del narcotráfico, el asesinato de decenas de líderes sociales y su intento de modificar el pacto de paz que desarmó a la exguerrilla FARC en 2016. En una Colombia que prevé un crecimiento económico por encima del promedio regional, pero con altos índices de desigualdad y desempleo, el "paro nacional" ha generado especial expectativa por la convulsión social que ya sacudió a Ecuador, Chile y Bolivia.
A.G./MC