El presidente estadounidense Donald Trump tenía previsto viajar este viernes hacia Perú, donde ese se celebrará la octava Cumbre de las Américas. Se trata de la única cita que reúne a todos los jefes de Estado del Continente Americano. Sin embargo, este el mandatario suspendió su viaje explicando que la crisis en Siria, y un posible accionar de Occidente, requiere su presencia en Washington.
La Cumbre de las Américas, que se celebra cada tres años desde 1994, iba a servirle a Trump, un año y tres meses después de llegar a la Casa Blanca, como “debut” en una región latinoamericana en la que su popularidad está por los suelos.
Los números son elocuentes. Según una encuesta de Gallup, la popularidad del republicano en Latinoamérica es de tan solo el 16 por ciento tras su primer año en la presidencia. Las cifras indican que la región no quiere a Trump, que la utiliza como una “bolsa de boxeo”, especialmente a México, Cuba y los países centroamericanos, a los que llegó a llamar "países de mierda".
Otra encuesta, realizada por el Pew Research Center, indica que en siete países latinoamericanos alrededor del 47% de los consultados tienen una opinión favorable de los Estados Unidos bajo el mandato de Trump. La aprobación fue más alta en el país anfitrión de la cumbre, Perú (51%), seguido por Colombia (51%) y Brasil (50%).
La política latinoamericana de Trump se circunscribe básicamente a Venezuela y el castigo a Nicolás Maduro, al que en agosto del año pasado amenazó con una intervención militar. Curiosamente, Venezuela es el país de la región en el que Trump es menos impopular: tiene un 37 por ciento de aprobación.
Según el Pew Research Center, Estados Unidos tiene una valoración más negativa en México, donde solo el 30% dijo que tienen una opinión favorable. Trump, que lanzó su campaña electoral llamando narcotraficantes y violadores a los mexicanos y prometiendo construir un muro en la frontera, maltrató al país con su retórica y su política antimigratoria.
Los números revelados marcan una disminución considerable desde la última Cumbre de las Américas en 2015. En ese momento, la opinión pública de los Estados Unidos, gobernados por Barack Obama, era en gran medida favorable: en los mismos siete países, un 66% tenía una visión favorable, 19 puntos más que en la última encuesta.
