INTERNACIONAL
Entrevista exclusiva

Robert Jervis: "Hay peligro de una carrera armamentista entre Estados Unidos y China"

El profesor de la Universidad de Columbia sostiene que la política exterior de Trump es reflejo de su ego. Cree que si Biden gana las elecciones, tratará de mejorar la relación con Argentina, sin poner en peligro al FMI. Galería de fotos

Robert Jervis. 20200715
Robert Jervis. | CEDOC

“Estamos a punto de hacer un experimento”. En enero de 2017, pocos días antes de que Donald Trump asumiera la presidencia de los Estados Unidos, Robert Jervis, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Columbia, lanzaba esa poderosa advertencia, al preguntarse cómo sería la política exterior de un mandatario que no había ejercido nunca un cargo público y que expresaba, en algunos temas, una mirada radicalmente diferente a la de sus predecesores. Tres años y medio después, ese experimento culminó en la guerra comercial, geopolítica y tecnológica con China; una buena dosis de proteccionismo comercial; y la destrucción del orden internacional liberal que el propio Estados Unidos fundó en la posguerra.

“Muchos de mis colegas pensaban que no iba a poder hacer eso porque los intereses domésticos, especialmente dentro del Partido Republicano, serían demasiado poderosos. Hicimos el experimento y Trump ganó porque ha sido bastante disruptivo”, asegura por teléfono a PERFIL. Su pluma, lúcida y filosa, disecciona en una demoledora reseña del libro de John Bolton, The Room Where It Happened, el caos dentro de la Casa Blanca. Allí, destaca un gobierno caótico, donde los funcionarios más cercanos al presidente no comparten sus políticas, en el mejor de los casos, o las sabotean, en el peor de ellos. Jervis señala la relación con Rusia, que Trump desearía mejorar, como uno de esos ejemplos.

Ante el ascenso de Beijing, ¿quién mejor que el autor de Cooperation under the security dilemma para determinar si hay un dilema de ese tipo entre Estados Unidos y China? “Hay peligro de que las cosas se salgan de control y conduzcan, si bien no a un conflicto armado real, sí a una improductiva, costosa e inducida carrera armamentista”, advierte Jervis.

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—¿Cómo definiría la política exterior de Donald Trump?

—La política exterior de Trump es muy difícil de explicar y resumir porque es un reflejo de su personalidad, que es realmente caótica. Hay algunos temas que le importan y allí vemos consistencia y algo de planeamiento, mezclados con una dosis de caos e incompetencia. Esos temas son inmigración y comercio. Siempre sintió que otros países estaban estafándonos en términos comerciales. Su entendimiento de los principios del comercio internacional es totalmente primitivo. No entiende el principio de la ventaja comparativa, las balanzas comerciales bilaterales, ni cómo se registran los números de esas balanzas. Tiene una política beligerante no sólo contra adversarios como China, sino también con aliados. Y eso es muy inusual. Con respecto al resto del mundo, su política es un reflejo de su personalidad. Es un autoritario que no entiende las disidencias, sólo quiere mandar. Trump siente afinidad por otros líderes autoritarios. Ama a Kim Jong Un, tiene afinidad por Recep Erdogan y Xi Jinping, y nunca plantea las típicas objeciones de Estados Unidos contra gobernantes autocráticos por violaciones a los derechos humanos. No hay una racionalidad en su política exterior, es sólo un reflejo de su personalidad. Y en todos estos casos, él ve las relaciones con otros países como una extensión de sus relaciones personales con otros presidentes. Cuando le preguntan por un país, él contesta que se lleva muy bien con “X” o  que “X” realmente lo aprecia. Eso es totalmente bizarro. Lo ve todo en términos de su ego.

—Si es reelecto, ¿deberíamos esperar algún cambio en su política exterior?

Estoy contento de decir que en este momento todos los patrones indican que será derrotado abultadamente. Pero en política nunca se sabe. Esperaría más de lo mismo y más extremo. Algunas de las cosas que hace ahora son por temor a perder la elección. Si es reelecto, lo tomará como una reivindicación de sus políticas. Y tendrá menos restricciones. Podemos esperar hostilidad con Europa Occidental. Ya expresó en muchas ocasiones su idea de reformar la OTAN.

Joe Biden lidera las encuestas a tres meses y medio de las elecciones en EE.UU.
Joe Biden lidera las encuestas a tres meses y medio de las elecciones en EE.UU.

—Recientemente usted escribió un artículo en Political Science Quarterly sobre el legado que recibirá Joe Biden si es electo. ¿Cree que él cambiará demasiado la política exterior de EE.UU?

—Definitivamente cambiará un montón y debería hacerlo, porque Trump ha roto con más de medio siglo de tradición de política exterior estadounidense. Su debilidad es que es un político tradicional, de la vieja escuela, más vinculado con la política exterior ortodoxa de Estados Unidos. Creo que intentará volver a una política que se parecerá mucho a la de Barack Obama.

—¿Qué desafíos tendrá el próximo presidente?

—Muchos. No envidio a quienes tengan que lidiar con ello. Muchos de los asesores de política exterior de Biden fueron alumnos míos. Les tengo aprecio. El desafío más obvio es que tendrá que estar preocupado con la pandemia, que no terminará en enero de 2021. Hay señales alarmantes no sólo por el brote en el sur y en el suroeste del país, sino también porque este escenario durará mucho tiempo y no está claro cuán efectiva será la vacuna. En el mejor de los casos, tendrá que apurar su producción, preocuparse por sus efectos colaterales y por suministrarla a cientos de miles de personas. Y, luego, por supuesto, lidiar con la economía, que estará en muy mal estado. Y, además, la agenda de justicia social continuará siendo demandante.

—Yendo al sistema internacional, ¿existe un dilema de seguridad entre Estados Unidos y China?

—Esta es una pregunta extremadamente importante y difícil, y no puedo ofrecer una respuesta definitiva. Decir que es puramente un dilema de seguridad significaría que tanto Estados Unidos como China buscan preservar su propia seguridad. Pero China claramente quiere más que eso. Está comprensiblemente insatisfecha con el status quo que se estableció cuando era muy débil. Cualquier teoría concebible de la política internacional implica que los acuerdos actuales en la región tendrán que cambiar en respuesta al gran aumento del poder chino. Los Estados Unidos quieren minimizar estos cambios, pero el dilema de seguridad aparece porque ni EE.UU. ni China quieren que las relaciones se deterioren en mayor medida de lo que exige el verdadero conflicto de intereses. Hay peligro, sin embargo, de que las cosas se salgan de control y conduzcan, sino a un conflicto armado real, sí a una improductiva, costosa e inducida carrera armamentista.

—El gobierno de Estados Unidos intenta desacoplar su economía de la china invocando razones de seguridad nacional. Sin embargo, las empresas no actúan sólo con racionalidad geopolítica, también evalúan costos y ganancias antes de tomar una decisión. ¿Cómo influyen estas empresas en la bipolaridad?

—La mayoría de las empresas están profundamente perturbadas por el deterioro de las relaciones sino-americanas y, por eso, no es llamativo que el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, haya intentado moderar la política de Trump. Aunque las compañías suelen tener una gran influencia en las administraciones republicanas, en este tema tienen relativamente poca porque Trump está profundamente comprometido con su política.

—China es el principal socio comercial de muchas naciones sudamericanas. Por otro lado, Estados Unidos es la superpotencia hemisférica. ¿Cómo deberían las naciones sudamericanas lidiar con la rivalidad sino estadounidense?

—Será un delicado y difícil acto de equilibrio para estos países. Necesitan minimizar la fricción con EE.UU., pero tienen propios e importantes intereses, en gran parte económicos. Supongo que tratarán hacer negocios como de costumbre con China, evitando acuerdos y cuestiones que atraigan mucho la atención estadounidense.

—Argentina necesita el apoyo financiero de Estados Unidos en la negociación con los bonistas y el FMI. ¿Qué tipo de relación bilateral imagina si Biden es electo?

—Creo que Biden tratará de mejorar las relaciones con los países de América del Sur, incluida la Argentina. Pero como sabés la situación de la deuda argentina y el FMI es difícil. Mi conjetura, y no es nada más que eso, es que aunque Biden simpatizara con la difícil situación de Argentina, no querrá hacer nada que perjudique al FMI