Victor Ponta, primer ministro de Rumania, quien fue el primer jefe de gobierno en ser juzgado por corrupción, renunció hoy al cargo más alto de dicho país. Su dimisión se debe al incendio en un boliche que terminó con la vida de 32 personas.
Cientos de ciudadanos se manifestaron en la noche del martes para exigir las renuncias en el gabinete del gobernante partido de izquierda, ya que vincularon la inacción en la lucha contra la corrupción del Gobierno con la tragedia y la falta de controles de seguridad por parte de las autoridades.
Ponta había recibido presión para que dimitiera por parte del presidente Klaus Iohannis, quien lo venció en las elecciones presidenciales de noviembre pasado
Iohannis, exlíder de la oposición, dijo que su objetivo era llevar al poder a los liberales.Con este escenario, y la salida de Ponta, podría conducir a un realineamiento político en Rumania, donde una coalición de tres partidos forma una mayoría en el parlamento.
Ponta, que es juzgado por evasión fiscal, blanqueo de dinero y falsedad documental, designó como primer ministro interino al titular de Defensa, Mircea Dusa, quien definió la renuncia de Ponta como el "gesto de un político responsable", según consignó al portal Romania.tv.net.
"Victor Ponta está abandonando su mandato. Alguien tiene que asumir la responsabilidad por lo que ocurrió. Esto es un tema serio y prometemos una resolución rápida de la situación", manifestó el jefe del Partido Socialdemócrata gobernante, Liviu Dragnea, a los reporteros en el parlamento.
En la madrugada del sábado se registró un incendio en un boliche donde 32 personas perdieron la vida y 162 resultaron heridas. El siniestro se originó a causa de fuegos artificiales. Cerca de 500 personas dentro del boliche Colectiv para presenciar un concierto gratuito de la banda de heavy metal Goodbye to Gravity.
Se trata del hecho "con más víctimas desde la revolución anticomunista de 1989", detalló Bogdan Oprita, vocero del Hospital de Emergencias Floreasca, donde había docenas de personas ingresadas. "Fue como una guerra. Se llamó a docenas de cirujanos de sus casas y se les pidió que operasen", definió.