Seis personas fueron detenidas el domingo acusadas de intentar asesinar el sábado al presidente venezolano, Nicolás Maduro, con drones cargados de explosivos, el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol. "Tenemos hasta ahora seis terroristas y sicarios detenidos, varios vehículos incautados; se llevaron a cabo varios allanamientos a hoteles en la capital (Caracas) donde se han recabado importantísimas evidencias", señaló el funcionario, quien precisó además que el intento de "magnicidio" se ejecutó con dos drones controlados a distancia y cargados cada uno con un kilogramo de explosivo C4, "capaz de hacer daño efectivo en un radio de aproximadamente 50 metros".
"Una de las aeronaves sobrevoló la tribuna presidencial con el fin de activar a distancia la sustancia explosiva (...), pero con la instalación de equipos inhibidores de señales se logró desorientar al dron, activándose fuera del perímetro planificado por los sicarios", explicó Reverol. La segunda aeronave -según el funcionario- perdió el control, cayó y detonó en un edificio cercano al acto militar en el que se encontraba Maduro, en conmemoración de los 81 años de la Guardia Nacional. "Se trata de un delito de terrorismo y magnicidio en grado de frustración (...). Están identificados plenamente los autores materiales e intelectuales dentro y fuera del país, no se descarta en las próximas horas otras detenciones", acotó Reverol.
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El ministro reiteró que hay siete militares lesionados por lo ocurrido, "tres de ellos con pronóstico reservado" y aseguró que sobre uno de los detenidos pesaba una orden de captura por el ataque el 6 de agosto de 2017 al fuerte militar de Paramacay, en la ciudad de Valencia (norte), donde una veintena de hombres se enfrentaron durante horas con los custodios de las instalaciones. Dos de los atacantes fueron abatidos, ocho detenidos y el resto escapó con armas. El grupo estaba comandado por el excapitán de la Fuerza Armada Juan Carlos Caguaripano, detenido junto con uno de sus compañeros el 11 de agosto. Otro de los detenidos, indicó el ministro, había sido detenido durante las protestas que exigían la salida de Maduro en el poder en 2014 y luego había recibido un beneficio procesal.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, respaldado por los militares, se alista para responder con puño de hierro al intento de asesinato del que asegura fue víctima, haciendo temer una ola represiva contra sus adversarios. "Permanecemos incólumes y aferrados a las convicciones que nos caracterizan, apoyando de manera incondicional y con irrestricta lealtad a nuestro comandante en jefe", expresó este domingo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, junto al alto mando militar. Tras el incidente, Maduro prometió ir contra los responsables: "Los que se han atrevido a ir hasta el atentado personal que se olviden de perdón, los perseguiremos y los capturaremos a donde se vayan a esconder ¡Lo juro!".
El ataque en Caracas era retransmitido en directo por la televisión estatal el sábado cuando Maduro hablaba, flanqueado por su esposa y el ministro de Defensa. Se escuchó una explosión y se retiró al presidente del escenario. El personal militar rompió filas y huyó. La retransmisión terminó bruscamente. Las fotografías de la escena mostraban al menos a un soldado con sangre en la cara. "Han intentado asesinarme el día de hoy", dijo Maduro en un discurso el sábado. Dijo que un objeto volador estalló frente a él, y segundos más tarde sintió otra explosión a su derecha. "Tengo la protección de nuestro Dios el Creador, de nuestro Señor Jesucristo", dijo Maduro.
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