En diálogo con Modo Fontevecchia (Radio Perfil FM 101.9 y Net TV), Carlos Leyba, el economista que fue parte del equipo de José Ber Gelbard durante la última presidencia de Juan Domingo Perón, analizó el escenario político actual y declaró que Martín Guzmán y Alberto Fernández “no están preparados”.
La ministra de economía Silvina Batakis reivindicó la figura de Bel Gelbard. ¿Qué opinión le merece? ¿Qué grado de posible aplicación podría tener algo similar en el contexto actual?
Me sorprendió que Batakis haya hecho de forma tan espontánea esta afirmación. Al haber sido parte de aquel proceso, pienso lo mismo. En cuanto a la viabilidad, hay que relacionar el presente con aquella época. Ese programa no era económico solamente, sino que era la consecuencia de un hecho notable que se dio en la Argentina, el de la amistad política.
Ricardo Balbín y Perón acordaron La Hora del Pueblo, para que volviera a haber un proceso electoral sin proscripciones. Algo que durante 18 años no había ocurrido. Después de la caída del '55 , el peronismo estuvo proscripto y, otros, como yo, que no éramos peronistas, encontramos en esa coincidencia de Balbín y de Perón, el eje de una nueva manera de hacer política en Argentina que permitiera restablecer la democracia.
Esa parábola de tiempo, termina con esa frase de Balbín, cuando muere Perón el 1 de julio, "Este viejo adversario es mi buen amigo". La amistad política no existe en la Argentina, ni en el Frente de Todos ni en Juntos por el Cambio. Y en general. La política ha perdido todo sentido de búsqueda de la verdad. La verdad es un camino de encontrar un consenso sobre la vida.
Las coincidencias programáticas que lograron que todas las leyes se votaran por unanimidad en el plan de Gelbard, porque todos los partidos estábamos de acuerdo con ese programa, permitió una enorme caída de la inflación, un aumento del PBI, un aumento de las reservas y de la demanda monetaria, que alcanzó los niveles más altos en ese período.
A partir de la muerte de Perón y luego del asesinato de los montoneros a José Ignacio Rucci, era imposible seguir. Dejamos el programa desde el 1 de julio de 1974. Gelbard no tuvo la actitud de Guzmán. No se fue y aguantó hasta que Isabel buscó a un socio de López Rega para ponerlo al frente del ministerio.
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¿Hoy sería posible que Guzmán diga lo mismo que dijo José Gelbard el 1 de mayo de 1974, sobre que un ala violenta del Gobierno, no físicamente violenta, como en los 70, no lo dejó llevar adelante un plan que pudiera haber sido exitoso?
Contábamos hasta junio de 1974 con la presencia de Perón y el acuerdo permanente de él con Balbín. Se juntaban prácticamente toda la semana. Tenían una relación personal y política importante. No creo que haya nada en común con Guzmán, porque nosotros, lo único que hacíamos, era hablar cada cosa que hacíamos con todos los interesados.
Era un programa de permanente coordinación y coincidencia con el empresariado.Toda la política agropecuaria fue hecha en un acta de compromiso con el sector que firmaron todas las organizaciones rurales. Lamentablemente, el kirchnerismo infectó al peronismo con la idea de crecer sobre la base de un enemigo. Nosotros teníamos una perspectiva diferente, veníamos de la idea de que todos éramos parte de una realidad social compleja, pero que venía de una época de crecimiento.
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Argentina hasta 1974 tenía el crecimiento del PBI per cápita comparable con Canadá y Australia, teníamos el 4% de pobres y a partir de ese momento empieza la decadencia.
Así es. Pero hay una causa central. La dictadura genocida fue una infamia pero hubo una locura previa que fueron los montoneros, quienes mataron a Rucci porque querían eliminar la pata sindical del pacto social. Rucci firmó el acta de un aumento de suma fija equivalente al 20% del salario mínimo, con una tasa de inflación del 80%.
Cuando le doy el acta para firmar, él dice esa noche: "Estoy firmando mi sentencia de muerte", y lo mataron. Es muy difícil hacer cosas grandes y evitar la decadencia cuando la disponibilidad del alma no está para eso. Sufro porque veo que perdemos un país extraordinario. Solo en Vaca Muerta tenemos varias veces los 400 mil millones de USD que los argentinos tenemos en el exterior.
No somos capaces de poner un caño, que lo descubrimos en la época de Cristina Kirchner. Cuando se ven las posibilidades pero tanta imposibilidad de declinar posiciones es muy doloroso. Nosotros no vivimos eso. Estábamos sitiados por la guerrilla y nos juntamos todos para proteger la vida y la democracia. Eso hoy no se puede cumplir. Para mi no es comparable. Yo critico duramente su política y creo que faltó tiempo, demoró todo, Guzmán no estaba preparado para su función pero tampoco Fernández, es evidente.
CB PAR