El atrincheramiento de las fuerzas de Ucrania y los preparativos del ejército de Rusia presagian una batalla decisiva. La del este de Ucrania, donde Rusia sembró la semilla de la guerra con la proclamación de las repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk en señal de apoyo a los separatistas.
Combates decisivos se ciernen sobre Ucrania, ya que Rusia nombró un nuevo comandante militar y trata de centrar sus ataques en el este del país. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, afirmó que las tropas mantendrían sus posiciones e instó a los líderes occidentales, en particular al presidente estadounidense Joe Biden.
La ofensiva definitiva podría comenzar en los próximos días como capítulo siguiente de una guerra que asesinó a miles de civiles ucranianos y que aisló económica y políticamente a Rusia.
El Ministerio de Defensa de Gran Bretaña, cuyo primer ministro Boris Johnson visitó a Zelenski, informó que Rusia busca compensar las crecientes bajas aumentando el número de tropas con personal que había sido dado de baja del servicio desde 2012.
Los separatistas ucranianos del este de Ucrania, respaldados por Rusia, luchan desde la invasión de Crimea, contra las fuerzas ucranianas. En esa región industrial, la del Donbass, la mayoría es de habla rusa. Las fuerzas rusas invadieron Járkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, y enviaron refuerzos hacia Izyum, en el sureste, para quebrantar las defensas ucranianas. Los rusos también mantuvieron el sitio de Mariúpol, puerto clave del sur sitiado durante casi un mes y medio.
Los civiles siguen huyendo de la barbarie. Las visitas a Kiev de mandatarios occidentales como Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la campaña de recaudación de fondos del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no logran frenar la embestida del régimen de Vladimir Putin.
La agencia de refugiados de la ONU, informó el domingo, que más de 4,5 millones de personas abandonaron el país desde que comenzó la guerra el 24 de febrero. Y en más de seis semanas murieron 1.766 civiles.
