El abogado constitucionalista Daniel Sabsay se refirió al proyecto que impulsa el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, para eliminar la figura de femicidio del Código Penal y afirmó que se trata de una medida inconstitucional y contraria a las convenciones internacionales firmadas por la Argentina. “Esto es muy grave porque puede traer responsabilidad internacional del Estado argentino por el incumplimiento de esas convenciones”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Daniel Sabsay es abogado, profesor titular y director del posgrado de Derecho Constitucional de la UBA. Fue presidente de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional y de la Comisión de Juristas para la Elaboración del Digesto Jurídico Argentino. También, fue asesor por más de una década en la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados y colaboró en los equipos legales del bloque radical durante la convención constituyente de 1994.
¿Cómo le impresionaron los dichos del presidente y la decisión del ministro de Justicia de enviar el proyecto de eliminar el femicidio como figura jurídica?
Desde mi punto de vista, me espantó. Pero, más allá de mi punto de vista, lo importante es ver técnicamente cómo ubico esta cuestión. Vayamos por partes. Primero, la figura del femicidio, el asesinato de una mujer, implicaba un agravante, y eso fue, en su momento, aprobado por unanimidad. Entre quienes lo aprobaron, estaba Patricia Bullrich, quien inclusive salía con pancartas y todo. Ahora modificó su criterio y piensa exactamente lo contrario. Ella sabrá por qué lo hace.
Acá aparecen dos cosas importantes, que son el principio de progresividad y el principio de no regresividad, que está contemplado, entre otras convenciones, en la Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica. Y esto implica que, cuando en materia de protección de un derecho se ha llegado a un determinado punto, ya no se puede descender en esa protección. Se puede elevar más la protección, pero no descender.
Con lo cual, encontramos que en estos casos no solo hay anticonstitucionalidad, sino que también hay anti convencionalidad, es decir, se violan convenciones internacionales que, desde la reforma del '94 tienen jerarquía constitucional. Esto es muy grave porque puede traer responsabilidad internacional del Estado argentino por el incumplimiento de esas convenciones.
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Recuerdo que estuvimos juntos cuando pedíamos un "Mani Pulite" en la segunda década de este siglo, y al mismo tiempo nos encontramos de vuelta unidos en este espanto que enfrentamos. ¿Puede ser que la verdadera oposición a Milei y la "Libertad Avanza" venga del verdadero liberalismo y no del kirchnerismo?
Para mí no es el verdadero liberalismo, es el anarcocapitalismo. Es decir, es una ideología que además desconoce la existencia del Estado, y el Estado es la base de una Constitución, el Estado de Derecho. Por lo tanto, es destruir directamente toda la institucionalidad democrática, lo cual me parece gravísimo, es dinamitarla.
Esto se entronca exactamente con lo que está haciendo toda la extrema derecha. El caso de Trump es muy claro, pero lo que aboga también Bolsonaro, etcétera. Y, por supuesto, el salvadoreño, que es otro personaje nefasto.
En fin, para mí es gravísimo porque es hacer hilachas de una construcción que tiene más de dos siglos, que creíamos que en sus bases era inconmovible. Y lamentablemente, esto no ha sido así.
Por eso le decía: ¿cree usted, Daniel, que en realidad la verdadera oposición tiene que venir del radicalismo, de lo que fue Cambiemos en 2015, del peronismo cordobés, del socialismo santafesino? Es decir, de aquellos partidos con perspectiva de centro y con una mirada verdaderamente liberal, no sólo en lo económico, sino también en lo político y en lo cultural.
Coincido totalmente, lo económico viene después. Lo primero en la construcción de un Estado de Derecho es lo político, que es la separación de poderes, el reconocimiento de los derechos y garantías, la supremacía de la Constitución, etcétera, etcétera. Después aparece la temática económica. Pero cuando se separa lo económico como lo principal, eso lleva a una dictadura. Esto ocurrió durante el proceso, esto fue el menemismo también, y ahora, lamentablemente, estamos viviendo una suerte de revival de eso.
Viene a la memoria las viejas discusiones en la facultad de Derecho sobre la superestructura y la infraestructura. Los marxistas considerando que es la infraestructura, es decir, la economía, lo que crea la superestructura, la cultura, y los liberales creyendo que es la cultura, la educación, o sea, la superestructura, lo que crea la economía, es decir, la infraestructura. ¿Usted encuentra que en el anarcocapitalismo hay algún punto de contacto con el anarquismo inicial que era de izquierda?
Curiosamente, sí. Porque los extremos terminan tocándose. En ambos casos lo que se está negando es el verdadero liberalismo, que integra todos esos contenidos de los que yo hablaba previamente.
MC CP