Dos factores impiden un salto cambiario abrupto en el escenario actual. El primero es la falta de reservas en el Banco Central. Una vez que se decide subir el dólar no habría dólares para enfrentar una eventual presión por parte del mercado, lo que aumenta el riesgo de una corrida.
El segundo es el impacto que tendría sobre la inflación. En el Gobierno entienden que una suba del dólar oficial tendría un traslado inmediato a los precios. Un informe de la consultora Analítica señaló que el 57% de los precios de la economía todavía se ajustan por el tipo de cambio oficial, entre ellos los de los alimentos. Solamente los precios de otros sectores, como la energía, la indumentaria o los servicios turísticos ya tienen incorporado el valor del dólar libre.
JL PAR