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MODO FONTEVECCHIA
GUERRA DE ARANCELES

Edgardo Martolio: "EEUU está peleando el penúltimo round y China recién se sube al ring"

El periodista y ex presidente de Perfil Brasil se refirió al impacto de la guerra de aranceles impulsada por Donald Trump y afirmó que en China a la gente no le interesa lo que pasa con Estados Unidos. 

Xi Jinping
Xi Jinping | AFP

El periodista y ex presidente de Perfil Brasil Edgardo Martolio analizó la realidad de China y aseguró que en el país no se vive una gran preocupación por la guerra de aranceles impulsada por Donald Trump. “China se siente muy fortalecida y sinceramente creo que lo está”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Edgardo Martolio es un periodista argentino nacionalizado brasileño que presidió Perfil Brasil. Fundó y dirigió durante más de dos décadas la edición brasileña de la revista Caras. Fue director asociado del diario Perfil en sus comienzos en el año 2018 y corresponsal en Europa de la revista La Semana. También fue director de la revista Caras Argentina. Primer jefe de redacción de la revista La Semana, hoy llamada Noticias. Es autor de libros sobre tango, música brasileña y fútbol, entre otras temáticas.

Hoy Martolio está en China, en una de las más importantes ferias de negocios. Así que aprovechamos para hablar con él, para preguntarle cómo se ve desde allí, desde su enorme experiencia profesional, la guerra comercial con Estados Unidos y cómo lo siente China.

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Lo primero que hay que tener en cuenta que China pasa un mensaje muy tranquilizador y poderoso de “nosotros podemos y no tenemos problemas” para aquí, para su público, para su pueblo. Es muy diferente a lo que muestra internacionalmente donde le pone el pecho a Estados Unidos. Pero aquí el mensaje en general es que no hay problema, lo que sea lo vamos a resolver.

De parte de los empresarios escuché distintas opiniones. Algunos con una visión muy paternalista, confiando en que el gobierno lo va a resolver. Acostumbrados desde muchos años a que el gobierno resolvía, porque no los usaba a resolver, tampoco a los propios chinos. Por otro lado, escuché algunos empresarios que dicen “voy a abrir una fábrica en Oregon, en Estados Unidos, y no voy a necesitar llevar personal chino para allá”.

O sea, si pasa algo y que esto no se arregla, China se siente muy fortalecida y sinceramente creo que lo está. Yo ahora llevo menos de tres semanas aquí, hacía 13 años que no venía, entre 2005 y 2012, viene casi todos los años. Y la China que encontré ahora, después de 13 años, realmente es sorprendente.

No solo por la feria, la feria es increíblemente enorme, gigantesca. Desde el 2012 a hoy se amplió, exactamente se duplicó. Tenía dos pabellones gigantes, pero que solo competía con Chicago, en grandeza, con la primera feria de Chicago, y ahora tiene cuatro. En 2015 inauguró el tercero, y después de la pandemia el siguiente.

Lo que se ve es algo muy poderoso y moderno, y sinceramente creo que los chinos se están dando cuenta que, si esto fuese una pelea de box, Estados Unidos debe estar peleando el penúltimo round. Y China recién se subió al ring. Esto sería lo que pienso después de ver este progreso increíble de China, que es un progreso no apenas constructivo, de infraestructura, que es lo que normalmente consumimos en América o en el extranjero. Cada vez que se inaugura algo, que siempre es el puente más largo, la carretera más alta, lo que fuere, todo está bien hecho además, pero además en la conducta del chino en general se ven progresos.

Por ejemplo, esta ciudad, Guangzhou, es una ciudad que tiene 12 millones de habitantes.

¿Dónde está Guangzhou?

Está en el Sur, está a una hora de Hong Kong y a una hora veinte de Macao. Es muy, muy en el sur. Era uno de los puertos, siempre fue uno de los puertos favorecidos por el hecho de estar en el sur: había que navegar menos kilómetros, antiguamente.

Y segundo, porque tiene bahías muy protegidas en toda esta región. Entonces siempre se desarrolló mucho. Y además, aquí hace calor, es un clima relativamente tropical. No nieva, como en el norte de China. Es otra historia.

La mayoría de los extranjeros europeos que viven aquí en China , salvo que por tareas diplomáticas o lo que fuera tengan que instalarse en Beijing, o por comerciales en Shanghái, si tienen libertad de elección, vienen a esta región. Lo mismo que los jubilados americanos que se van a Florida por el calor y el clima, bueno, vienen para esta región: para Cantón, para Guangzhou.

Y la limpieza, por ejemplo, de la ciudad, es impresionante. No era así. Tenía un par de líneas de metro y se estaban construyendo. Hoy tiene veintidós líneas, además modernas. Digamos, hacia adentro, lo que le pasa a China, a los chinos, es algo así como: “somos los mejores”. Digo, los chinos fueron durante un milenio una cultura fantástica, y después tuvieron un siglo, siglo y medio, de humillación, lo llaman, que era cuando Japón los invadía, antes de la Segunda Guerra Mundial, y de la Primera también.

Entonces, esto que le está pasando a la nueva generación china es fantástico. Las preocupaciones que ellos tienen son, por ejemplo, de la pirámide poblacional: que han disminuido los jóvenes y cada vez se ha estirado más la vida de los viejos. Y aquí, con los cien millones que son, probablemente allí tengan algún problema dentro de quince, veinte, veinticinco años. Pero van superando todo.

Yo no diría que los chinos hoy son un pueblo muy educado, porque la sensación es que todavía no lo es. Sí, claro, tienen una élite que es de 50 millones, es más que toda la Argentina junta. Pero el chino es muy disciplinado, entonces hace lo que le dicen.

No importa que el gobierno no sea exactamente autoritario, ya lo fue, obviamente, el de Mao, que a lo mejor los acostumbró a eso, pero al chino le dicen que no arroje basura, que no escupa en el suelo y no arroja basura, no escupe en el suelo, no tira la colilla del cigarrillo. Aquí todavía se fuma bastante.

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Entonces el orden hace que, más allá de que esta ciudad ahora es muy linda porque está reurbanizada, tiene avenidas en exceso, y todas muy arboladas en general… Ninguno de estos días he sufrido problemas de tránsito, siendo que, insisto, tiene doce millones de habitantes y pertenece al mayor conglomerado urbano del mundo, porque se han juntado muchas ciudades.

Una que tal vez ahí se escuche también hablando mucho es Shenzhen, que es una ciudad industrial. En 1985 tenía diez mil habitantes, el doble de mi pueblo. Mi pueblo, cuando yo me fui, tenía cinco mil habitantes, y ahora, hace cincuenta y pico de años, continúa con cinco mil habitantes.

Shenzhen, si yo no recuerdo mal, es la que está pegada a Hong Kong y fue una de las siete zonas de liberación económica que se pusieron en funcionamiento. El primer trencito entre Hong Kong y algo de China Continental era en Shenzhen.

Exacto, está justo enfrente. Hoy tiene diez millones de habitantes. Tenía diez mil. Hoy tiene de diez a doce millones de habitantes. Y se han juntado esos habitantes con otros lugares. Pero además, uno ve otras ciudades que uno no tiene mucha idea desde lejos y desde Occidente, como Xiamen.

Xiamen, por ejemplo, que es otra ciudad fantástica que está también aquí en el sur, a cuatro horas de tren. Entonces, eso que tiene China hace que la gente no se preocupe demasiado con lo que pasa con Trump y con Estados Unidos.

Obviamente los noticieros, todo el tiempo están dando alguna noticia que deja mal parado a Estados Unidos: que crece el desempleo, que los empresarios de las miniempresas se quejan… Digamos, no cuentan si esto plantea problemas para China. Plantean todo el tiempo lo que pasa en Estados Unidos.

¿Cómo ven a Trump? ¿Y cómo podrías comparar la visión de lo que vos percibís de cómo ven a Trump y cómo ven a su propio jefe de Estado, a Xi Jinping?

A Trump, la gente en general… como que lo ignora, digamos. Vamos a decirlo así: estos países continentales miran muy poco hacia afuera. Claro, la prensa china uno no la entiende. Algún canal tienen, algunos canales en otras lenguas que uno consigue entender cosas. Pero digamos, Trump es un personaje de televisión que apareció ahora, y que es criticado por la prensa.

Xi Jinping no es el personaje más querido, pero tampoco es un personaje detestado. Pero, digamos, para el chino, que habla muy poco de política y en general evita dar respuestas conflictivas. Esto tiene un poco que ver también con el carácter de ellos, que son peleadores comercialmente, pero fuera de lo comercial uno nota que no tienen muchas ganas de complicarse la vida dando alguna opinión que pueda enojar a alguien. En ese sentido, uno percibe que Xi Jinping no es el más querido.

Alguien que algo consiguió contarme me dice que, cuando a fines del siglo pasado y comienzos de este comienzan a liberarse las cosas en China, hubo un aceleramiento bastante grande. Y después, con Xi Jinping, hubo una retracción en cuanto a libertades a pesar de que no se le han cercenado libertades, pero la gente siente que se podría haber progresado más todavía.

Bueno, hay un hecho objetivo que es que el proceso democrático chino, en lugar de avanzar hacia el progresismo, fue en el sentido contrario. Porque los presidentes en China, igual que en México, la otra democracia gigantesca y antigua, junto con Estados Unidos, el presidente era presidente una sola vez. Y mientras era presidente, una especie de rey, pero después se tenía que ir a su casa y no hablar nunca más, y nunca podía ser reelecto.

Y esto sucedió con los presidentes chinos hasta Xi Jinping, que es el primero con el que se modifica eso y pasa a ser reelecto. O sea, hay algo ahí, en ese sentido, desde el punto de vista de lo que consideramos los occidentales una de las características democráticas, que no es simplemente que haya elecciones, sino que haya alternancia en el poder, o por lo menos no la misma persona. En este caso, hubo un retroceso, para decirlo de alguna manera.

Y también es cierto que China dejó de crecer al 9 %, crece al 4%, al 5%, lo que igual es muchísimo. Pero es como dicen los alpinistas: “Subir la montaña lo hace todo el mundo; subir arriba de todo, cada vez se hace más difícil”, ¿no?

Exactamente. Ahora, por ejemplo, ellos muestran mucho regiones que son linderas, especialmente con el área montañosa del Himalaya, de Mongolia. Son regiones que no estaban explotadas por China, básicamente por falta de infraestructura, lo que hacía también que la gente de esas regiones viniese a las regiones más urbanizadas en la medida que se lo permitían.

Porque hoy está, por ejemplo, mucho más liberado, pero antiguamente en China, cuando digo antiguamente me estoy refiriendo a 15 años atrás, uno no podía mudarse de ciudad porque tenía ganas de mudarse, o porque había una oportunidad de trabajo. Si había una oportunidad de trabajo, se podía mudar solo la persona que iba a trabajar en ese lugar, no así la familia. Lo mismo con los estudiantes.

Hoy eso está mucho más abierto, más liberado. Además, por ejemplo, con los estudiantes, hay muchísimas más universidades. Entonces, lo que se está creando en esos lugares es infraestructura para que se desarrollen.

China tiene solo el 13 % de su inmenso territorio cultivable, y gran parte de ese cultivo lo ocupa el arroz. Pero es muy poco, el 13 %. Por eso necesita comprarnos sojas a nosotros y a muchos otros países, a Brasil, etcétera.

Pero hay una perspectiva de desarrollo que no la tiene ningún otro lugar. Algunos porque ya están desarrollados, tipo Estados Unidos, y otros porque no pueden desarrollarse. Pero China tiene mucho para crecer.

¿Hay alguna percepción, aunque mínima, de Latinoamérica? ¿De Brasil en particular, por su tamaño, de Argentina…? ¿O no existe Latinoamérica?

No, yo diría que para ellos no existe el mundo. Me cuesta tanto, me cuesta tanto que entiendan… Argentina en Sudamérica. Y Brasil, que es donde vivo habitualmente. Porque Argentina un poco más, por el fútbol, por Messi, un poco más. Especialmente los jóvenes. A pesar de que el fútbol aquí… en todos estos días vi un solo chico con una pelota, lo vi justamente con la camiseta argentina.

En cambio, cuando uno pasa frente a cualquier escuela, en los recreos los chicos están jugando al básquet. No sé desde cuándo. Ellos dicen que desde que se inventó el básquet en Estados Unidos, aquí prendió. Pero yo esta visión no la tenía, y ahora veo mucho básquet y no veo fútbol.

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Pero gracias al fútbol, más o menos alguno, diría de un 20 %, sabe qué es Argentina o por lo menos que está en Sudamérica. Brasil, menos. Lo que me llama la atención, porque hasta hace 20 años ocurría lo inverso: se conocía más afuera Brasil por la música, por el fútbol mismo, etcétera, que Argentina.

Entonces, la perspectiva no es qué pasa afuera, sino qué nos pasa a nosotros y a nosotros nos va bien. El chino siente que hoy puede tener lo que antes no podía tener: auto por ejemplo. Hay una porción de chinos, que deben ser a lo mejor mil millones, a la que uno no tiene acceso, y que vive en regiones distintas. Pero, digamos, los 500 millones que de alguna manera uno transita, que son las grandes ciudades, etcétera, esa gente siente que la vida le ha cambiado.

Aunque, por ejemplo, le pregunté a un chino conocido para comprar un chip para el teléfono que viene con un plan desde Brasil que atiende 120 países en el mundo y uno de ellos es China, por lo menos para WhatsApp. Hay cuatro compañías, entonces le digo ¿cuál es la mejor, la que tiene más cobertura nacional?” Y me contestó: “Las cuatro son exactamente iguales, porque las cuatro son del gobierno”.

Por ejemplo, el laptop, no lo puedo usar porque hay que crear un VPN o comprar un chip en Hong Kong, porque todo lo que es Google y los motores de búsqueda que uno tiene son Google, inclusive el Gmail, no funciona, porque el Gmail es de Google. Entonces, todo eso está bloqueado. De la misma manera que en Estados Unidos hay bloqueos para algunas cosas chinas de internet.

O sea, lo que es estratégico está todo en manos del gobierno. Y lo que no es estratégico, está más o menos en manos del gobierno. Solo que es un gobierno que muestra progreso. Y la gente, en cuanto ve progreso, se siente bien, se siente cómoda. Y el progreso está en los edificios, que van para arriba y además van con formas modernas, lindas, de ingeniería… como los puentes, digo, cosas estupendas, que son hasta placenteras de ver.

Sienten que hay un progreso en esto que decía: por ejemplo, ciudades limpias. No hay ruido. No hay ruido porque casi ya no hay motores a combustión. Los motores son eléctricos. Hay motitos y bicicletas eléctricas, una cantidad enorme, silenciosa. Los chicos del delivery te pasan al lado, que tenés que tener cuidado porque si no, te atropellan. Igual no vi que atropellasen nunca a ninguno en todos estos días, pero es impresionante, porque hay un silencio muy, muy grande.

Lo que se escucha a veces es alguien medio grosero hablando en voz alta. Pero está hablando normalmente y común, y digamos, no está insultando a nadie, no está gritando. Eso es lo que se puede escuchar. Pero es muy difícil también que se escuchen bocinas, porque como no hay embotellamientos de tránsito, entonces no hay necesidad tampoco de tocar la bocina. El tránsito fluye.

¿Cuánto vale allí en la feria una moto eléctrica de esas chiquitas y económicas?

Van desde 165 a 520 dólares. Una lambrettita interesante, eléctrica, todo eléctrico. Hay autitos eléctricos de 3.300 dólares. Y son simpáticos, y andan. Están bien construidos. Se acabó también aquello del chino que fabricaba copiando. Ya no copia, no quiere copiar. Es creativo. La inteligencia artificial está muy presente. Las primeras 180 escuelas primarias ya están con todo un programa de inteligencia artificial. Y esto aquí se reproduce rápido.

La feria dura tres semanas, que se dividen por ítems, más o menos 12 grandes temáticas por semana, y esta semana está el tema de la moda. Entonces están diseñando todo y lo muestran, y además le quieren vender los programas a la gente que participa en la feria para diseñar la ropa.

No hay más diseñadores de moda. Se diseña todo con inteligencia artificial. Te dicen: “¿Qué querés? ¿Un cuello más grande? Cargale los datos a la inteligencia y te va a tirar diez modelos, diez moldes”. O sea, la costurera se murió.

Es loco, porque el Chino tal vez porque se incorporó tarde o recién a la sociedad de consumo, etcétera, va por lo nuevo. Entonces hay muchos lugares que venden cosas usadas muy baratas también, o las que… poco usadas. Porque además el tema del estatus es importante para el chino. Entonces, tener lo nuevo es a lo que aspiran.

Y como lo nuevo, para aquel que tiene trabajo, etcétera, digamos, es relativamente accesible, hay créditos, hay muchos tipos de bancos, inclusive en la feria hay muchos bancos presentes, entonces este cambio hace que China no esté tan preocupada por Trump, a pesar de que todo esto comenzó por China. Todos los demás países están más preocupados por Trump que China.

MC