Seis muertos y miles de contagios, traducidos como explosión de fiebres, produjo el primer brote de coronavirus en Corea del Norte, país cerrado si los hay, que no había registrado casos desde que comenzó la pandemia, en 2020.
El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, apareció por primera vez en público con una mascarilla mientras, al margen del covid-19, se dispone a probar armas nucleares por primera vez en casi cinco años tras lanzar el 16° misil balístico días después de la toma de posesión del nuevo presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto viajar a la próxima semana Japón y Corea del Sur, países amenazados por Corea del Norte. La obsesión por las bombas nucleares se remonta a los orígenes de República Popular Democrática de Corea, en 1948. Kim Il-sung, El Presidente Eterno, abuelo del actual Kim, usó como excusa la amenaza de Estados Unidos de lanzarle una o varias bombas atómicas durante la guerra entre las dos Coreas, entre 1950 y 1953.
Un conflicto irresuelto, aún en curso. Siguen oficialmente en guerra. Ambas partes firmaron un armisticio, no la paz.
Corea del Norte dispara la tensión
Frente a la aparición del primer caso de coronavirus reportado por el régimen, Kim ordenó medidas de emergencia máxima. Entre ellas, impedir el ingreso de personas desde el exterior, reforzar las vallas fronterizas, disparar a todo aquel que se acerque a la frontera y desinfectar concienzudamente los productos importados de China.
Según la Organización Mundial de la Salud, Corea del Norte es uno de los dos únicos países que aún no ha administrado vacunas a su población. El otro es Eritrea.
JL PAR