El Sistema Internacional experimenta un proceso de profunda transformación. La distribución de capacidades entre los grandes actores se modifica en forma acelerada, y el declive relativo de EEUU se produce en forma simultánea al auge de China, India, Rusia y otros.
Se trata de una transición hegemónica, el centro del poder global se traslada de Occidente a Oriente, el sistema dejó atrás un período unipolar y transita hacia uno multipolar. En ese marco, se está conformando un nuevo equilibrio de poder.
Kenneth Waltz, el –ya fallecido- teórico neorrealista de las Relaciones Internacionales, afirmaba ya hace décadas que este nuevo equilibrio se estaba gestando, con China, Rusia y otros actores buscando equilibrar el poderío norteamericano.
¿Qué es el equilibrio de poder? En palabras sencillas: a ningún actor le gusta que uno del grupo domine el escenario, y cuando uno de ellos se acerca a lograrlo, los demás tratan de equilibrar actuando por su parte, o en grupo, para que no haya un solo dueño de la pelota.
La guerra en Ucrania no sólo aceleró la consolidación del bloque euroasiático con cabeza en China y Rusia como socios estratégicos –lo que no habían logrado en la primera Guerra Fría por el accionar norteamericano-, además del rol emergente de India y Medio Oriente, sino que también afectó a las economías de Europa occidental.
Eso generó que varios líderes europeos, incluso socios clave de EEUU, viajaran a China en búsqueda de nuevos acuerdos e inversiones, más de las que ya recibieron en la última década, aunque al mismo tiempo consideren a la potencia asiática como un “desafío estratégico”. No es contradictorio, de esto se trata esta transición hegemónica y el equilibrio de poder.
Nuevo equilibrio multipolar
Mientras tanto, EEUU busca contener el ascenso de otras potencias (como afirma el neorrealista John Mearsheimer (U. de Chicago), y se producen tensiones, escaramuzas y guerras, como la de Ucrania y la posibilidad de que la cuestión Taiwán también se resuelva por la fuerza.
Ello sería catastrófico no sólo para los países en pugna, también para la economía global y especialmente para los países del sur global.
Esa política de contención se produce de manera simultánea al declive hegemónico norteamericano, en el ámbito político, diplomático, social y cultural, financiero, en aspectos económicos clave: como el alto endeudamiento; su participación en el PIB global (en términos de Paridad de Poder Adquisitivo), pasó del 21,2% en 2000 al 15.2% en 2017, mientras que el de China pasó del 7.6% al 18.3%.
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En producción manufacturera (global), EEUU pasó del 22% en 2005 al 17.6% en 2017; China del 9.6% al 26.2%. Y en participación en exportaciones: EEUU pasó del 11.6% en el 2000 al 8.6% en 2017, y China del 3.9% al 12.8%.
El rol de las monedas es otro aspecto a considerar. En el siglo XX, con el declive hegemónico del Reino Unido y de la libra esterlina, los EEUU, como una clara política de poder, instalaron el dólar como moneda de referencia en el mundo, en base a una participación mayoritaria en la producción mundial, su poderío militar, siendo en ese entonces el principal acreedor del mundo en reconstrucción de la posguerra, etc.
Y si bien se produjeron en la segunda mitad del siglo XX hechos relevantes (como el fin del patrón oro en 1971), la divisa norteamericana continuó siendo la más deseada en el mundo. Pero eso está cambiando, en forma gradual y desigual según la región de que se trate.
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Si bien el dólar seguirá siendo en los próximos años la principal moneda global, en los últimos 20 años pasó de representar el 80% de las reservas en manos de bancos centrales en el mundo, al 59%.
La guerra en Ucrania aceleró esa tendencia, ahora con varios países neutrales y cercanos a Rusia dejando de lado el dólar para el comercio de ciertos productos, en especial la energía: Rusia, India, China, EAU, Bangladesh, etc., además de países africanos y americanos para otros.
¿Ahorro en yuanes?
En el último año, el Yuan pasó a representar del 2% al 4.5% del comercio internacional, y China utilizó más su moneda (47% del total) que el dólar (46%) en su comercio transfronterizo.
No hay que descartar al Euro, el Yen y las cripto. Varios especialistas afirman que la hegemonía del dólar debe terminar, ya que no se corresponde con la realidad. En Argentina, el hecho de pagar importaciones chinas utilizando los swaps, las negociaciones con Brasil para desdolarizar el comercio bilateral y la búsqueda de consolidar su participación en los BRICS, etc., son medidas que apuntan en ese sentido, en el que va el mundo: el Multipolar.
*Licenciado en Relaciones Internacionales, consultor y analista internacional.