Argentina continúa estirando las negociaciones para la compra de aviones caza, un pedido de larga data por parte de la Fuerza Aérea. Recientemente sumó a la mesa los aviones Tejas de India como una alternativa a las versiones de Estados Unidos y de China, los principales oferentes de un gobierno necesitado que busca preservar las relaciones bilaterales con las dos potencias que se disputan la hegemonía regional y que le son funcionales en su cruzada para conseguir financiamiento.
En la recta final de la gestión Fernández-Fernández hubo avances para fortalecer la Defensa (y así la soberanía nacional), una deuda postergada desde la guerra de Malvinas. Esto quedó en evidencia en mayo con la compra de 4 aviones noruegos P-3 Orio para patrullar la pesca ilegal en la milla marina 350 y, más recientemente, con la incorporación del nuevo Hércules donado por Estados Unidos a través de Foreign Military Sales, un programa del Departamento de Defensa que facilita la venta de armas, equipamiento, servicios de defensa y entrenamiento militar a otros países.
La negociación por los aviones caza
Sin embargo, permanece trabada la compra de entre 12 y 18 aviones caza F-18 Hornet y F-16 usados pero de probado funcionamiento para reemplazar a los obsoletos Mirage de la Fuerza Aérea. Ante esta situación el gobierno viene barajando distintas ofertas, entre ellas el JF Thunder de origen sino-pakistaní, que si bien son varios modelos, son aviones nuevos que no cuentan con la trayectoria de los F-16 y que en algunos casos, como el de Myanmar, "presentaron problemas".
Algo similar ocurre con el modelo Tejas de la empresa india Hindustan Aeronautics Limited (HAL), cuyos representantes se reunieron con el ministro de Defensa Jorge Taiana este miércoles 7 de junio. "Las tres opciones continúan bajo evaluación", indicaron desde esa cartera. En tanto, hasta el 9 de junio permanecerán en el país para entablar negociaciones relativas a la industria militar.
Implicancias de la llegada del Hércules
Al igual que ocurrió en abril, junio arrancó movido desde el plano de la cooperación militar. Desde El Palomar, el embajador de Estados Unidos Marc Stanley cerró el evento oficiado por Taiana el pasado martes para para conmemorar el arribo del Hércules, que tendrá fines humanitarios y apoyo a la campaña antártica. "Es el ejemplo más reciente de la cooperación entre Estados Unidos y Argentina y de la cooperación militar", indicó el Embajador.
Junto a Marc Stanley, Jorge Taiana recibió la donación de un Hércules para reforzar la Fuerza Aérea
Las palabras del representante de Joe Biden en Argentina pisaron fuerte en un momento en el que el gobierno argentino se mueve como péndulo entre Estados Unidos y China, países que mantienen una "competencia estratégica" en varias áreas, entre ellas la militar.
Sin embargo, desde el Ministerio de Defensa aclararon a PERFIL que el anuncio no se trató de ningún tipo de alineamiento por parte de Argentina sino que fue en virtud de un vínculo que se sostiene hace década: "Es un tema que ya se hacía desde antes. Hace 50 años que compramos (a EE.UU.) Hércules y repuestos".
La cooperación con China
Si bien el multifacético gobierno nacional necesita del apoyo de Estados Unidos en el board del FMI, no descuida su relación con China, uno de sus principales socios y a quien lo ata una balanza comercial deficitaria. No solamente desde el plano comercial sino también en materia de cooperación militar.
Da cuenta de ello la reunión entre el embajador de China en Argentina, Zou Xiaoli, y el ministro Taiana de la semana pasada en la que conversaron sobre la posibilidad de avanzar con la compra de los JF Thunder, según supo PERFIL. Éstos servirían de reemplazo a los demorados F-16 estadounidenses, los mismos que Biden le ofreció al presidente ucraniano y cuya negociación en el caso argentino está condicionada en parte por el veto británico.
Como corolario sumó el viaje de Sergio Massa y su numerosa comitiva a China que coincidió con el envío del Hércules al país proveniente desde la base militar de Illinois. El titular de la cartera de Economía dejó de lado los designios norteamericanos en el extremo Sur y fue en busca de ampliar la asfixiada billetera del Banco Central. Entre los nuevos desembolsos acordados con Beijing se destaca el de 940 millones de dólares (de unos 1.700 millones acordados) para la explotación del litio en Salta, otro de los temas que preocupan a Washington.
La cooperación militar por un lado, la comercial, por el otro
En el caso de la elección entre Estados Unidos y China para las compras militares, la implicancia es otra ya que no solo supone un alineamiento estratégico sino que une a las dos partes por las próximas décadas en línea con la necesidad de repuestos, logística y entrenamiento requerido por el comprador.
Si bien Estados Unidos mira de reojo la expansión china en la región, a priori no le molesta el avance en la cooperación comercial (con algunas salvedades, como las telecomunicaciones y la presencia de Huawei), sino que solo aboga por "reglas claras", según conoció este medio.
CD / ED