OPINIóN
Análisis

Primeros pasos del presidente Milei en política exterior

La presentación del Presidente en el Foro de Davos fue un acto desaprovechado en el que en lugar de concentrar la atención de la audiencia en su programa de gobierno se optó por una clase magistral.

El presidente Javier Milei junto a Diana Mondino
El presidente Javier Milei junto a Diana Mondino. | NA (archivo)

Si bien es prematuro efectuar una evaluación general de la política exterior del nuevo gobierno argentino existen elementos que permiten efectuar desde ahora algunos señalamientos.

Por una parte, es positivo que la Canciller Mondino haya planteado que la herramienta diplomática del país esté primordialmente en manos de profesionales de carrera, limitando el acceso de políticos solo para los casos excepcionales en los destinos que el Presidente considere prioritarios, contra la costumbre de todos los gobiernos precedentes.

También es destacable que se hayan rectificado algunos propósitos del Presidente Milei que se escucharon durante la campaña y se haya entendido el carácter prioritario de la relación con Brasil lo que se reafirmó en la invitación al Presidente Lula a asistir a los actos de asunción del gobierno y en los encuentros entre cancilleres y con el embajador en Buenos Aires.

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De la misma manera y pese a algunos equívocos en la relación con China por unos supuestos encuentros oficiales con representantes de Taiwán, al parecer se efectuaron las aclaraciones correspondientes y la relación se normalizó, reafirmándose el histórico compromiso argentino con la existencia de una sola China así como con los acuerdos existentes con esta potencia, segundo destino de nuestras exportaciones.

Se ha anunciado además una próxima audiencia del Presidente con el Papa Francisco, encuentro muy auspicioso luego de los dichos de campaña y las afirmaciones de un ideólogo libertario en el acto de cierre de campaña de La Libertad Avanza en el sentido de que debíamos suspender las relaciones con la Santa Sede.

El próximo viaje presidencial de febrero a Israel merece sin embargo algunas consideraciones. Es justo y necesario que la Argentina reafirme su solidaridad con ese país luego de los atentados de Hamas del 7 de octubre, actos que constituyen crímenes contra la humanidad y respecto de los cuales tiene Israel un indiscutible y legítimo derecho a la defensa. Si bien el compromiso del Presidente con Israel es respetable, un deber elemental de ecuanimidad exigiría cierta atención al actual drama palestino y a los miles de civiles muertos en Gaza, incluidos niños, cuestión ampliamente descripta en el fallo reciente de la Corte Internacional de Justicia y votado por abrumadora mayoría de sus jueces incluyendo a los de países occidentales, lo que nos pondría en línea con la posición histórica de la Argentina. Desde la creación del Estado de Israel en 1948, nuestro país tuvo relaciones excelentes con Israel sin dejar de afirmar la necesidad de reconocer los derechos del pueblo palestino y abogar por la solución de dos Estados, Israel y Palestina, y su derecho a vivir dentro de fronteras seguras tal como dispuesto por numerosas resoluciones de las Naciones Unidas.

La presentación del Presidente en el Foro de Davos fue un acto desaprovechado en el que en lugar de concentrar la atención de la audiencia en su programa de gobierno se optó por una clase magistral “ideológica” en la que se criticó a la dirigencia occidental por ceder a “ideas colectivistas” y se denostó a todas las posiciones políticas que no coincidieran con su ideal libertario, generando estupor y confusión.

El rechazo a la invitación para integrar el país al grupo BRICS merecía un debate más amplio, al perderse un espacio privilegiado de relacionamiento y discusión con grandes potencias en torno a cuestiones centrales de la agenda internacional.

Finalmente, en estos días se conoció una insólita declaración del Presidente Milei acusando a su homólogo colombiano Gustavo Petro de “comunista asesino”. Esta creación artificial de conflictos con países latinoamericanos por falta de mesura y por puro capricho ideológico no puede menos que ser censurada. Tampoco aporta a la prudencia necesaria en la relación con el actual gobierno de EE.UU los elogios del Presidente a Donald Trump cuya adhesión a “las ideas de la libertad” está más que cuestionada desde el ataque al Congreso en enero de 2021.

El gobierno está en su derecho de definir la política exterior que crea conveniente para el país, pero tiene el deber de mantener relaciones cooperativas y respetuosas con todas las naciones con independencia de sus gobiernos, así como de ajustarse a la legalidad internacional, preservando a la Argentina de conflictos y aprovechando nuestras relaciones exteriores para favorecer y no para complicar el desarrollo argentino.

 

(*) Ex Vicecanciller