OPINIóN

La pensión doble de Cristina: un episodio más de la Argentina inentendible

Parece ser el año de Cristina Fernández de Kirchner: ninguno de sus juicios orales comenzará en 2021 y de yapa, las pensiones.

Alberto Fernández y Cristina Kirchner
Alberto Fernández y Cristina Kirchner | cedoc

En poco más de un año de gobierno, el (des)manejo de la cuestión jubilatoria por parte del kirchnerismo tranquilamente inspiraría a un dramaturgo para escribir una obra de teatro. El guión podría tener infinitas variantes e incluir actores de distintas características, pero el género es prácticamente indiscutible: un drama de principio a fin.

El argumento comienza antes de que los personajes principales ocupen el centro del escenario, en plena campaña, cuando el entonces precandidato presidencial Alberto Fernández prometió un aumento del 20% para todos los jubilados en caso de ganar las elecciones. Meses después llegaría el primer giro dramático de la historia: la generosa promesa de campaña mutó en un decreto que suspendió la fórmula de movilidad y dio comienzo a un proceso de ajuste sistemático.

Hasta ahí nada muy novedoso. Apenas una verificación más del teorema del gran Raúl Baglini, recientemente fallecido. En campaña —sobre todo si las elecciones generales están lo suficientemente lejos— hay quienes se animan a decir lo que sea. Las responsabilidades éticas y políticas, de más está decirlo, brillan por su ausencia.

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Pero el relato continúa. Y de qué manera: con la presentación con bombos y platillos de una nueva fórmula jubilatoria que excluye a la inflación de la ecuación. A partir de la ley aprobada por el Congreso, jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares pasan a actualizarse en base a un índice que combina en partes iguales la variación salarial con la recaudación tributaria de ANSES.

Cada 8 horas Cristina percibirá una suma superior a los 20 mil pesos, más de lo que gana en un mes un jubilado con décadas de aportes que cobra la mínima.

En esta parte de la historia las lucen apuntan a los actores —de primera línea y de reparto— que sin ponerse colorados presentaron la nueva fórmula como un triunfo épico, pese a no existir garantía alguna de que los haberes siquiera igualen a los precios, y a dejar allanado el terreno para un aumento considerable de la litigiosidad por parte de los damnificados hacia el Estado. Un detalle: el cálculo vigente hasta diciembre de 2019 hubiera puesto en el bolsillo de los jubilados que cobran la mínima un 7% más de lo que obtuvieron discrecionalmente con los decretos del Ejecutivo en el año que acaba de terminar.

El desenlace de la trama viene de parte de la gran protagonista del elenco oficialista. De la titiritera que maneja los hilos detrás del escenario. Cristina Kirchner se aseguró el cobro de dos pensiones de privilegio (que según especialistas previsionales suman alrededor de 2 millones de pesos mensuales) más un retroactivo de aproximadamente 100 millones. Un cóctel suculento que, por si fuera poco, está exento de Ganancias. Pongámosle números al acto final: cada 8 horas Cristina percibirá una suma superior a los 20 mil pesos, más de lo que gana en un mes un jubilado con décadas de aportes que cobra la mínima.

Cristina tiene motivos de sobra para empezar el año con una sonrisa. Por las estrategias de sus abogados y las complicaciones derivadas de la pandemia, ninguno de sus juicios orales comenzará en 2021. De yapa, claro, las pensiones

El guiño tragicómico de la obra lo aporta el hecho de que sea el Poder Judicial que tanto le incomoda a la vicepresidenta quien la haya beneficiado, mientras los legisladores de su partido comprometieron con su voto la calidad de vida de las personas que más tenemos que cuidar. Pese a estar procesada en múltiples causas, Cristina tiene motivos de sobra para empezar el año con una sonrisa. Por las estrategias de sus abogados y las complicaciones derivadas de la pandemia, ninguno de sus juicios orales comenzará en 2021. De yapa, claro, las pensiones. Nada mal para estos tiempos en los que miles de familias hacen malabares para llegar a fin de mes.

Todos conocemos de primera mano casos de jubilados y pensionados que son víctimas de una máquina burocrática que permanentemente les pone palos en la rueda para cobrar lo que merecen. También de una forma de hacer política habituada a atar todo con alambre y renuente a buscar soluciones de largo plazo. En este contexto, un episodio más de la Argentina inentendible, ese lugar del mundo en el que más de 4 millones de personas no pueden cubrir ni el 40% de la canasta básica de los jubilados, y la vicepresidenta que los defiende desde el discurso, en los hechos demuestra de forma perversa la inequidad del sistema.

*Diputada provincial PBA. Vicepresidente UCR Nacional.