OPINIóN
Economía

Nuevamente la deuda

Una de las preguntas claves que hay que hacerse es con qué dinero se va a empezar a pagar, ya que las reservas están totalmente comprometidas.

Martín Guzmán sobre el acuerdo de reestructuración de la deuda. 20200804
Martín Guzmán sobre el acuerdo de reestructuración de la deuda | CAPTURAS TV

Después de las cuatro ofertas que recibieron el no rotundo de los acreedores, el Ministro Guzmán acordó nuevamente, volviendo a resignar lo que fueran los planteos iniciales que se hicieron, ya que la situación de la Argentina, no hacía posible una renegociación de la deuda en términos distintos a los originales y eso es lo que se sostuvo reiteradamente, y mucho menos después de la grave situación económica generada por la pandemia de coronavirus. Pero como la Argentina finalmente siempre claudica ante los acreedores, estos solo bajaron apenas sus desmesuradas exigencias y el país volvió a ceder. Aunque como ya es habitual en los distintos gobiernos, se presentan como éxitos, lo que no ha sido sino una rendición ante los pretendido por los fondos de inversión que amenazaron con bloquear el canje.

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En una carta que le enviamos al presidente junto con dos economistas Francisco Javier Llorens y Héctor Giuliano a los pocos días de cerrada la negociación con los mayores fondos de inversión le planteamos: 1. Que el acuerdo constituía una rendición financiera, 2. Implicaba un allanamiento a las clausulas anti-buitre (CAC) de los acreedores, 3. Advertimos de los daños financieros debido a la concentración de los vencimientos en el período 2030-2035, además de que a partir del año 2024 empezaban los mayores pagos. También que dado a lo que se ha dado en llamar “la sostenibilidad de la deuda” el gobierno debería dar a conocer los números de la propuesta en valores absolutos, mostrando en forma clara, concreta y completa el perfil de los nuevos vencimientos que resulten del acuerdo definitivo para que no sea secreto y tome el estado público que corresponde. También correspondería que se explique con claridad el esquema que tienen de sostenibilidad de la deuda y se de a conocer cuál es el tipo de nuevo endeudamiento y los lineamientos del mismo. Además le hicimos saber que toda esa operatoria representa apenas la quinta parte de la deuda pública y faltan otras negociaciones siendo la más significativa la que se debe llevar a cabo con el FMI, por lo cual es prematuro hablar ahora de éxitos que son inexistentes.

Una de las preguntas claves que hay que hacerse es con que dinero se va a empezar a pagar, ya que las reservas están totalmente comprometidas, y sería peligroso utilizarlas, salvo que se decida hacerlo para los primeros pagos excepto que se hayan contemplado dos opciones: 1. Ya que se salió del temido default y se acordó con los acreedores, se puede volver al mercado de capitales, es decir volver a endeudarse, que es lo que se hizo siempre y responde al viejo axioma de que “la deuda no se paga nunca solo se pagan los intereses”. La segunda posibilidad es solicitar al FMI que además de que extienda los plazos del acuerdo original facilite alguna suma que permita pagar  parte de los vencimientos pactados. En cualquier caso ya sabemos cuales son esas consecuencias, y respecto a esta institución multilateral, conocemos de sobra sus procedimientos, las condicionalidades que impone, y los ajustes.

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En estas negociaciones, donde siempre campea la inequidad debe tenerse en cuenta, como los países en vías de desarrollo son tratados en cualquier negociación. En este momento donde las tasas internacionales no exceden el 1% y hay extrema liquidez, nosotros deberemos pagar tasas entre el 5 y 6% a los prestamistas, mientras que a los países de Europa que se encuentran en mejor situación existe un plan de la Unión Europea para destinar 750.000 millones de euros. La mitad para subsidios no reintegrables y el resto destinados a préstamos a la tasa del 1%

En realidad la carga de la deuda continúa, y este acuerdo es un alivio coyuntural respecto de los pagos que había que hacer. Existe un descuento de intereses, pero el capital no se toca, ya que el 1.9% es una cifra insignificante. Se postergan vencimientos y se tira la deuda para adelante como se hizo siempre. El sistema sigue funcionando a la perfección desde 1984 hasta hoy, y nunca nadie quiso enfrentarlo con decisión para que dejara de ser el problema que es y que arrastramos desde la dictadura militar.  

 

 

 * Profesor de la Cátedra de Deuda Externa de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.