Cuando la Escuela es cuestionada, debemos aprender a revisar el concepto como espacio de contención.
El sustantivo de Escuela viene del griego “Schole” antiguamente se relacionaba con el tiempo libre y el ocio, esta diferencia era marcada respecto de las ocupaciones cívicas y laborales de los adultos.
La escuela, como institución escolar, es el espacio donde se imparten conocimientos de forma organizada, progresiva y sistemática. El saber científico se aprende en la escuela, es un sitio de adoctrinamiento, de tiempos rígidos, estructurados “ideado y pensado” por las políticas, los Estados, las sociedades y las culturas para poder instruir a los niños y a los jóvenes en su formación como de ciudadanos.
Cómo conforman su personalidad los niños y niñas
Ha pasado procesos políticos, religiosos, económicos y sociales. Tensiones indelebles que nos dejaron las improntas de Comenio y Rousseau que aún hoy permanecen en los sistemas educativos. Entre tantas tensiones se configura como un espacio de frontera “La Escuela”, dirá Foucault es un espacio de encierro, de disciplinamiento de cuerpos dóciles que hay que educar y domesticar.
¿Libertad o detención? ¿Las experiencias de aprendizaje se dan sólo en el espacio Escuela? ¿El tiempo de ocio y de esparcimiento, no es acaso también tiempo de aprendizaje? ¿Acaso en la educación infantil no es el juego el motor de aprendizaje?
Emociones y aprendizaje son un binomio indisoluble
Vamos a redimir La Escuela como el mejor espacio para que un niño se eduque, es mejor la escuela, con tiempos de juego, de aprendizaje, de intercambio con pares, con adultos especializados, con una curricula…tal vez discutible depende la óptica con la que se mire en ese momento el contexto histórico, político y social; porque siempre es de preferir niños y jóvenes preparados para afrontar la vida fuera de esas fronteras que ciudadanos marginados, en la calle y analfabetos. Porque es mucho más temible un ciudadano preparado para enfrentar cambios que un ignorante al que pueda ser alienado.
Los tiempos rígidos, las evaluaciones, la revisión de los resultados académicos podrán seguir siendo cuestionadas desde distintas ciencias, sin embargo, la transferencia de lo aprendido no está dado sólo por el resultado cuantitativo sino por el camino recorrido del niño y el adolescente en la escuela y en la resolución de lo inmediato.
La era de la educación conectivista
Parafraseando a Silvia Serra, las crisis nos obligan a revisar fronteras y estos dos años hemos dado un buen ejemplo de lucha, de resiliencia, cada uno de los actores involucrados en la Institución Escuela y Familia para sortear desafíos, obstáculos, el tiempo cronos de la currícula, el tiempo de juego y el tiempo libre…todos válidos para constituir aprendizajes eruditos y para la vida misma.
Yo los invito a tomar los correderos de las escuelas, de las aulas y de las salitas del Jardín de Infantes como ese camino que recorremos en la vida desde que nacemos, con aciertos, con errores, con emociones, con amigos, con adultos en los cuales podemos confiar.