La inteligencia artificial, cada vez más ciencia y menos ficción, permea cada uno de los sectores productivos a una velocidad solo comparable con la incursión de internet. Seis de cada diez adultos de 28 países esperan que los productos y servicios que utilizan la IA cambien profundamente su vida cotidiana en los próximos cinco años. Tres de cada diez opinan que esto ya ha sucedido (What people around the world think about AI, WEO)
El Consejo Económico y Social, junto a empresarios, trabajadores, miembros del sistema científico y tecnológico, diplomáticos y sociedad civil, abordó la necesidad de impulsar una gran iniciativa orientada a articular los esfuerzos públicos, privados y de la academia, a formar recursos humanos y a diseñar intervenciones en el sistema productivo que contribuyan a incrementar la productividad con inclusión social. Más de 30 especialistas de la Argentina y el mundo compartieron su visión en forma presencial o remota el pasado martes durante el foro “Hacia un Centro Argentino Multidisciplinario de Inteligencia Artificial” (Camia).
Casi un millar de inscriptos en todo el mundo pudieron participar de una conversación que abordó interrogantes de cardinal importancia. ¿Qué experiencias internacionales pueden servir de aprendizaje para una estrategia nacional de IA? ¿Cómo fortalecer las capacidades del ecosistema local? ¿Cómo ofrecer mejores soluciones tecnológicas y avanzar en una transformación sustentable al sistema productivo? ¿Qué características debería tener un Centro Multidisciplinario en la materia?
El encuentro fue también la ocasión inmejorable para sellar la adhesión de la Argentina al Pacto Global de Inteligencia Artificial (GPAI, por sus siglas en inglés), un convenio impulsado por Francia y Canadá al que adhirieron ya 23 Estados, y que pretende alcanzar consensos mundiales sobre transparencia en el uso de la tecnología, fomentar la cooperación internacional y la investigación y desarrollo.
El desafío es conectarla generación de conocimiento con la economía real
La iniciativa se suma a los pasos previos dados en este sentido por el CES, como la capacitación de 5 mil trabajadores en inteligencia artificial, una tarea conjunta con el Ialab de la Universidad de Buenos Aires, o el diseño de operaciones de financiamiento con organismos multilaterales para desarrollar capacidades tecnológicas.
Hoy nos enfrentamos a la paradoja de la convivencia de altos números de desocupación con dificultades para retener talento. Hay empresas tecnológicas con tasas de rotación de personal que superan el 30% debido a la gran competencia para atraer recursos humanos especializados. El entrenamiento, la formación de habilidades en los trabajos del futuro es el puente que necesitamos edificar entre el mundo de la escasez de personal y el mundo del desempleo.
En una primera instancia, el diseño de este Centro Multidisciplinario del Inteligencia Artificial –Camia-, trabajará sobre cinco núcleos estratégicos: sector primario, salud, transporte, gobierno, sector manufacturero. En cada uno de ellos la IA ha brindado sobradas muestras de potencial para generar un salto de productividad.
En la agroindustria, con la reducción, por ejemplo, de hasta 90% de la cantidad de herbicidas. Los agribots pueden aplicar microdosis de productos químicos a las plantas de manera individual solo si lo requieren, en lugar de rociar todo un campo (Using artificial intelligence, agricultural robots are on the rise, The Economist).
En el sector público, facilitando una mayor transparencia en las compras estatales e identificando con 95% de probabilidad de éxito los posibles incumplimientos de normativas y estándares de transparencia (Artificial Intelligence in the Public Sector. Maximizing Opportunities, Managing Risks, Banco Mundial). Alejandro Frangi, Jefe de Medicina Computacional de Leeds University, sostuvo en el encuentro del CES que el poder de procesamiento de datos vinculados a la salud se duplica cada 12 meses ofreciendo perspectivas impensadas hasta hace poco para la observación de pacientes y la investigación científica.
En el área de la salud, la IA contribuye a predecir patologías con exámenes prospectivos, ofreciendo diagnósticos y tratamientos a partir del análisis de los grandes datos y favoreciendo la telemedicina (When It Comes to Health Care, AI Has a Long Way to Go, Wired). Karina Pesce, del Hospital Italiano de Buenos Aires, comentó en evento las nuevas herramientas en la práctica clínica para poder clasificar la densidad mamaria en el diagnóstico, elaboradas procesando 10 mil mamografías con 99% de aceptación de los pacientes.
En el transporte inteligente, que no sólo implica la conducción de vehículos realizada por algoritmos con diferentes niveles de intervención humana. En América Latina ya hay casos de aplicación de IA al sistema de transporte público para predecir el flujo de pasajeros, logrando aumentar la eficiencia hasta 15% (ExperiencIA, CAF).
En el sector manufacturero, donde se pueden obtener ganancias de 11% de productividad apenas 8 meses después de incorporada la IA y el aprendizaje automático en las fábricas, automatizando y optimizando los procesos productivos (AI in production: A game changer for manufacturers with heavy assets, McKinsey Analytics).
La tarea consistirá en transferir tecnología y profundizar la vinculación productiva, incluyendo a universidades nacionales como hubs de investigación. El desafío es conectar la generación de conocimiento con la economía real y generar sinergias con el sector productivo.
Con la definición de programas en estos núcleos de aplicación se estarán alineando esfuerzos hoy dispersos para encauzar el potencial transformador de esta tecnología en la resolución de problemas concretos. Así lo hacen las principales economías del mundo. Cerca de 50 países tienen una estrategia nacional de IA para impulsar innovaciones que se amolden a sus propias necesidades. La Unión Europea, por caso, lanzó en 2021 su Plan sobre Inteligencia Artificial para coordinar iniciativas entre sus miembros y garantizar que los desarrollos sean interoperables entre los países.
El desafío tecnológico encuentra en la inteligencia colectiva el mejor antídoto
La labor por delante en la puesta en marcha de este Centro –que contará con el apoyo de organismos internacionales-, necesita ser co-diseñada entre los diversos actores que conforman el ecosistema, de modo tal de arribar a consensos sobre las reglas de juego. El sector público y el sector privado, las ciencias duras de la ingeniería y la robótica, y las ciencias sociales vinculadas a la salud mental, todos precisan encontrar puntos de encuentro con la gestión de la ética ciudadana.
Durante la jornada organizada por el CES, Adrian Weller, director del prestigioso Alan Turing Institute del Reino Unido, explicó que uno de los mayores retos es lograr que las personas y las máquinas trabajen en equipo, llegar al punto dónde el humano confía en su máquina y sienta que la automatización no implica un peligro.
Para distribuir los dividendos digitales creados con la incorporación de IA al sistema productivo, será clave contar con redes de innovación abierta que posibiliten que los grandes avances puedan estar al alcance de empresas de cualquier tamaño. Si permitimos que la inteligencia artificial defina nuevos ganadores y perdedores, incluidos y descartados, solo estaremos amplificando las brechas que dificultan la cohesión social y consolidando un nuevo factor de polarización.
En la tarea necesitamos incentivar un trabajo federal, multidisciplinario y multisectorial, que tenga una mirada humanista, promoviendo en forma paralela la conectividad y la alfabetización digital. El desempleo tecnológico encuentra en la inteligencia colectiva el mejor antídoto.
*Secretario de Asuntos Estratégicos. Presidente del Consejo Económico y Social.