OPINIóN
Visita de la CIDH

Colombia: ya van dos meses de protestas y de violenta represión

Las manifestaciones contra la política del gobierno del presidente Iván Duque no ceden. La OEA envió una misión para investigar denuncias de violaciones a los DD.HH.

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Cañón de agua. La policía colombiana desplegó muchos recursos para reprimir las marchas. | afp

A pocos días de que se cumplan dos meses desde el inicio de las protestas en Colombia, el presidente Iván Duque recibió la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para fiscalizar las denunciadas violaciones a los DD HH que sufrieron quienes salieron a manifestarse contra el máximo mandatario colombiano y su gabinete. El arribo de esta comisión evaluadora no fue recibido con mucha hospitalidad por parte del gobierno nacional, debido a que el 24 de mayo la Vicepresidenta y Canciller Marta Lucía Ramírez respondió negativamente a los pedidos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y de la CIDH para enviar comisiones que pudieran fiscalizar las diferentes arbitrariedades que estaban cometiendo tanto los Escuadrones Móviles Anti Disturbios (ESMAD) como la policía y las diferentes fuerzas de seguridad.

Presiones. Tal fue la repercusión a nivel mundial que obtuvo la negativa de la vicepresidenta que pocos días después el gobierno extendió una invitación a María Claudia Pulido, secretaria ejecutiva Interina de la CIDH, para que la comisión del organismo pudiera pisar suelo colombiano.

“Indudablemente hubo mucha presión y tras decirle a los organismos que no tenían que venir, tuvieron que recular. Lo que uno ve es que hay mucha improvisación y falta de tacto por parte del gobierno nacional”, afirma el sociólogo Fabián Sanabria, para quien “la llegada de la CIDH evitó que el presidente Duque declarara la conmoción interior, que era lo que el gobierno quería hacer para que el Ejecutivo pudiera tener la potestad de hacer lo que le diera la gana”. 

Los números de las diversas violaciones de los derechos humanos en el marco del paro nacional son alarmantes. Según la ONG Indepaz, desde el 28 de abril, día del comienzo del paro, hay 70 muertos, 73 manifestantes con lesiones oculares, y 539 desaparecidos en menos de 60 días de protestas.

“Cerca del estadio metropolitano de Barranquilla fui retenido junto a otro grupo de jóvenes, la policía nos requisó y comenzaron a golpearnos. Me robaron algunas de mis pertenencias y tras oponerme al robo comenzaron a golpearme, me golpearon en la rodilla izquierda y me rociaron con un frasco de alcohol en los ojos para neutralizarme”, relató Moisés Uribe, estudiante de derecho, sobre las arbitrariedades que sufrieron tanto él como un grupo de compañeros por parte de las fuerzas de seguridad. A pesar de las repercusiones que hubo a nivel mundial, sobre la gran cantidad de muertes y represión en el marco del paro nacional, las masacres no pararon y al cumplirse el primer mes de las protestas, 13 personas fueron asesinadas por las fuerzas del Estado en Cali, epicentro de las manifestaciones contra el gobierno.

Cifras. Cuatro días duró la visita de la comisión de la CIDH a Colombia, tiempo en el que se reunieron no solamente con el gobierno, sino además con diversas ONGS y sectores damnificados por la represión del Estado. Según un informe presentado por el Ministerio de Defensa de Colombia, hubo casi 12.500 movilizaciones en 862 municipios a lo largo y ancho del país.  Sin embargo, las cifras oficiales de la cantidad de muertos contrastan fuertemente con los presentadas por diversas ONGs.  Según el gobierno hubo 19 muertos, dato lejano al que expusieran organizaciones de nivel nacional e internacional.

“Hay un hecho objetivo e indiscutible, las acciones de las fuerzas públicas con relación al paro fueron por fuera de la constitución y la ley. El gobierno intenta justificar los excesos de las fuerzas de seguridad diciendo que como hubo ciudadanos que violaron la ley, entonces el Estado tiene derecho a hacer lo mismo”, afirma el senador Jorge Robledo sobre la recurrente violación a los derechos humanos que se suscitaron durante las protestas. Para el legislador, el informe de la CIDH puede generar “repercusiones tanto nacionales como internacionales”.

El paro nacional ocurre en un momento crítico para el Centro Democrático, partido del presidente Duque y liderado por el ex mandatario Alvaro Uribe, debido a que en 2022 habrá elecciones presidenciales. Actualmente la imagen del mandatario llegó a un 76% de desaprobación, casi 20 puntos más que en febrero, según la firma Invamer. Según una encuesta realizada por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) el 74% de los encuestados está de acuerdo con el paro nacional y si las elecciones fueran hoy el senador y líder opositor Gustavo Petro lideraría la intención de voto con más del 30%.

“Las elecciones de 2022 se deberían convertir en una derrota para el Centro Democrático, porque sufrió un desgaste muy grande, antes del paro había molestia por el desempleo, la pobreza, la corrupción y abusos de todo tipo, el paro lo que hace es reflejar esas realidades de un gobierno que ha tratado los reclamos ciudadanos de forma antidemocrática”, asegura el senador Robledo.

Por su parte, el filósofo Luis Marín asegura que “la gran novedad actual es que el uribismo está reducido a su mínima expresión, comparativamente con los últimos 20 años y no solamente en las zonas urbanas, sino que la novedad es que también su imagen está afectada en la ruralidad”.

Fútbol. Una de las consecuencias del paro nacional y de la represión ejercida por el Estado fue la perdida de la sede de la copa América que Colombia iba a realizar junto a Argentina, que finalmente se está disputando en Brasil. Duque insistió hasta último momento que Colombia estaba en condiciones de recibir el torneo hasta que finalmente algunos sponsors retiraron el apoyo al país y la Conmebol decidió apartar los partidos que estaban programados.

“La única narrativa que tenía el gobierno nacional era ofrecerles a los colombianos la Copa América y se la quitaron”, afirma el sociólogo Sanabria sobre la importancia que representaba este evento para el gobierno nacional, por apelación al sentimiento deportivo del pueblo, con potencial a la unión bajo el manto de la bandera nacional.

Tras la presión nacional e internacional, Iván Duque junto al Ministro de Defensa, Diego Molano y al Director de la Policía Nacional, Jorge Luis Vargas, anunciaron una reforma a las fuerzas de seguridad.

“Le he dado instrucciones claras al ministro Molano para modernizar la estructura del Ministerio de Defensa a costo cero, donde le daremos a la seguridad ciudadana, un énfasis incuestionable y dentro de ese énfasis el trabajo con nuestra Policía Nacional, donde esté esa cercanía con el ciudadano y la estructura del escrutinio ciudadano a la labor mismo”, afirmó el mandatario. 

La reforma, que será presentada en el Congreso el 20 de julio, prevé reformar los estatutos disciplinarios, crear una Dirección de Derechos Humanos y una comisión para la transformación integral, entre otros puntos que establece el documento presentado por el gobierno nacional.

“Quizás sepan hacer las cosas más en secreto, pero no creo que cambien las situaciones que se han dado a nivel nacional en cuanto a la represión por parte del Estado, dudo mucho que cambien las actuaciones represivas, criminales y violentas de las fuerzas represivas”, reflexionó el joven Moisés Uribe que al igual que muchos manifestantes en Barranquilla, lograron que el paro trascendiera a nivel internacional sobre todo por las manifestaciones que se dieron en la Copa Libertadores, cuando River Plate jugó contra Junior de Barranquilla y las protestas fuera del estadio caribeño tomaron tanta o más trascendencia que el partido en sí. 

“Uno no se puede abstraer de lo que pasa. No es normal jugar en una situación tan inestable de lo que vive el pueblo colombiano, no fue normal ni en la previa ni en el partido”, afirmó Marcelo Gallardo en la conferencia de prensa posterior al partido y muchos medios de Argentina y de la región se hicieron eco de las explosiones, los gases lacrimógenos y diversos ruidos que se escucharon durante la transmisión del encuentro.

Futuro. Es una incógnita lo que pueda ocurrir con el paro nacional y el gobierno de Iván Duque, la realidad es que el máximo funcionario de Colombia no está dando señales claras para que los miles de manifestantes que todavía siguen activos, especialmente en el departamento de Valle del Cauca, cuya capital es Cali, donde actualmente está el mayor foco de protestas. La política marca que el Centro Democrático con el presidente a la cabeza deberán dar un cambio de rumbo si pretenden tener posibilidades de competir en las elecciones del año próximo. 

“El gobierno tiene una visión que no es democrática, para ellos las cosas están bien, a ellos les parece que esa debe ser la manera de actuar del gobierno colombiano justificándola con que ha habido alzamiento durante muchos años, acciones guerrilleras y emparentando esta premisa intentan justificar la violación de la constitución”, explica el senador Robledo. Tal naturalización de la represión del Estado por parte del gobierno ha encontrado ya un límite muy fuerte en la voluntad de muchos colombianos, que están dispuestos a seguir luchando para que sean respetados los derechos democráticos que les son propios.

*Desde Bogotá.