OPINIóN
1° de Mayo

El día de la Constitución

Además de recordarse el Día del Teabajador también hoy, es el Día de la Constitución, una de las más antiguas del mundo

Congreso nacional frentes 20200330
Frentes varios del Congreso nacional | Eduardo Lerke

Hoy se celebra en nuestro país, además del Día del Trabajo, el Día de la Constitución Nacional, de acuerdo a lo establecido por la ley 25.863, sancionada a instancias de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional.

Nuestra Constitución, con sus diversas reformas, es una de las más antiguas del mundo. Ha estado suspendida en muchas oportunidades, a raíz de los golpes de Estado que jalonaron gran parte del siglo XX, pero sigue siendo, como lo quería Alberdi, nuestra carta de navegación.

Las constituciones no son un lujo que se dan los Estados cuando todo está perfectamente tranquilo. Por el contrario, son un esfuerzo deliberado para someter el poder a una organización que lo racionalice y que garantice los derechos de los ciudadanos. No eran tiempos serenos los que vieron alumbrar a nuestra ley fundamental. La caída de Rosas y la firme voluntad de Urquiza de dar cumplimiento pleno al Pacto Federal de 1831 que preveía una organización constitucional allanaron el camino, pero este se hallaba colmado de obstáculos.

El Acuerdo de San Nicolás había dispuesto, entre otras cosas, el llamado a un Congreso General Constituyente, pero la provincia de Buenos Aires, la más rica y populosa, no lo ratificó. A partir del 11 de septiembre de 1852 Buenos Aires se retiró de la Confederación Argentina. Sin ella, las restantes provincias enviaron delegados a Santa Fe, donde el 1° de mayo de 1853 sancionaron la Constitución. Buenos Aires se reincorporaría luego de la batalla de Cepeda de fines de 1859 y lograría que se le permitiera proponer reformas al texto en cuya elaboración no había participado. Estas fueron aprobadas en su gran mayoría en la Convención Constituyente de 1860. Una nueva batalla al año siguiente, la de Pavón, dejaría a Buenos Aires como el actor protagónico del naciente orden constitucional. El 12 de octubre de 1862 asumió Bartolomé Mitre como el primer presidente de toda la Argentina, inaugurando un ciclo de estabilidad y extraordinario desarrollo económico, social y cultural, que se interrumpirá con el golpe del 6 de septiembre de 1930.

Desde entonces y hasta el 10 de diciembre de 1983 la Argentina vivió un proceso institucional caracterizado por la sucesión de gobiernos de facto y gobiernos civiles autoritarios o débiles, con persecuciones a los adversarios políticos y la ausencia de reconocimiento recíproco de legitimidad entre los diversos actores.

Pese a todo, la Constitución estuvo siempre allí. Aunque incumplida notoriamente durante los gobiernos de facto, es el ancla a la que cada vez nos aferramos para retomar la convivencia pacífica. Pero no basta que los gobiernos surjan del sufragio popular. Necesitamos que ella rija plenamente. En estos momentos tan particulares que vivimos, es imprescindible que la pandemia no anestesie nuestro espíritu constitucional. Más que nunca necesitamos el juego armónico de los tres poderes. El Congreso debe sesionar y la Justicia debe ejercer sin cortapisas su función de garantizar derechos y controlar cualquier desvío del Poder Ejecutivo, al que las circunstancias asignan un rol especial en la emergencia que de ninguna manera debe confundirse con una asunción de la suma del poder público.

Es imprescindible que la pandemia no anestesie nuestro espíritu constitucional. Más que nunca necesitamos el juego armónico de los tres poderes

Cuando los ciudadanos, y en particular los gobernantes, obedecemos a la Constitución, somos más libres. Cuando la Constitución se juró en Catamarca, Fray Mamerto Esquiú expresó: “Obedeced señores, sin sumisión no hay ley; sin leyes no hay Patria, no hay verdadera libertad, existen sólo pasiones, anarquía, disolución y males de los que Dios nos libre eternamente a la República Argentina". Y añadió: “Los hombres se dignifican postrándose ante la ley, porque así se libran de arrodillarse ante los tiranos".

Nada más alejado de ese espíritu que la pretensión, recurrente en nuestra historia, de encontrar gobernantes providenciales. Feliz aniversario, Constitución Nacional. No hemos estado siempre a tu altura, pero sabemos que fuera de tu cauce solo existen la anarquía o la dictadura.

                                                                                          *Diputado Nacional (Cambiemos- PRO) - CABA.