OPINIóN
Democracia

Cultura ciudadana

Tema difícil de pensar desde un país que no goza de ella porque creo que la ha perdido. ¿Habremos olvidado la noción de qué es pertenecer a una comunidad? Para pertenecer a una comunidad hay que ceder algo, que no es lo mismo que conceder. Hay que dar algo. 

Monumento a la Bandera Argentina 20220616
Monumento a la Bandera Argentina. | Shutterstock

Tema difícil de pensar desde un país que no goza de ella porque creo que la ha perdido. ¿Habremos olvidado la noción de qué es pertenecer a una comunidad? Para pertenecer a una comunidad hay que ceder algo, que no es lo mismo que conceder. Hay que dar algo. 

Estamos cada uno por nuestro lado, cada uno en la suya o nos es difícil juntarnos y si tratamos de hacerlo “quedamos pegados”, que no es lo mismo que estar juntos. Quedamos en bandos, donde hay mucha violencia entre ellos, bandos que son como el de los buenos y el de los malos, como culpables y perseguidos.  Siempre los bandos son violentos por etimología son enemigos entre sí. Creando así profundas grietas donde ninguno se hace responsable y la culpa es siempre del otro. ¡Muy infantil por cierto! Estas formas nos impiden pensar adecuadamente, nos convierten en fanáticos.

Humanidad que deja huella

Hemos perdido el rumbo de crear una comunidad que sea valiosa, dinámica y que nos sirva a todos. En otras palabras, nos quedamos sin los cimientos sobre los cuales construir una sociedad libre, respetuosa, trabajadora, feliz y con deseo de que nuestro país crezca, y así dejarles a nuestros hijos un país medianamente organizado.

Éste es un deterioro que viene dándose desde hace ya muchísimo tiempo. Pienso, más o menos, que desde la Primera Guerra Mundial. ¿Cómo llegamos a esto?

Somos un conjunto de personas que no podemos construir una comunidad con acuerdos mínimos, crear normas de convivencia que nos ayuden a pensar lógicamente y que nos permita ver un futuro.

Somos un conjunto de personas donde a la mayoría no les gusta la ley, no la respetan y tratan de esquivar cada vez que se pueda, porque se cree, falsamente, que la ley está en contra de nosotros en vez de entender que es en favor de todos.

Si no hay ley, tampoco hay libertad y esto se ve muy claramente en la calle, en el trato entre la gente, en el tráfico, en las familias, en las escuelas, en los hospitales etc. Los vínculos se hacen difíciles, conflictivos y agresivos.

Hay mucha desconfianza, la gente se cruza en la calle con cara de ser pocos amigos. Hay violencia, la corrupción está en todos los niveles, la educación ha caído tanto, que no se distingue lo que está bien de lo que está mal, desconfiamos el uno del otro y todas estas situaciones se naturalizan de tal manera que no las registramos y de este modo no nos damos cuenta que nuestra sociedad está sencillamente enferma.  

No hay interés de los funcionarios de ser gestores de un pueblo más sano y por ende más feliz, nuestros funcionarios no piensan más allá de sus narices y se dirigen al “pueblo” con total imprudencia, no miden las palabras y menos sus consecuencias.

No deja de sorprenderme que con el gasto y la escasez de energía que tenemos no he visto una sola propaganda para tomar conciencia para ahorrar energía, y otros insumos, que tienden a escasear.

Si bien tenemos entre nosotros personas muy inteligentes, hay un grado de ineficiencia muy grande. No hay cultura del trabajo y hacemos un muy mal uso de nuestros recursos.

Por otro lado, todos nos sentimos Gardel o Maradona y eso nos hace creer que nos las sabemos todas, que no tenemos nada que aprender y nos quita el deseo de saber. Así solo vamos hacia atrás y cuando miramos para adelante no vemos nada. 

Si cada uno diera algo a la comunidad se podría construir una cultura ciudadana que nos de acceso a un país más maduro, menos dividido y más a fin a nuestra querida Constitución Nacional.