OPINIóN
Día del Medioambiente

Maximiliano Ferraro: "Paremos la máquina"

La pandemia de Covid-19 es un momento para crear un nuevo paradigma: formas de producir y de relacionarnos diferentes.

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MEDIO AMBIENTE | SHUTERSTOCK Y CEDOC

Paremos la máquina y demos un volantazo. Rechacemos el impacto inminente y torzamos el destino, ese destino compartido que tenemos con todo lo que nos rodea. Despertemos, si aún no lo hemos hecho ante tantas señales de alarma.

Por un momento, observemos a nuestro alrededor. Estamos inmersos en un modo a prueba de fallos de una multiplicidad de nuevos escenarios hasta ahora desconocidos por la humanidad. Pasamos de un consumismo con ritmo de aceleración récord a pisar el freno completamente. Y en ese interín, reflexionamos y nos miramos al espejo.

Una nueva enfermedad, aparentemente de origen zoonótico, irrumpió en nuestras vidas para dejar al desnudo los desequilibrios de nuestros sistemas productivos y sanitarios. Como primera lección, nos enseñó que toda actividad humana tiene consecuencias en la naturaleza y que, por más que decidamos mirar hacia otro lado, tarde o temprano nos llamarán a la puerta y tendremos que mirarlas, o peor, padecerlas.

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Hoy, 5 de junio, es el Día Mundial del Medioambiente. Este año, el lema es #PorLaNaturaleza, y se trata de un llamado a restablecer la relación entre los humanos y la naturaleza, de la cual proviene casi todo lo que nos permite crecer, desarrollarnos, trabajar y disfrutar. Tanto la economía como nuestra salud dependen de ella. Es por eso que debemos protegerla, restaurarla, jerarquizarla y lograr vivir en armonía, trabajando para revertir el impacto negativo de la pérdida de biodiversidad, y colaborando así con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

La naturaleza presta servicios esenciales para la vida en la Tierra y para el propio desarrollo de la humanidad. Nos da oxígeno, suelos cultivables, agua potable e insumos para las industrias. Pero la biodiversidad requiere de un equilibrio para subsistir, que hoy está en jaque ante la inminente desaparición de muchas especies y la proliferación de otras. Este desbalance no es casual, fue introducido por el ser humano y tiene que ver con nuestro modelo de producción sin planificación, con la minería y agricultura extractiva, y con el avance de la frontera agroganadera.

Esta fecha nos invita a reflexionar sobre el lugar que ocupará el desarrollo sostenible en las agendas de la recuperación post-COVID-19, con temas como la descarbonización del sector productivo y residencial, la gestión de residuos, la reforestación, la protección de áreas naturales, o la agricultura y la movilidad sostenible. El desafío es priorizarlos, en un contexto que nos permite revisar el camino recorrido en materia ambiental y sentar las bases para un verdadero nuevo pacto verde.

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Los recientes acontecimientos nos interpelan y nos invitan a repensar ciertos conceptos y dilemas: ¿Qué lugar tiene la naturaleza en la vida humana? ¿Hemos llegado a un consenso al respecto? ¿Nos consideramos sus habitantes o sus señores? Acordar que formamos parte de un todo con ella y que nuestra supervivencia depende del equilibrio de sus componentes nos allana el camino. Las consecuencias de pensar al ambiente como nuestra propiedad, convencidos de que podemos disponer de ella a nuestro antojo, son graves y peligrosas. Atacar la naturaleza es atacarnos a nosotros mismos como especie. Es hacernos un daño irreparable y es seguir tirando de una cuerda que hoy ya está muy tensa.

Estos dilemas tienen un gran componente de ética. Frente a gravísimos desequilibrios que se manifiestan como catástrofes climáticas, agotamiento de suelos, contaminación del agua, suelos y aire, aumento del nivel del mar, extinción de especies y propagación de agentes patógenos, la humanidad debe enfrentarse a su rol de perpetradora, asumiéndolo y expiando los abusos de los últimos siglos a través de acciones concretas para una rápida transición hacia una economía verde. 

Nos encontramos ante una oportunidad histórica que nos invita a ser disruptivos para construir algo nuevo, algo mejor; con mayor inclusión, mayor consciencia, mayor responsabilidad y cuidado, con ecumenismo en el sentido amplio y visión a futuro. Nos invita también a hacer un buen uso de las tecnologías de la información y la comunicación a través de las industrias del conocimiento, para reducir la huella de carbono de nuestras economías, retomando conceptos como el teletrabajo, la telesalud, la agricultura urbana, y las ciudades inteligentes a escala humana. Llegó la hora de hacernos cargo, de parar la máquina y devolverle el futuro a nuestro planeta.

 

*diputado nacional y jefe de Bloque CC ARI