Nuestro país, al igual que el resto del mundo, está siendo afectado por el flagelo del Covid-19, y, la población más vulnerable son los adultos mayores. Vulnerabilidad que está íntimamente relacionada a los cambios fisiológicos e inmunológicos que experimenta el ser humano, en esta etapa de la vida, y que lo hace susceptible -cualquiera sea su condición social- a contraer todo tipo de enfermedades, en este caso específico patologías respiratorias.
Frente a esta realidad, es necesario aunar esfuerzos sanitarios para garantizar una atención efectiva a todos los adultos mayores, brindándoles cuidado de la más alta calidad humana, desterrando la posibilidad de aplicar una sanidad selectiva. Temerosa realidad que hemos visto en países de Europa, Norteamérica y otras partes del mundo, donde se ha manifestado un modelo que intenta demostrar que la vida de los mayores -en situación de pandemia- puede pasar a segundo plano, para apostar a recuperar, en primera instancia, la salud de los más jóvenes.
Dar lugar a este de pensamiento es totalmente inaceptable, aún en su vulnerabilidad y en las limitaciones propias de la edad, el adulto mayor sigue siendo una persona con derechos inalienables, y debe ser tratado como tal.
Según el Manifiesto Europeo para la rehumanización de la sociedad, publicado el pasado 19 de mayo, aceptar la muerte "anticipada" de los ancianos a causa de una mentalidad utilitarista es una hipoteca para el futuro, ya que divide la sociedad en clases de edades e introduce el peligroso principio de que no son iguales. Por ellos, es fundamental proclamarse en defensa de las personas mayores, desterrando por completo la cultura del descarte.
Cabe destacar que en nuestro país se han realizado diversas acciones con el propósito de disminuir el maltrato a los adultos mayores y concientizar a la población en general. Mejoras de la accesibilidad en los edificios y espacios públicos; canales de denuncias de abuso y maltrato; ofertas de capacitación laboral para asistentes gerontológicos; incorporación de temas acerca de la salud del adulto mayor en los programas de formación de carreras de grado; mayor oferta de eventos culturales y sociales que promueven la participación de los adultos mayores; aporte de los medios de comunicación para orientar respecto de trámites previsionales y denuncias entre otros; grupos de adultos mayores autoconvocados que reclaman por sus derechos e intercambio generacional solidario, en relación a las necesidades en tiempo de pandemia.
Es necesario erradicar por completo el maltrato a los adultos mayores, y esto no compete exclusivamente a la dirigencia política, sino que a todos y cada uno de nosotros
Pero, aún falta camino por recorrer. Es necesario erradicar por completo el maltrato a los adultos mayores, y esto no compete exclusivamente a la dirigencia política, sino que a todos y cada uno de nosotros, desde el lugar que nos toca ocupar.
Debemos seguir trabajando para lograr universalizar la accesibilidad de los espacios y medios de transporte públicos; promover que los empleados de atención pública -en organismos estatales y privados- accedan a una capacitación acerca del buen trato a los adultos mayores; brindar información a los adultos mayores sobre cuáles son sus derechos y fomentar su denuncia en caso de que éstos no sean respetados, incluso dentro del núcleo familiar; dar a conocer a la población los contactos existentes para realizar denuncias relacionadas al abuso y maltrato a los mayores.
Recordemos que en algún momento nos tocará ocupar ese lugar. En palabras del Papa Francisco: “El anciano somos nosotros: dentro de poco, dentro de mucho, inevitablemente de todos modos, aunque no lo pensemos. Y si nosotros no aprendemos a tratar bien a los ancianos, así nos tratarán a nosotros”.
*Mag. en Gerontología Clínica, profesora adjunta de la Licenciatura en Enfermería de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.