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Diez hallazgos para reivindicar la calidad de vida en los pueblos

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| Cedoc

Se trata de un primer estudio y en un momento particular. ¿Qué implica esto? Que no sabemos si son tendencias que vienen de antes o bien se trata de fenómenos que tienen mucho de esta brutal coyuntura. Pero lo cierto es que son datos muy interesantes que existen en el hoy y son poderosos para analizarlos en un momento particular de la historia donde las vidas de todos se han visto impactadas. Veamos pues diez hallazgos de la Encuesta sobre bienestar y calidad de vida en ciudades argentinas:  

◆ Sí hay diferencias: mientras más chica es la localidad, mejor se vive. A lo largo de todo el estudio siempre es más grande la cantidad de gente de las localidades menores que supera en percepciones positivas -en casi todos los ítems- a las personas que residen en localidades más grandes. En las localidades menores hay siempre un 10% a 20% de más o de menos. Cuando hablamos de más lo hacemos sobre el bienestar emocional, sobre la calidad de vida en general o sobre la satisfacción en general, con uno mismo, con la cercanía de sus seres queridos, con los servicios. Por lo tanto, a más satisfacción también se corresponde poner en evidencia la contracara: menos preocupación, menos soledad, por ejemplo. Y esto se refleja muy especialmente en lo que refiera al momento de la pandemia, porque aumenta en las localidades más chicas la tranquilidad, la energía y vitalidad a la vez que disminuye (comparativamente) en las ciudades de mayor tamaño poblacional.

◆ Hablamos de satisfacción y la referencia se da en todos los ámbitos evaluados, pero se hace muy visible en los lazos sociales (familia y amistad), en las expectativas laborales, en los servicios que recibe en su localidad, en las oportunidades que tiene de desarrollo el habitante de las ciudades más pequeñas. El stress se siente menos a medida que baja el tamaño poblacional. Cabe aclarar que el direccionamiento o sentido de las respuestas, sea en una localidad pequeña o en una grande, es casi siempre el mismo, pero en localidades más pequeñas la diferencia siempre es para solidificar un mayor grado de conformidad.

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◆ La diversidad de servicios y oferta no es un problema. En términos generales, incluso es hasta mejor valorada en las comunidades pequeñas. ¿Es esto frugalidad, desconocimiento, acostumbramiento, conservadurismo, resignación? Seguro hay un poco de todo y seguro hay muchas otras hipótesis a explorar. Pero lo cierto es que la carencia de diversidad no es algo que tiene un impacto negativo y puede ser una virtud incluso. Hasta en cuestiones como el crédito en lo local se revaloriza porque hay mucha opción de crédito informal en los negocios locales, sólo por citar un ejemplo. En todo caso aparece algún nivel de disconformidad mayor por la oferta de ocio, recreación y lo referido a la oferta comercial en ciudades intermedias más chicas, más que en grandes y pequeñas. Es ahí, en las ciudades por encima de los 10 mil habitantes y hasta los 35 mil, donde hay una percepción crítica más notable que en el resto.

◆ Lo digital iguala. Simple: hay conformidad con la prestación de internet, hay conformidad con la posibilidad de compras digitales que hace que cualquier ciudadano o ciudadana, viva donde viva, tenga chances de consumos iguales a cualquiera. Este dato no refleja las brechas de acceso digital que también pueden existir tanto en grandes urbes como en pueblos.

◆ Lo ambiental aumenta fuertemente en pequeñas localidades. Es ahí donde más valorización existe de la conciencia ambiental entre vecinos. También de la satisfacción con el cuidado del espacio público por citar otro caso de mayor valorización.

◆ Por otro lado, la inseguridad sí tiene que ver con lo grande. Es en las grandes ciudades -en contraste con los pueblos- donde aparece quizás la brecha más significativa de todo el estudio.

◆ Más chance migratoria de irse de lo grande a lo chico que de lo chico a lo grande. Y de lo grande al exterior. Esta potencialidad migratoria tiene dos lecturas (quizás esta respuesta tenga que ver con el confinamiento en la pandemia): una, que se rompe una tendencia histórica donde potencialmente cobra atractivo lo local y pequeño antes que las grandes urbes. Se aclara: potencialidad. Significaría una reversión migratoria interesante donde más de la mitad de quienes viven en ciudades se iría a localidades menores, pero sólo un tercio de quienes viven en localidades pequeñas se iría a grandes ciudades. Lo otro es que, lo local y pequeño, también potencialmente, sería una opción que retiene más ciudadanos ante la opción de irse al exterior comparado a quienes viven en ciudades, más predispuestos a abandonar el país, y en especial los jóvenes. 

◆ El futuro es igual para todos y todas: con cambios. La pandemia alteró la percepción de estabilidad, de previsibilidad. Por igual y sin diferencias, se viva donde se viva, más de la mitad de la población cree que el futuro será distinto al que se preveía y que se verán cambios derivados de esta coyuntura pandémica.  

◆ El estado es valorado por todos y todas. Otro gran punto de coincidencia en todas las ciudades. Pero igualmente y casi en la misma proporción, se entiende al mercado como mecanismo fundamental para la dinámica de la economía. 

◆ Y, por último, a pesar de que la desconfianza en el otro es equivalente en todos los tamaños de ciudades y pueblos (nota importante: “dos terceras partes de argentinos considera que sólo se puede confiar en una minoría” y ese dato es levemente mayor en los pueblos), la vida comunitaria es un activo nacional valioso y se hace más fuerte aún a medida que desciende el tamaño de la población: la participación es significativa.

*Director Maestría en Comunicación Política, Universidad Austral. 

Asesor Fundación Colsecor.