OPINIóN
ECONOMISTA DE LA SEMANA

Economía y elecciones

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Deudas. La mayoría de los préstamos que se piden en los bancos son hipotecarios, prendarios o personales. | shutterstock

Siempre ha existido la tradición de poder pronosticar el voto popular por medio de encuestas, que nos dan un dato aproximado del resultado de las elecciones. En los últimos tiempos, este método ha presentado algunas fallas por la escasa y a veces engañosa respuesta de los consultados.

Tomando en cuenta estos resultados se nos ocurrió tratar de hacer una estimación de las elecciones para el oficialismo según varias variables económico-sociales que se van difundiendo en diferentes fuentes.

Estas variables económicas que tienen que ver con lo político son:

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  1. El nivel de actividad, que marca que nadie ha ganado una elección con una economía en recesión.
  2. El empleo privado formal, que daría una estimación de cómo ve la población sus niveles de ocupación en blanco.
  3. Después se observa la tasa de desocupación que muchas veces se contradice con los resultados de las elecciones para el oficialismo.
  4. También el crédito al sector privado nos marca una aproximación de cuánto financiamiento da el sistema bancario para los proyectos de desarrollo.
  5. La tasa de inflación que muestra las perfectivas de la economía y su relación con el Banco Central siempre por medio del financiamiento de dicho banco al Tesoro. Una tasa de inflación muy alta complica las perspectivas de un voto importante del sector productivo y de la población en general.
  6. El salario real que muestra las realidades de la economía para el trabajador en la vida práctica.
  7. Aquí introducimos una variable social como es la confianza del consumidor, que está provista por la Universidad Di Tella. Una confianza del consumidor demasiado baja no daría buenos resultados en las elecciones para el oficialismo.
  8. El nivel de pobreza que indica el grado de conformidad de la gente que no llega a cubrir sus necesidades básicas con sus ingresos. Una pobreza muy grande, cercana al 40% de la población, es una variable muy difícil de superar para el oficialismo.

Estas variables para los años en que hubo elecciones nos podrían mostrar los resultados de las variables socioeconómicas sobre el resultado de las elecciones. Hemos organizado las variables y en base a una ecuación sobre ellas hemos calculado el resultado probable para el oficialismo.

Estas variables nos proporcionan un índice que después se debe comparar con el verdadero resultado de las elecciones. Por ejemplo, para 2003 el resultado para el oficialismo da 22,2% y nuestro índice calculado da un valor de 24,1%, una cifra muy parecida. No todos los años da bien pero por ejemplo para 2019 da 27,4% cuando la realidad dio 31,8%, una cifra también muy próxima.

En el momento actual, el resultado estimado da 13,5% y aún no tenemos el resultado de las elecciones, aunque seguramente serán mayores que ese número, pero no sabemos cuánto.

La conclusión que podemos sacar es que el resultado posible para el oficialismo será muy malo y es difícil que pueda ganar las elecciones por más que el candidato sea interesante. Esperemos un poco y ya veremos el resultado.

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Otro tema importante en el que hay discusión se refiere a la variación de la actividad económica, que según el Gobierno se presenta como que va a crecer cuando la realidad es que va a caer en 3,3% en cuanto al producto bruto interno se refiere.

Esto se debe en buena medida al efecto de la sequía que hizo caer a la mitad la producción de soja y maíz para este ejercicio en relación con el del año pasado. Esto se puede apreciar en el cuadro donde se incluye, además de la Agricultura, también la Ganadería, Caza y Pesca, y se puede apreciar para este conjunto una caída de 45% en el 2do trimestre de este año, relativo al mismo trimestre del año pasado. En realidad la ganadería aumentó su producción por la falta de pastos adecuados para retener vientres, que hubiera sido una de las conclusiones aplicables a este sector para un año sin sequía.

La industria también tiene una reducción de su actividad, especialmente en el 3er trimestre de 2023 contra igual período de 2022, por la falta de insumos para la industria de la alimentación.

El sector de la construcción también se ve afectado en una importante recesión especialmente en el 3er y 4to trimestre de este año respecto de los mismos períodos del año pasado.

Aquí ya entran a jugar otras relaciones macroeconómicas que afectan al país y a los sectores sujetos a la sequía también, como todo el sistema de planes sociales y tasas de interés para los tomadores de crédito y sobre todo el descontrol fiscal que se produce a pesar de los chequeos que hace el Fondo Monetario Internacional.

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Un sector que responde bien a la situación es el de Minas y Canteras, sobre todo por la producción de petróleo y gas que se está recuperando en este año, debido a la finalización del gasoducto desde Vaca Muerta, que es el nuevo centro de producción de estos hidrocarburos.

El Comercio también caería este año por la situación de los ingresos reales, tanto de jubilados como trabajadores, especialmente los que están en la informalidad. El salario del empleado público es el que presenta el mayor aumento en este ejercicio, aunque no es muy relevante el porcentaje.

La Industria también mostraría este año una reducción aunque pequeña, y que se debe en buena medida a la falta de insumos agropecuarios e insumos importados que están muy complicados de conseguir.

En definitiva, este año tendríamos una recesión del PBI producto de la sequía y de desbalanceadas relaciones macroeconómicas, que sería del 3,3%. Esto haría que la inflación se vería moderada y no escalara a una situación muy alta justamente producto de la falta de actividad económica.

En resumen, 2023 sería un año recesivo, lo que evitaría que la inflación escalara mucho, terminando un año con 140% de inflación y -3,3% del PBI.

*Economista. Titular de la consultora OJF.