Sergio Massa, autorefenciado “Súper Ministro” tiene una tarea titánica ya que debe afrontar una gravosa situación económica y productiva, la cual no hace crecer a la Argentina en términos reales desde el año 2012. Los gobiernos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri llevaron adelante practicas económicas de modelos conservadores al momento de llevar a cabo medidas que lograran afianzar la “sintonía fina” y “el equilibrio de las cuentas” del Estado Nacional.
En el tiempo logramos ver que Cristina hizo que los afiliados de las ex AFJP pasaran compulsivamente al SIPA (Sistema Integral Previsional Argentino). Previo a esto, Sergio Massa, quien era el Jefe de la ANSES, había propuesto una medida de traspaso voluntario de los asociados del sistema previsional privado al sistema público y solamente el 20% había elegido asociarse a la ANSES.
Por ende, el sucesor del líder del Frente Renovador, Amado Boudou, para congraciarse con Cristina y que este acto le valió ser Vicepresidente de la Nación, suscribió un Proyecto de Ley que luego fue aprobado por el Congreso, poniendo en marcha así el SIPA. Cuyo objetivo no era mejorar las jubilaciones de los beneficiarios, sino más bien quedarse con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS). Con esta mecánica buscaban crear varios programas como el Progresar, Auh, Conectar, entre otros, y así pagar con el dinero de los jubilados la deuda interna que el Estado había contraído con los bancos.
Canje de deuda: Massa logró aplazar hasta 2023 vencimientos por $2 billones
Mauricio Macri venía con la idea de pulverizar la inflación, tema que debatía en los medios de comunicación y con cierta ligereza lingüística se ufanaba diciendo que era algo fácil de solucionar. No solo no fue fácil, sino que complicó aún más la situación con una mega devaluación del peso. En 4 años fue más alta que en los 12 años del gobierno Kirchnerista, producto de un modelo especulativo implementado por Sturzenegger de Letras de Liquidación del Banco Central (Leliqs y Lebacs). Otorgaban intereses por arriba del 75% y con ello sacar pesos de circulación, cuyo efecto fue el estancamiento del consumo y por ende de la producción. Al no existir un cepo cambiario, los especuladores con el interés otorgado por las Leliqs y las Lebacs compraban a mansalva dólares, vaciando las arcas del Banco Central, y de allí el empleado del mes Nicolás Dujovne articuló con Macri, Trump y Lagarde (ex Presidenta del FMI) un mega crédito de 55.000 millones de dólares de devolución corta, afectando severamente el futuro de la Nación.
Sumado a estas variables económicas generadas por el macrismo, estuvieron los tarifazos de los servicios públicos que llevaron a miles de pymes a cerrar sus puertas por no poder afrontar las facturas exorbitantes, acrecentando la desocupación y la pobreza. De allí el crecimiento de las asignaciones de los planes sociales, motivo por el cual se potencializó el poder de las organizaciones sociales, las cuales hoy juegan políticamente.
Los amigos radicales de Sergio Massa... y los que no
Ahora bien, argumentaba en párrafos anteriores que tanto Cristina como Macri tomaban medidas conservadoras y las tapaban con el traje de social demócratas. Pero no debemos olvidar que después de los dos primeros periodos de Perón (1946 – 1955), los gobiernos sucesivos tomaron deuda externa a granel, y para cumplir con los pagos ante organismos de créditos internacionales y organismos nacionales tomaban dinero del Banco Central y de la Caja de Previsión Social para cubrir los compromisos, desangrando la economía del país y ocasionando una herencia penosa para la sociedad.
Menos planes y más trabajo
En base a mi ojo crítico de la realidad, puedo decir que el país no necesita Salarios Universales o aumentos de planes sociales. Todo lo contrario. Se necesita un plan industrial que forje trabajo y distribuya la riqueza como lo marca tanto la filosofía como la ciencia política. Se necesita eliminar impuestos distorsivos, retenciones al agro, impuesto al cheque, el impuesto a las ganancias que se les impone a los trabajadores y bajar impuestos explícitos como el IVA, Ganancias, Aduaneros. Se necesita crear una nueva moneda que de confianza a la población y al mundo. Es necesario que el Estado subsidie a las Pequeñas y Medianas Industrias que son la raíz misma de la fuente de empleo y la innovación. No creo en los ajustes que debe hacer el Estado para normalizar la economía, ya que eso se traduce en pobreza y desocupación. Ya lo vivimos con el pasar de los inviernos, los planes primaveras y las desregulaciones. Nos llevó a que hoy padezcamos una pobreza extrema dónde el 50% de nuestro pueblo sufre sus consecuencias y con una falta de claridad en la apertura de fuentes laborales para nuestros jóvenes y adultos, que es lo que motoriza a un país.
Como decía en un principio, Massa debe afrontar una tarea monumental. A diferencia de Guzmán y Batakis, el tigrense tiene el respaldo político de su propia organización, componente clave de la conformación del Frente de Todos. Es así, que una de las medidas y decisiones más fuertes que tomó fue en la Secretaría de Energía, donde se fueron Martínez y Basualdo, hombres muy ligados al Kirchnerismo. No tenemos que ponerle el mote de “súper ministro”, ni tampoco es Gelbard, quien durante la tercera presidencia de Perón logró frenar la inflación y nivelar las cuentas públicas. No era economista, al igual que Massa, pero era un gran negociador y formó la Confederación General Económica que en conjunto con la Confederación General del Trabajo (CGT) tuvo como única vez un Pacto Social serio y constructivo, pero claro, arriba estaba Perón; cómo Cavallo que en 1991 pudo realizar grandes transformaciones porque Menem acompaño esas medidas y las defendió hasta el 10 de diciembre de 1999.